El Juicio político ¿al servicio de qué y de quién?

Figuras democráticas que deberían ser mecanismos para garantizar e impulsar la responsividad de los gobernantes, es decir, que su ejercicio gubernamental responda a los intereses ciudadanos, están siendo desvirtuados y puestas en función de intereses fútiles. El ejercicio de la consulta ciudadana utilizada para enjuiciar a ex presidentes, al igual que la revocación de mandato, se convirtieron, en la práctica,  en ejercicios impulsados desde los gobiernos morenistas para medir o buscar aumentar su popularidad. Estuvieron viciados de principio a fin.Lo mismo está sucediendo con la figura del juicio político. En la capital de Sinaloa,Culiacán, está procediendo un juicio político contra el alcalde morenista, Jesús Estrada Ferreiro. Mismo que a pesar de tener un ejercicio gubernamental caracterizado por la prepotencia, la confrontación y la desatención a grupos vulnerables, no existen razones penales/legales que sustenten la aplicación de un juicio político. Incluso si comparamos sus “faltas” con los motivos que han llevado a  juicio político a otros gobernantes en nuestro país, lo de Estrada es cosa menor.  Los antecedentes en México son: Obrador en 2006 por desobedecer un auto de suspensión definitiva en materia de amparo; y César Godoy en 2009 acusado de tener vínculos con el cártel de la familia michoacana.Entonces, ¿cuál fue es el delito de Estrada? Contrariar al gobernador.En este contexto se ha empezado a hablar de que el mecanismo de juicio político se podría aplicar a otros presidentes municipales de Sinaloa como al “Químico Benitez”  en Mazatlán y Cosalá. Mismos que también han contrariado al gobernador y han sido disidentes de la política oficialista.Aquí sucede que lo que MORENA no puede –y que debería- resolver con política o a través de mecanismos de control internos de su propio partido, quiere resolverlo a través de las figuras democráticas y de las instituciones que deberían estar al servicio de la ciudadanía y no al servicio de las querellas de los militantes/gobernantes de MORENA.Este es el síntoma de un problema de origen que presenta MORENA. Nunca han trabajado en su consolidación como partido: no han construido estructura, mucho menos mecanismos para canalizar y resolver la disidencia. Y,  menos aún, se han ocupado de formar políticamente a sus miembros, por tanto no tienen capacidad de resolver con política las discrepancias.Esto también encaja en la lógica de los gobiernos izquierdistas: servirse de las instituciones y de los impuestos de la ciudadanía para sus propios intereses. Es una lógica parasitaria. Pues mientras el Congreso de Sinaloa debería estar discutiendo  una agenda que responda a los intereses de la ciudadanía y de Sinaloa, están discutiendo y polemizando en torno a las disidencias del Gobernador con un alcalde.Los trapos sucios se lavan en casa, ¿para que salpican a la ciudadanía?¿No deberían ocuparse de temas más fundamentales? ¿Cómo darnos Justiciar por el asesinato de nuestro colega Luis Enrique Ramirez?



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