Paola Luttini tiene un don, que tal vez ella no lo sepa, o quizá lo asimiló desde hace mucho años. Pero sabe lo que quiere y cómo llevarlo adelante. Y este que parecería ser un cliché, es un dato no menor para el área en el que se desempeña, ya que dirige desde que tiene 19 años y desde hace un tiempo creó Pronoia, su productora con quien lleva adelante “Sex”, en los diferentes formatos que se fueron adaptando por la pandemia, “Mujeres en el Baño”, y desde hace poco “Julio Cesar” con junto a Moria Casán y gran elenco, y donde con cada proyecto se metió de lleno en un universo de hombres poderosos y de otra generación.
“Creo que la parte de la producción tiene muchos más prejuicios, porque bueno, la productora pone la plata y no está muy bien visto que la mujer sea la que pone la plata. Es histórico, es cultural, viene de añares y no solo en la producción teatral, pasa en todos los lugares de poder, donde lo económico no está asociado a la mujer”, nos cuenta en una charla en la que hablamos de todo para Filo.News.Y siguiendo con la línea de enumerar aquellas cosas que la hacen diferente, es justamente marcar este punto, el de ser productora y al mismo tiempo involucrarse de una manera afectiva tanto con sus proyectos, como con los elencos con los que trabaja.
Foto | @paolaluttini
Por eso a la hora de elegir un nuevo desafío nos cuenta ¿Qué es lo que tiene en cuenta?: “Dos pilares muy importantes a la hora de elegir son: la gente con la que voy a trabajar, tiene que haber algo de las personas, en ese proyecto, algo a nivel humano que a mí me den ganas de estar en ese lugar. Y lo otro es lo artístico, ahí necesito encontrar algo que me ilusione, que me motive, que me divierta, me aburro fácil. Entonces tiene que ser algo que me corra del lugar común. No me gusta lo convencional”, afirma.Y asegura que su carrera como productora, a falta de referentes, la fue creando de manera intuitiva.“Históricamente la producción es un lugar frío y distante, y en ese lugar yo no me identifico. A mí me interesa mucho lo humano, el grupo, el dialogo, la horizontalidad que a veces el productor tiene una jerarquía que la hace notar y a mí no me interesa para nada ese lugar. Y cuando hablo de manejarme intuitivamente es justamente porque no me he cruzado con productores o productoras que trabajen de esa manera y yo no estoy dispuesta a ceder”, advierte.
Y sostiene: “Para mí no es diferente como yo soy en mi vida, a cómo yo me manejo con mi trabajo. Obviamente a veces las situaciones me llevan a ponerme algunas corazas, porque soy muy sensible, y me tomo todo personal, y busco cuando armo equipos que sean armoniosos, y amorosos”.Además de las producciones que llave adelante, Paola dirige “La Casa Oscura” una obra teatro-documental, escrita por Mariela Asencio y Maruja Bustamante donde las tres realizan una fuerte y descarnada crítica al sistema de salud mental.-En tu faceta de directora al frente de la Casa Oscura tuviste que trabajar con dos actrices que no solo escribieron la obra, sino que le pusieron el cuerpo a sus propios trastornos ¿Cuáles fueron las dificultades de llevar adelante este proyecto?“Cuando a Mariela (Asencio) la diagnosticaron con trastorno obsesivo compulsivo, creo que fui una de las primeras personas en enterarme, ella es una de mis mejores amigas. Y me dijo, Pao yo quiero hacer una obra de teatro con esto y quiero que vos me dirijas”, comenzó explicándome.
“Y ahí se juntaron esos dos pilares que necesito para llevar adelante un proyecto, el factor humano y la idea, así que esa fue mi entrada. Después ella la invitó a Maruja (Bustamante), y la realidad es que fue un proceso difícil y muy nuevo para mí. Porque generalmente uno cuando hace teatro hace ficción, y bueno acá no solo estábamos hablando de la vida de esas dos personas sino que estábamos tocando un tema que las atraviesa y las angustia profundamente. Entonces no es liviano de llevar”, asegura. Y sumó: “Mi rol como directora fue terapéutico y las tres atravesamos toda la pandemia, porque la obra se iba a estrenar antes y no pudimos y en todo este tiempo nos hicimos una familia. Y nos abrazamos y pudimos sacar adelante este proceso que fue doloroso para las tres. Y así como doloroso fue inmensamente gratificante”.La obra que ya lleva un tiempo en cartel, se presenta todos los viernes en el Galpón Guevara, es de esas experiencias que te modifican desde la butaca, son de aquellas que crecen con el famoso boca en boca, porque al salir del teatro algo te implora que la recomiendes. Ese hilo, se extendió tanto que llegó a los oídos de Carla Vizzotti, la Ministra de Salud, que fue a ver la obra, y al igual que los demás espectadores, no quedó indiferente.Sobre este episodio, que tuvo sus frutos, Paola contó: “Un día estábamos en una función y giro la cabeza, veo a todos en la platea con barbijo, y digo, ´che me parece que es Vizzotti`, bueno lo hablo con mi asistente de dirección que me confirma la presencia. Nosotros no sabíamos que iba a venir, ella compró las entradas por una amiga justamente para que no quedara registro, y vino porque había escuchado hablar de la obra y la temática”, comentó.
“Cuando termina la obra le pregunto a Vizzotti si no se quería sacar una foto con nosotras, y ella accede, y cuando nos acercamos ella estaba con lágrimas en los ojos”
“Ahí me reúno con las chicas y les digo “miren que está la Ministra de Salud la obra la vamos a hacer igual” porque la obra es muy crítica con el sistema de salud y dijimos ¡qué mejor que ir a la ministra de salud con todo lo que tenemos para contar!”, expresó.“Cuando termina la obra le pregunto a Vizzotti si no se quería sacar una foto con nosotras, y ella accede, y cuando nos acercamos ella estaba con lágrimas en los ojos”, dice.Y agrega: “Primero nos pidió perdón en nombre del sistema de salud, diciendo que la verdad le dolía mucho y que ella tenía que hacer algo al respecto. No solo por estos casos concretos, sino por la salud mental en general. Como que necesitaba comprometerse a full. También nos dijo que cuando le pedimos la foto ella pensó que nosotras la íbamos a querer matar”, comenta entre risas.Sin embargo admite que en aquel momento pensó, que todo iba a quedar en una conversación amena y por demás políticamente correcta, No obstante, dos semanas después llegaría la sorpresa de que la Ministra cumpliría con su palabra.“Dos semanas después de que vino Vizzotti y nos dijo “yo algo voy a hacer”. Hizo una función para los 24 ministros de salud de la argentina. Vino gente de la OMS y todas las autoridades de salud de las prepagas, de los hospitales, sanatorios. Así que hicimos una función para el mismísimo sistema de salud de la argentina”, manifiesta efusiva.“Después de esta función especial hicimos una charla debate que la condujo Vizzotti con todas las autoridades, médicos, psiquiatras y todos hablaban con mucha empatía del amor, del acompañamiento. Nosotros pensamos que iba a ser una charla súper técnica y no, hablaron de como el arte salva y como muchas veces la empatía y el amor fallan en el sistema de salud”, fue muy emocionante, asegura.“Sabemos, y la obra lo cuenta, que el sistema de salud no está preparado para atender urgencias, no hay ambulancias, te pasa algo y no sabes a donde ir, porque probablemente te manden a tu casa sin solución. Hay mucha falta de información. Y la Ministra nos dice que hay todo un trabajo que hay que hacer integral en torno a todo lo que es salud mental, que no recaiga solo en los y las psiquiatras, sino que exista un protocolo de contención para que el paciente no llegue desbordado, desgastado y maltratado después de pasar por situaciones violentas donde no solo no recibe respuestas sino que se lo desestima y lo mandan a la casa”.La obra también hace un punto muy importante en cuando hablan acerca de la lógica y la enfermedad, ahí ambas actrices mantienen un diálogo donde describen lo que reciben por parte de un entorno que intenta a diario convencerlas de que todo se trata de una idea en su cabeza, pero que el mundo es lindo. Como si tener un trastorno mental fuera una cuestión de voluntad, de ponerse las pilas y darle para adelante. Y nos interpela de lleno al sentir cuanta comprensión e información nos falta, para no solo entender, sino, no obstaculizar con nuestros intentos por “ayudar” a ese otro que está padeciendo.Y sobre esto también conversamos un poco con Paola que nos contó su caso personal: “En mi caso tengo una fobia a los gatos y muchas veces tengo que mentir y decir que soy alérgica para que me entiendan, como si solamente una manifestación física fuera valedera para decir ah ok, si te creo tenés un problema. Y mi fobia se tratase de un tema de ganas. Comento que le tengo fobia a los gatos y me dicen, pero mira que el mío es re bueno, no hace nada. Es un tema de desinformación total”.”No estamos formados para poder entender que la otra persona está sufriendo y que no le gusta eso que le sucede, no es una cuestión de voluntad, no lo puede evitar”, puntualiza.Volviendo un poco a su rol como productora me contó acerca de los otros proyectos que lleva adelante como Sex, donde formó familia con José Muscari y Mati Napp, como le gusta decirlo, y su primera producción teatral que fue “Mujeres en el Baño”, ambas en cartelera y sobre ellas nos mencionó: “Bueno mujeres en el baño y sex son dos obras completamente distintas pero que tienen un factor común que es la exhibición de los cuerpos, si se quiere decir y las dos obras para mi tienen puntos en común. Ambas son muy trasgresoras desde el discurso, de lo que vienen a contar, de lo que quieren generar. Son obras que posiblemente incomodan, que te dejan pensando y bueno que aparte tienen un talento arrollador que cuando las ves en escena son un desfile de talento”.
También, y muy en su estilo, tiró abajo los prejuicios que envuelven a estas obras: “Sex es una obra que viene desde hace cuatro años, donde yo la produzco y tengo una incidencia artística muy importante, la obra somos Mati Napp, José Muscari y yo y pasó por miles de formatos, lo adaptamos en la pandemia y siempre con muy buen recibimiento por parte de la gente. Fuimos a Carlos Paz, hicimos gira nacional y en julio me estoy yendo a España donde posiblemente hagamos un elenco allá”, afirmó.
Y en esta obra, así como lo hice en La Casa Oscura, aprendo mucho, a nivel sexual yo tenía una mente por ahí más conservadora y con esta obra me replanteé mis prejuicios y creo que a le gente le pasa lo mismo, creo que vienen con la idea de vamos a ver gente en bolas y se van con la mente más permeable, porque en SEX hay discursos, hay ideas y hay una intención de saber qué es ser deseado, que es ser deseante, de la concepción de los cuerpo, de las prácticas sexuales. Y aquellas cosas que no se hablan y que primero nos surgieron a nosotros y nos preguntamos y después lo volcamos al espectáculo”, aclaró.Asimismo diferenció del formato de SEX la versatilidad de la obra para sobre adaptarse a todo y dejar un mensaje claro: “Es una obra que la gente agradece porque además de ser entretenido, te vas pensando en algo. Hay algo que la obra intenta modificar para que descubras y por ahí te encuentres mirando algo que no sabías que te gustaba. Es un lugar donde se invita a despojarse de los prejuicios y ahora integramos al elenco a Sol Despeinada y Evelyn Boto que traen su impronta y renuevan el espectáculo”.“Yo elijo espectáculos que no están solo para entretener sino que generen algo más y primero necesito que eso me pase a mí. Para después ponerlo en escena y ver qué le pasa a ese espectador”.Para cerrar le pregunté cuán difícil era despedirse de un espectáculo y suspiro mediante, respondió: “¡Qué pregunta!, bueno para mí siento que no tanto del proyecto, porque los proyectos tienen ciclos que se cumplen. Pero cada proyecto es una familia. Yo soy re comprometida humanamente y si, generalmente uno dice, bueno después nos seguimos viendo y tal vez en la carrera uno se vaya cruzando, pero esa familia que se armó se corta y a mí eso es lo que más me cuesta. El vínculo, romper esa familia. Porque soy muy de extrañar y nunca es lo mismo. Y mientras estamos embarcados en la obra hay como una energía que te une, que cuando termina se disuelve y eso es lo que yo extraño”.
