La imagen positiva que deja el Presidente Boric en medio de una cuestionada Cumbre de Las Américas



Este jueves se llevó a cabo la esperada reunión bilateral entre el Presidente Gabriel Boric y su par de Estados Unidos, Joe Biden, en el contexto de la novena versión de la Cumbre de las Américas, celebrada en Los Ángeles. California, y que tendrá hoy, viernes 10 de junio, su punto final. Así concluirá la gira de la delegación chilena, encabezada por el Mandatario, que tuvo un paso previo por Canadá, donde sostuvo un comentado encuentro con el primer ministro de dicho país, Justin Trudeau.
En la cita de este jueves, Boric solicitó a EE.UU. “que se mire a América Latina como iguales” y Biden ofreció un grupo de trabajo para abordar el alza en el costo de la vida. Además, Chile manifestó su preocupación sobre las sanciones a Rusia y el impacto de la guerra, se abordó un pacto tributario global contra paraísos fiscales y se planteó preocupación sobre la crisis migratoria y Venezuela.
Una vez concluida la bilateral, el Mandatario chileno expresó –a través de su cuenta de Twitter– que “en la medida que EE.UU. entienda que países de América Latina somos sus pares y jamás subordinados, podremos trabajar juntos. Es condición necesaria para un nuevo trato continental que promueva en el mundo la democracia, los derechos humanos y la lucha contra el cambio climático”.
A través de la mencionada plataforma, el Presidente Boric detalló que “con Joe Biden discutimos estrategias continentales para enfrentar alza del costo de la vida para nuestros pueblos. Además trabajaremos por pacto tributario global contra paraísos fiscales. Desde el Sur estamos comprometidos por un desarrollo sostenible y equitativo”.
Una reunión que se enmarca en una Cumbre de las Américas  que estuvo previamente marcada por la polémica de la exclusión de los gobernantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, por considerarlos “dictadores”, lo que repercutió en que los mandatarios de México, Andrés Manuel López Obrador; Bolivia, Luis Arce; y de Honduras, Xiomara Castro, decidieran restarse de la cita, en señal de apoyo. A estas bajas se sumaron las del presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, quien acusó problemas “de agenda”, y su homólogo de Uruguay, Luis Lacalle Pou, que suspendió su participación debido a que contrajo COVID-19. Ausencias notorias que permiten dilucidar que probablemente serán muchos los temas que quedarán pendientes, donde las críticas apuntan a Biden, como anfitrión y organizador del encuentro, quien ha enfrentado serios problemas en su gestión interna.
Al respecto, la analista política y académica de la Universidad Alberto Hurtado, Isabel Castillo, señaló que “ciertamente, no va a ser un gran éxito esta cumbre, donde la figura de Biden, en su política doméstica, no viene en un momento fuerte, lo que también influye en cómo enfrenta el país anfitrión este evento y, en ese sentido, creo que la visita a Canadá pudo haber tenido un impacto mucho mayor, por las diferencias en las figuras de Biden vs. Trudeau, y a causa principalmente de la gran crítica interna que tiene el mandatario estadounidense, que pasa por un momento interno complejo”.
Una reunión bilateral que no tuvo mayores repercusiones, considerando que horas antes la atención estuvo puesta en un “desaire” de Boric a EE.UU., en el contexto de la firma de una declaración para la protección de los océanos impulsada por Chile y que contó con el patrocinio de ocho países del hemisferio. En ese contexto, el mandatario emplazó al país anfitrión –y otras naciones desarrolladas– a que se sumaran a este tipo de iniciativas, sin advertir que tan solo a unos metros de distancia estaba sentado John Kerry, en representación de la Casa Blanca. Un momento incómodo que obligó al Presidente chileno a rectificar sus dichos, tras ser notificado por la canciller, Antonia Urrejola.
“Disculpa, una pequeña rectificación de mi parte. Yo, cuando hice nuestra mención a los países desarrollados para empujarlos acá, estaba pensando en Europa, China, India, mencioné a Estados Unidos. Estados Unidos está acá presente, con John Kerry. Y eso también es tremendamente importante para nosotros. Canadá y EE.UU. son parte del G7 y no me cabe ninguna duda de que también desde ese liderazgo vamos a poder empujar al resto de los países desarrollados a sumarse a esto”, dijo Boric, exculpándose de su error.
Una gira positiva, en medio de una cuestionada cumbre
Más allá de los errores, se trata de una gira que deja satisfecha a la delegación chilena, porque ha permitido reafirmar su política exterior y consolidar una imagen que resulta atractiva en el ámbito internacional. Analistas coinciden en que, en términos generales, el balance es positivo, debido a que se han posicionado distintos temas, reforzando la imagen de un Gobierno que se define como progresista, diferenciándose de otros gobiernos latinoamericanos que son más de izquierda, pero que en materias de derechos humanos pueden ser más ambiguos. Reflejo de esto fue la propia decisión de Boric de participar de esta cumbre, a diferencia de sus pares de México o Bolivia, y las reuniones que sostuvo la canciller Urrejola con la oposición nicaragüense, acciones que llaman la atención y que posicionan al Presidente chileno como una figura política de interés.
Al respecto, el cientista político, analista internacional y exembajador de Chile en Cuba y Colombia, Gabriel Gaspar, considera que “es una cumbre que probablemente nos deje con mucho sabor a pendiente, pero en ese cuadro, sin embargo, creo que la presencia de la delegación chilena, encabezada por el Presidente Boric, es y ha sido muy llamativa y positiva, porque va a permitir mostrar cuáles son las diversas facetas de la política exterior de Chile, y evidenciar que, en el contexto de un continente que está en una situación muy tensionada por temas económicos, migratorios y de seguridad, Chile trata de avanzar en caminos institucionales, buscando resolver sus problemas por la vía de crear más democracia, como dice el Presidente Boric, lo cuál es positivo. Por lo tanto, si la cumbre va a dejar temas pendientes, creo que la presencia chilena deja una imagen positiva”.
Analistas coinciden en que la agenda que promueve el actual Gobierno despierta interés y curiosidad en el exterior, al tratarse de una agenda progresista en términos de género y medioambiente, pero que además es de una sola línea en términos de derechos humanos. “Además, existe una genuina curiosidad por el proceso que está viviendo Chile, donde en algunos casos se mira de manera escéptica, en otros casos con ojos más positivos, pero hay una curiosidad por el proceso constituyente y cómo afecta o no a la inversión, por lo que que hay ojos puestos en el país, y en ese sentido creo que el Gobierno lo ha aprovechado bien, en cuanto a llevar a su agenda y consolidar un discurso que ratifica su compromiso con cambios estructurales, pero que sean de manera gradual y con acuerdos amplios, donde el Presidente ha señalado que no se va a cambiar en el corto plazo el modelo económico, con lo que se busca atraer la inversión”, agregó la politóloga y académica de la Universidad Alberto Hurtado, Isabel Castillo.

En la búsqueda por posicionarse como un actor relevante en el continente, la administración encabezada por el Presidente Boric ha apuntado a establecer agendas en común con diferentes países, entre ellos, Canadá y Estados Unidos, con el objetivo de generar acuerdos que estén alineados con la propuesta programática que vienen trabajando desde La Moneda, y donde se cruza el proceso constituyente.
Así lo cree el académico e investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales, Germán Campos-Herrera, quien considera que “todos aquellos procesos importantes que en este momento se están llevando en Chile, se traspasan también a su política exterior, dejando en claro que no toma distancia en elementos de inversión y de política, pero sí puntualmente en aquellos que tienen que ver con los derechos, con la cuestión de género y demás, lo que le calza como anillo al dedo a Boric”.
Finalmente, respecto a la organización de la novena versión de la Cumbre –la que culmina durante la jornada de este viernes–, existe coincidencia en que probablemente fracasó en su intento por lograr grandes acuerdos, después de que fuera concebida por Estados Unidos como una oportunidad para impulsar una nueva agenda regional, después de años de indiferencia o de la denominada “política de castigos y amenazas” llevada a cabo por el expresidente Donald Trump hacia América Latina. Al parecer, las intenciones no fueron suficientes y el lema del encuentro, “Construyendo un futuro sostenible resiliente y equitativo”, se esfumó, incluso antes de iniciado el evento.
Siguiendo esa lógica, el analista político y exembajador, Gabriel Gaspar, considera que “esta es una cumbre que a muchos nos cuesta entender cuál es el objetivo principal de convocarla, porque no aparece, tanto en su diseño como en los énfasis que ha tratado de colocar el país anfitrión, que es el que organiza. Porque, a modo de ejemplo, si el tema central era la migración, que es uno de los temas más importantes en el continente, el resultado práctico es que a esta cumbre no asiste la mayor parte de los países que impulsan población, que son los países centroamericanos, como Honduras, El Salvador, Guatemala; no asiste México, Venezuela, Cuba, que son los países que impulsan población. Entonces, cuesta entender cómo se va a lograr un acuerdo sobre inmigración si una de las partes no está presente, lo cual es un tema práctico, más allá de las discusiones políticas”, sostiene.



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