El preámbulo enfrenta un difícil escenario de cara al Pleno, pese a surgir de un amplio acuerdo político



“Para mí es importante que en el preámbulo se haya tenido el voto a favor de Elisa Loncon y el mío en el caso de la centroderecha, porque son dos visiones bastante distintas. Dos sectores que han estado muy distantes en el funcionamiento de la Convención Constitucional, cedieron posiciones y logramos este acuerdo”, dijo a El Mostrador Raúl Celis (RN), sobre la propuesta de preámbulo a la que se llegó el 26 de mayo.
Se aprobaron cuatro párrafos con los votos de integrantes del Colectivo del Apruebo, el Colectivo Socialista, Independientes por una Nueva Constitución o No Neutrales (INN), el Frente Amplio (FA), la Coordinadora Plurinacional, Escaños Reservados y Renovación Nacional (el voto de Celis). Esto, luego de que se lograra llegar a una propuesta que recogía elementos de los cinco preámbulos que fueron aprobados en general.
El 23 de junio serán sufragados por el total de los convencionales, por inciso, es decir, cada párrafo por separado, y necesitarán el apoyo de 2/3 –103 convencionales– para pasar al inicio de la propuesta de nueva Constitución.
La mayoría de los convencionales que fueron parte del acuerdo aseguraron que los integrantes de sus respectivos colectivos quedaron conformes con el texto, sin embargo, otros, en conversaciones de pasillo, señalaron que no les gustó el resultado y que estudian qué incisos aprobar. Los dos puntos que destacaron como controvertidos son: “estallido social”, para convencionales de la centroderecha y una parte de la centroizquierda; y “salida institucional”, para colectivos de izquierda e independientes.
Sin embargo, las decisión de voto todavía no está tomada, ya que recién el jueves pasado se presentaron las indicaciones en la Comisión de Armonización, luego que el martes se presentaran las de Normas Transitorias, por lo que los constituyentes afirman que su concentración estaba en esos dos acontecimientos y que esta semana estudiarán las opciones que tienen frente al texto de preámbulo.
“El preámbulo es una justificación política, social y cultural que una generación determinada desarrolla”, explicó el doctor en Historia e investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), José Luis Ossa. Indicó que, como historiador, los lee “como hojas de ruta que generaciones que se han dado la tarea de redactar un nuevo pacto constitucional les entregan a las futuras generaciones”, y que dichos textos “son esencialmente políticos, porque son el reflejo de una coyuntura política que debe quedar explicitada en ellos”.
Según el investigador, no todas las constituciones chilenas tienen un preámbulo: “La Constitución del 33, del 25 y del 80 no tienen. Pero las que sí tienen son verdaderas fuentes históricas, porque responden a la coyuntura que ha permitido la apertura del proceso constituyente determinado”.
Como ejemplo, nombró el preámbulo del “Reglamento constitucional de 1812”. “Hace alusión a la crisis monárquica, a que el rey está preso, a que hay que declarar una autonomía, pero que esa autonomía no se debe confundir con la independencia”. Detalló que el de la Constitución de 1828 “es un verdadero catálogo de lo que es el liberalismo clásico. Están las libertades individuales, están los derechos de los individuos, una defensa al régimen representativo, a las elecciones directas”.
Los cuatro incisos que serán votados por el Pleno son:
-“Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático”.
-“Considerando los dolores del pasado y tras un estallido social, enfrentamos las injusticias y demandas históricas con la fuerza de la juventud, para asumir esta vía institucional a través de una Convención Constitucional ampliamente representativa”.
-“Con ello, hemos decidido mirar hacia el futuro con esperanza y cambiar nuestro destino sin importar el origen, condición o creencias de cada cual; para construir una sociedad justa, consciente de su relación indisoluble con la naturaleza amenazada por la crisis climática, que promueva una cultura de paz y diálogo, con un compromiso profundo por los Derechos Humanos, la justicia, igualdad y libertad”.
-“De esta manera, en ejercicio del poder constituyente, adoptamos la siguiente Constitución Política de la República de Chile”.
Con la frase “conformado por diversas naciones”, Isabella Mamani, de Escaños Reservados y representante del pueblo aymara, aseguró que se “reconoce a los pueblos originarios que hemos estado invisibilizados en todas las constituciones anteriores”.
Wilfredo Bacian, de la Coordinadora Plurinacional, representante del pueblo quechua e integrante de la Comisión de Preámbulo, puntualizó que tal concepto le “hace justicia a casi 200 años de invisibilidad de los diferentes pueblos que habitan en Chile desde enero de 1825 (Parlamento de Tapihue), que el Estado chileno no admite diversas culturas, con sistemas comerciales y jurídicos propios, con autonomías, territorios, idiomas y estructuras sociales diversas. De modo que, incluir este término, permite reintegrar a las políticas públicas la idea de convivencia y coexistencia con respeto a esas diferencias”.
Victorino Antilef, también de la Coordinadora y representante del pueblo mapuche, dijo que “en el caso mapuche puede ser muy alentador, porque nosotros tenemos la esperanza de que con esta nueva Constitución se pueda abrir un cauce institucional distinto, más abierto y dialogante para poder ir resolviendo cada uno de los conflictos que afectan a los territorios”.
Cristina Dorador, la convencional de Movimientos Sociales Constituyentes (MSC), doctora en Ciencias Naturales especializada en microbiología, e integrante de la Comisión de Preámbulo, aseguró que estos párrafos sirven para poner un contexto sobre “dónde estamos y también cómo llegamos a esto”. En ese sentido, fue enfática en señalar que la nueva Constitución “se caracteriza por ser la primera bajo una lógica y un marco de crisis climática, y eso complejiza las decisiones políticas que se tienen que tomar a presente y a futuro, por este marco que está sobre ciertos intereses. Por eso, es necesario que quede explícito, como está en la propuesta”.
Raúl Celis (RN) explicó que concurrió con su voto por estar de acuerdo con los cuatro párrafos, pero puntualizó que esto le significó “hacer concesiones”. Sin embargo, estuvo por incluir el concepto de estallido social: “Es un hecho de la causa, incuestionable. Lo importante es que se haya canalizado por vías institucionales”.
“Es importante distinguir el estallido social de los hechos de violencia. Los hechos de violencia del 18 de octubre son distintos de las protestas y posteriores. Muchas de las causas que se alegaban tenían justificación. Tenían una base innegable, entonces, yo podré discrepar de algunos alcances del párrafo, pero en lo general me parece que reflejan una realidad. La Constitución es la respuesta institucional a una crisis política severa que vivió el país, que esta crisis severa partió con hechos de violencia que después dieron lugar a manifestaciones con numerosas peticiones”, puntualizó.
Los reparos al interior de los colectivos que ponen en riesgo el preámbulo
Al interior del Frente Amplio (FA) explican que todavía no se ha tomado una decisión sobre si aprobar o no, pero que habría una mayoría conforme con el texto. Sin embargo, apuntan al término “estallido social” como incómodo para la centroderecha y una parte de la centroizquierda, y “salida institucional” como un concepto criticado por una parte de la izquierda al interior de la Convención, por considerar el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 como uno firmado “entre cuatro paredes”, por haberse tratado de una solución de los parlamentarios.
De acuerdo con uno de los coordinadores de la Comisión de Preámbulo e integrante de INN, Jorge Abarca, los miembros de su colectivo han manifestado apoyo a la propuesta de preámbulo. Sin embargo, en los pasillos, los convencionales de No Neutrales aseguran que se sigue midiendo la temperatura al interior del grupo y que habría problemas con algunos incisos. Explican que podrían estar por aprobar algunos, como el primero y el último, pero que son temas que deben evaluarse por “el riesgo de que quede un texto incoherente”.
Mientras que el convencional miembro de esta comisión e integrante del Colectivo Socialista, Mario Vargas, planteó que “era importante nombrar el hecho del estallido social sin dar especificaciones, ya que creímos importante que la memoria histórica esté dentro del texto de preámbulo”. Claudio Gómez, también del Colectivo Socialista, sostuvo que la demanda por una nueva Carta Magna nació mucho antes, “desde el mismo momento en que se aprobó la Constitución del 80”.
“Son diversas generaciones las que han empujado una nueva Constitución. Antiguos profesores de derecho constitucional, militantes de partidos políticos, movimientos sociales, los que marcaron la ‘AC’ desde el año 2010 en adelante, el proceso constituyente de la Presidenta (Michelle) Bachelet el año 2016. Sin duda, octubre de 2019 fue la llave que abrió el candado del proceso constituyente, por tanto, creo que el preámbulo a lo menos debió haber sido más convocante a toda la historia de las demandas por una nueva Constitución, más que al hecho –que por supuesto es positivo– relativo a octubre de 2019”, manifestó Gómez.

Además, el integrante del Colectivo Socialista subrayó que en la historia constitucional chilena “no son frecuentes los preámbulos”, y añadió que quedar sin uno en ningún caso es sinónimo de que “falten elementos”. Al interior de este grupo los convencionales afirman que por ahora están divididos más o menos por la mitad, entre quienes se declaran llanos a votar algunos incisos y quienes están estudiando si rechazar el preámbulo completo o, al menos, el segundo párrafo.
Miembros del Colectivo del Apruebo han dicho que se podría prescindir del preámbulo. Agustín Squella, miembro de ese espacio, sostuvo que, pese a que la propuesta es “resultado de un arduo trabajo y consenso de la comisión respectiva”, “no da bien ni completamente cuenta del contexto en que surgió el proceso constituyente y la propuesta de nueva Constitución, ni refleja tampoco adecuadamente las expectativas que pueden ponerse en la nueva Constitución”.
Squella planteó que el contexto histórico podría haber sido mejor acabado si es que se relevaba “el acuerdo político e institucional que permitió dar cauce a una fuerte crisis social y política, ponernos de acuerdo en que la Constitución de 1980 no daba para más, y enfilar a una Constitución para Chile del siglo XXI”.
Recalcó que habría preferido que se utilizara como preámbulo “algún breve texto pertinente de uno de nuestros poetas o poetisas mayores, que los tenemos en buen número. Algún texto de Neruda, de Mistral, de Nicanor, de Violeta Parra, de Zurita”, puntualizó.
Como representante de Pueblo Constituyente, Fernando Salinas integra la Comisión de Preámbulo. El convencional expresó que el texto es correcto, pero que –a su juicio– faltó más contexto de la crisis climática y de la relación con la naturaleza. En concreto, “debería haberse mencionado que la crisis climática es producto de la acción humana, porque eso es bastante relevante; que no parezca algo externo que aparece y de lo que tenemos que hacernos cargo”, dijo.
Otro de los puntos con que no quedó conforme dice relación con la frase “con la fuerza de la juventud”. “Yo creo que todo el estallido social y el proceso constituyente se debe a que los jóvenes salieron a las calles, generaron un ambiente de protesta en el país, pero ellos partieron. Creo que fuimos poco generosos con la juventud y solo los mencionamos. Se debió enfatizar que gracias a los jóvenes se produjo todo este proceso. Obviamente no son solo ellos. Ellos lo inician y después se incorpora toda la sociedad chilena por la serie de críticas al sistema político”, manifestó Salinas.
En la interna de MSC aseguran que fue poco tiempo de discusión –dos semanas– y que la frase “una sociedad justa, consciente de su relación indisoluble con la naturaleza amenazada por la crisis climática” no es suficiente para dar el énfasis. En su opinión, se debe mencionar que “la crisis climática es causada por los seres humanos”. Aseguran que buscarán reponer esto último a través de indicaciones en las votaciones en particular al interior del hemiciclo.
Convencionales de la Coordinadora Plurinacional afirman, a puertas cerradas, que algunos no quedaron conformes con el resultado. Una de las principales razones –dicen– es que no se agregó “el apego irrestricto a los tratados internacionales de derechos humanos”, y que esta ausencia podría motivar a algunos a rechazar. Sin embargo, es un tema que aún se está estudiando.
Esta idea, a partir de una de las propuestas presentadas por integrantes de la Coordinadora Plurinacional, Chile Digno (independientes, Partido Comunista y FRVS), Movimientos Sociales Constituyentes, Pueblo Constituyente e INN, y que fue rechazada en general, postulaba que “es deber del Estado y sus instituciones respetar y promover los derechos fundamentales reconocidos en esta Constitución y en el Sistema Internacional de los Derechos Humanos. Los pueblos que habitan el territorio serán respetados en su integridad de tales, así como sus derechos y su cultura”.
El convencional UDI e integrante de la comisión, Ricardo Neumann –quien no fue parte del acuerdo que derivó en este texto–, aseguró que este preámbulo “nos divide, intenta reivindicar algo tan sensible como la violencia irracional del 18-O y desmembra nuestra unidad nacional, reconociendo pluralidad de naciones que dividirán nuestra convivencia en vez de unirnos”.
Académicos cuestionan la propuesta: el mayor nudo es la frase “estallido social”
“Solo hay un evento histórico que nombran, el estallido social”, subrayó José Luis Ossa. “No se puede construir un relato histórico a partir de un solo evento. Es increíble que piensen que la historia comienza con ellos, que no hay una tradición constitucional, que no hay generaciones que lucharon por recuperar la democracia. Parten de foja cero. No está cumpliendo con la idea de que los preámbulos sean espacios donde se junten distintas interpretaciones y distintas generaciones, y no dejarla amarrada”, subrayó.
Ossa explicó que –a su juicio– podrían haberse remontado a hechos previos al estallido social: “La legitimidad de la Constitución del 80 y un posible proceso constituyente es una discusión que tiene muchos años. El proceso de Michelle Bachelet, los cabildos, las reformas constitucionales de la Constitución del 80, también son parte del proceso constituyente”.
De acuerdo al historiador, no se debe “amarrar una sola interpretación de los eventos políticos”, ya que, de ser así, advirtió que se puede “construir un relato oficial de cómo debe ser mirada la historia y el presente. Cuando en realidad lo que ocurre en las sociedades complejas es que las interpretaciones son múltiples, las sociedades son muy heterogéneas y no hay un solo evento que explique algo tan profundo y estructural como un proceso constituyente”. 
“Con todo respeto, como escritor y periodista, me parece chirriante”, dijo José Rodríguez Elizondo, abogado, exdiplomático y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2021, sobre el primer inciso de la propuesta de preámbulo.
Sobre tal propuesta señaló que percibe “el anclaje en una interpretación partisana del pasado reciente, en lugar de la evocación serena de la Historia, que procedería si se postulara, seriamente, una Constitución para todos. Esto se confirma con la invocación a la ‘fuerza de la juventud’, que constitucionaliza el quiebre generacional que se percibe en el país”.
Alfredo Riquelme, doctor en Historia y académico en la Universidad Católica, apuntó a que “el contexto es reducido al antecedente de ‘un estallido social’”, lo que –a su parecer– “puede convertirse en un serio problema para el logro de una amplia adhesión ciudadana a la nueva Constitución, en cuanto que señala como su origen a un acontecimiento que ha sido y seguirá siendo muy controvertido”. Además, aseguró que el concepto ‘la fuerza de la juventud’ “omite a demasiados acontecimientos y actores”.
“Un preámbulo debería ser valorado según su capacidad de sintetizar visiones históricas y anhelos de futuro muy ampliamente compartidos en la comunidad política a la que la Carta Magna da forma”, concluyó Riquelme.



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