Derecho a la igualdad y no discriminación



La igualdad es el derecho de todos los seres humanos a ser iguales en dignidad, a ser tratados con respeto y consideración, además de incitar a ser partícipes en cualquier área de la vida económica, social, política, cultural o civil. En nuestro país el derecho de la igualdad está establecido mediante nuestra actual constitución, esta señala que: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, principio reconocido en diferentes artículos y además expresamente en el catálogo de derechos que consagra el artículo 19 de la actual Constitución, donde en su número 2 se señala que: “La Constitución asegura a todas las personas la igualdad ante la ley”.
Básicamente según este artículo en Chile no hay persona ni grupo privilegiado. Hombres y mujeres son iguales ante la ley. Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias”.
Bueno, el término igualdad abarca mucho en realidad, igualdad de género, igualdad ante la ley, igualdad social, etc.
Este derecho al estar escrito en nuestra actual constitución busca establecer que cada chileno y migrante radicado en Chile no es superior ni inferior a cualquier otro, ninguna persona es más que cualquier otra persona en dignidad y en derechos, nadie puede ser discriminado. Muy escrito puede estar, pero la igualdad es un derecho que al menos en nuestro país no anda al 100%, un ejemplo de esto es en la igualdad-equidad de género, hombres y mujeres que hacen exactamente el mismo trabajo no ganan lo mismo, esto ha aumentado bastante en los últimos años, mientras que en América Latina, en general esta
cifra se redujo.
En el caso de la igualdad social tendríamos mucho de que hablar, el estallido social del pasado 18 de octubre del 2019 fue la respuesta a todo esto, una rebelión contra la tiranía que se inició con Augusto Pinochet en el año 1973, marcada por la fuerza brutal en los primeros años y por la dictadura del dinero y de la producción-consumo neoliberal, que instauró entonces y que se ha perpetuado hasta el día de hoy. En Chile sólo una pequeña parte de privilegiados puede aspirar a bienes fundamentales. No hay igualdad de
oportunidades, no hay la mínima justicia y, por lo mismo, una gran mayoría de personas están frustradas en sus más elementales aspiraciones.
Una sociedad justa es aquella que aporta igualdad de oportunidades para poder acceder a los bienes fundamentales y que por sobretodo respeta la dignidad humana, es decir, los derechos fundamentales de cada una de las personas. Es la que nos permite buscar libremente nuestro camino a la felicidad. Chile necesita dar oportunidades a cada uno de los chilenos, permitirles surgir, impulsarse y de salir adelante. Sobre todo a los más necesitados.
Como respuesta al estallido social surgió la oportunidad de cambiar nuestra actual constitución, la de 1980, justamente la que fue escrita y redactada en un periodo en el cual ocurrieron múltiples violaciones a los derechos humanos, cabe recalcar que esta constitución no tiene legitimidad democrática ni contiene ninguno de los valores e ideales de la sociedad chilena de la época de los 80 ni de la sociedad chilena actual.
La mayoría de las personas en el mundo sabe o intuye lo que es la discriminación.
Para el que no sepa ésta se define como el trato diferente y perjudicial que se da a una persona por diferentes motivos o variables, tales como sexo, raza, religión, orientación sexual, etc. Lamentablemente en el país somos nosotros mismos los chilenos los que se están encargando de seguir con la discriminación en diferentes aspectos la vida.
Es de suma importancia que cada uno de nosotros (me incluyo) tenga un cambio de mentalidad en cuanto a estos temas. Todos tenemos derecho a ser tratados por igual, independientemente de nuestra raza, etnia, nacionalidad, clase social, religión, creencias, sexo, género, lengua, orientación sexual, identidad de género, etc.
La discriminación ataca al corazón mismo de lo que significa ser humano. Discriminar es dañar los derechos y sentimientos de alguien simplemente por ser quien es o por creer en lo que cree. La discriminación es nociva y perpetúa la desigualdad. Es muy importante que en la nueva Constitución chilena estos derechos no solo estén establecidos en un papel o como una lista de mandamientos colgada en la moneda, sino que queden arraigados en la mente de cada uno de nosotros, para así entre nosotros mismos poder construir una sociedad mejor, el cambio parte por nosotros mismos.
A veces pienso que no estamos progresando ni avanzando, Pero de cierta manera pienso que la gente está mucho más abierta sobre quienes son los demás y a aceptarse tal cual como son. Al menos no se sorprenden o no causan tanto juicio. A nadie le importa realmente, al menos a las nuevas generaciones. Así que siento que estamos mejorando.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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