El que menos desconfianza inspira gana



Cercanos al plebiscito las opciones rechazo y apruebo se transformaron en una falsa dicotomía. Ya no son dos, son cuatro. Esto a pesar de que las cabezas del apruebo esgrimen una y otra vez un argumento que ya se gastó: “si gana el rechazo nos quedamos con la del 80” o, los que quieren poner más contra las cuerdas al votante dudoso “si gana el rechazo nos quedamos con la de Pinochet, la hecha en dictadura o derivados”. Pero esa falsa dicotomía, aunque real en términos jurídicos, no tiene sustento ni ciudadano ni político.
La constitución del 80 quedó caduca luego del plebiscito de entrada. Eso se sostiene transversalmente desde la UDI a la izquierda al menos, y en cada una de las entrevistas televisivas y escritas de los que van por el rechazo se ha repetido una y otra vez sin parar. Eso desde la UDI a la izquierda. Por qué, la verdad sea dicha, el partido republicano hace pocas y difusas apariciones en que de forma mas o menos explicita sostiene que la actual debe ser solo reformada, olvidando la ya insoportable carga simbólica que esta tiene en la gran mayoría de los chilenos y chilenas.
Pero no importa que los distintos miembros de Chile Vamos lo repitan una y otra vez, no inspiran confianza y por buenas razones. Incluso después de la carta pública donde se comprometen (aunque de forma vaga) con diez puntos a apoyar en el caso de que, luego de la victoria del rechazo, se comience con un nuevo proceso constituyente. No importa incluso, que hayan comprometido los votos a cambiar el quorum de 2/3 por uno de 4/7. No inspiran confianza porque lo cierto es que se opusieron a buena parte de los cambios por demasiado tiempo.
En el apruebo pasa algo similar. La ya clásica incapacidad de llegar a acuerdos que caracteriza a los que van desde la DC a la izquierda (la misma que se vio en el “acuerdo por la paz” al que no se sumaron Convergencia Social y el PC), no ha hecho otra cosa que sabotear una vez más objetivos comunes, hasta el punto de su desmembramiento. No tienen poco peso los iconos de la DC que se descolgaron del apruebo (un expresidente entre ellos). No fue corto el alcance de las declaraciones del expresidente Ricardo Lagos tampoco. Lo cierto es que mientras unos van por el “apruebo para reformar”, hay otros que obtusamente van por el “apruebo a secas (PC, PS, Frente amplio entre otros), generando una sensación de incertidumbre que poca tienta al votante. Tampoco dan mucha certidumbre los que van por el “apruebo para reformar”, porque poco o nada han dicho que reformaran.
Así, la falta de capacidad de llegar a acuerdos de los que van por el apruebo, poca confianza da en un contexto en que los convencionales se la ingeniaron para hacer de las reformas de la propuesta algo difícil y engorroso (de hecho, si tiene éxito el cambio del quorum de la vigente de 2/3 a 4/7, será más fácil de modificar). Y si le agrega al coctel la poca confianza que inspiran los partidos políticos en general, la alternativa apruebo se hace cada vez menos tentadora.
Con todo lo expuesto, es claro que el votante no irá por el que le inspire más confianza. Hay poca convicción. Pero mientras Chile Vamos ya hizo una declaración donde se compromete a continuar con el proceso constituyente, cambiar los quorum de la actual constitución y apoyar 10 puntos sensibles para la ciudadanía, los que van por el apruebo aun no se ponen de acuerdo si es “apruebo a secas” o “aprobar para reformar”.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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