El histórico problema de la comprensión lectora en el país y la oportunidad para estimular la lectura comunitaria



Isabel Ortega (29) estudió en tres colegios y no fue hasta ejercer ella misma la docencia en distintos establecimientos que pudo poner en palabras la falencia estructural que había notado desde siempre: el sistema educativo chileno no pone foco en la habilidad sino que se queda en la mera repetición del contenido. 
Es de Linares, estudió en Talca y llegó a la Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación siguiendo el legado de su padre, docente de la misma materia fuertemente querido por sus estudiantes. “Él nos inculcó mucho la lectura y mientras crecía lo fui viendo como una persona influyente, me impactó mucho el cariño que despertaba en sus alumnos y ex alumnos y como era buena para lenguaje me decidí a seguir su camino”, contó. 
Ya desde su formación académica en la Universidad Católica del Maule tuvo la posibilidad de conocer las vivencias en distintas aulas de la séptima región y cómo funciona el sistema educativo en las mismas, aunque sostuvo que una vez egresada, el pasar más tiempo en los colegios le otorgó la posibilidad de “ver otras cosas”, como “las trabas del sistema”, dijo.
Luego de tener la experiencia en colegios de Linares, el agobio laboral y la necesidad de poner su salud mental como prioridad, prefirió tomar otro rumbo y en la actualidad se desempeña en dos preuniversitarios, uno digital y otro tradicional.
Como hija de la generación Millenial, tras el estallido social (2019) encontró en Instagram un canal para poder comunicarse con sus estudiantes que también navegaban a diario en la red. Fue así como nació @laviejadelenguaje , cuenta que tiene casi 50 mil seguidores.
“A mi siempre me ha gustado mucho la comunicación, antes difundía mis ideas en mi red personal porque siempre me ha llamado la atención la interacción que posibilita estos espacios, su forma de comunicación. Partí con Instagram como un espacio de información para los estudiantes, pero con la pandemia vi a otros profes que compartían sus ideas, contaban lo que les pasaba y dije por qué no compartir también lo que haga”, sostuvo. 
En principio publicaba sobre temas vinculados a su área, como reglas gramaticales. “Después me dije ‘pucha, pero esto lo encuentro en Google’”, mencionó. Un día se preguntó qué pasaría si publicara un análisis que hizo de una canción y la reacción social fue de total aprobación. 
“Me di cuenta que a la gente le interesaba y dije ‘que bueno que la gente se interese en saber que opino y no necesariamente que les enseñe algo académico’. Y así se me ocurrió hacer la vinculación entre ambas cosas”, destacó con una sonrisa en el rostro. 
-Tal vez es una pregunta muy amplia pero ¿qué piensas acerca de la lectura en Chile a nivel general?
-Hay diferencias entre lo que  lee la gente. Hay también un bajo nivel de lectura pero lo que está mal es la comprensión lectora. Que la gente lea lo que quiera es super positivo, el problema es que no sabemos leer bien y por ende no entendemos lo que leemos, ahí yo creo que está el principal problema.
Hay gente que lee en redes sociales, en TikTok, Instagram, pero es un texto que va acompañado de sonido, imágenes y otras producciones que traen consigo otros tipos de elementos para comprender. Pero lectura más compleja o que requiera un poco más desarrollo de comprensión lectora no es algo que se haga constantemente y eso perjudica como entendemos las cosas.
Leer siempre es positivo
De acuerdo a diversos rankings elaborados por editoriales y sitios dedicados a la lectura, entre los libros más leídos de Chile se encuentran aquellos ligados al esoterismo, autoayuda, historia política, autobiografías o literatura de influencers y/o personajes del mundo televisivo, gastronomía y feminismo.
En este sentido, la docente de lenguaje destacó que más allá de lo que se elija leer “lo positivo es transmitir gusto de la lectura sin juicios porque eso limita a las personas que se están formando”. Así pues, se declaró como una opositora de la defensa del “canon literario”, es decir, del juicio academicista de las lecturas de las personas, principalmente de las y los jóvenes.
-Está claro que hay una deuda histórica en este sentido… 
-Creo que la deuda es del sistema que nos educa, que no se actualiza, y también de las oportunidades que tenemos los profes. En varios y distintos colegios de Chile no hay programas que actualicen, por ejemplo, las lecturas de lenguaje. Nunca vi instancias de cursos que busquen estudiar y analizar qué tipo de lecturas le interesan a los jóvenes en la actualidad. Y a veces como docente puedes tener iniciativas pero hay colegios que siguen prefiriendo leer los mismos libros que hace diez años.
Por otro lado, hay una brecha lamentablemente súper grande entre estudiantes que vienen de colegios municipales y particulares. La diferencia es muy grande y asumo que es por la cantidad de tiempo que le dedican a la lectura y la comprensión lectora dependiendo de los contextos. Además de eso, creo que el mayor problema es que los colegios educan para las pruebas y no para que los chicos aprendan, razonen, cuestionen, se generan vacíos super grandes, sobre todo en este sentido. 
En la lectura hay tres dimensiones, lectura textual, de interpretación y otra que evalúa cómo se construyó el texto. Si sólo se enseña a responder alternativas, ¿qué visión crítica vas a poder tener de un texto? Es muy difícil desarrollar eso en un preuniversitario. Quizá les sirva esa instancia para rendir una prueba estandarizada pero van a llegar a la universidad y van a golpearse de frente cuando se den cuenta que no saben comprender lo que leen para su carrera.
Comprensión lectora y propagar información errónea
El 21 de julio pasado, la BBC publicó un reportaje sobre lo que calificó como “brutal” desinformación en lo que respecta a la nueva Constitución propuesta para Chile. En él se dio cuenta de distintos mecanismos utilizados para producir “contaminación informativa”, término acuñado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo que refiere “al fenómeno global que incluye propagación de información errónea, contenido falso creado en forma deliberada para causar daño (desinformación) e información maliciosa (basada en hechos reales, pero manipulados)”.
Sin embargo, a esa operación intencional se le suma otro factor que se ve a diario en las redes sociales: las dificultades de comprensión lectora y con ello la propagación de informaciones que llevan a lecturas erróneas de los artículos que conforman el proyecto constitucional.
-La Constitución hecha en dictadura y el proyecto constitucional en la actualidad han sido de los textos más leídos en el último tiempo en esta materia, pero aún así pareciera que no basta con leer porque el problema de la comprensión lectora obstaculiza el debate… 
-Es un problema muy grande y viene desde donde nos comunicamos nosotros como país. Las personas están leyendo más este proyecto pero tenemos medios de comunicación que sacan cosas de contexto, utilizan el lenguaje para decir cosas en doble sentido, las personas están expuestas a debates políticos llenos de falacias y ahora nos preguntamos si se comprende o no lo que se lee cuando es un problema que viene desde siempre. 

El hacer que la gente entienda lo sustancial de las palabras requiere un nivel de lectura más elevado, no es sólo leer. Incluso, yendo más lejos, se presentan  problemas en general para todas las personas que lo leen porque, aunque se manejen herramientas lectoras, hay conceptos desconocidos. Y ese desconocimiento puede provocar que, o bien se deje de leer o se adquiera el conocimiento a partir de la lectura de otros y eso lleva a que no se vote informado sino que en pro de lo que dicen los demás.
-Claro, de alguna manera estos problemas evidencian también otras falencias del sistema educativo, como la falta de educación cívica, de conocimientos básicos de economía…
-Exacto. Es difícil entender cómo funcionan ciertas cosas si no tengo la educación cívica o financiera. Yo puedo leer y pensar que va a hacer así y si no entiendo como funciona la constitución no voy a saber que se legisla con esta base. Se generan muchísimos problemas de lo que yo pueda entender o no. 
-Entendiendo que la comprensión lectora remite a un problema estructural que tomará años resolverlo ¿Cómo crees que se podría hacer para avanzar en esto?
-Yo creo que en primera instancia el colegio, donde pasamos doce años y aun así salimos sin leer bien, tiene que cambiar el foco del tiempo que le dedicamos a ciertas cosas. El mayor problema que tenemos en el sistema educativo es que hay un currículum extenso y que al menos en lenguaje se repite constantemente. En cuarto medio vemos el género narrativo que se ha visto en distintos niveles, aunque cambia la profundidad,  por ejemplo. Pero es mucho contenido.
Otro de los problemas es que nos falta integración. Por ejemplo, si en un colegio se registran problemas de lectura dicen bueno, que en lenguaje se arregle. Pero en ciencias se lee, en matemáticas se lee, y si los profesores de esas asignaturas no pueden enseñar a leer bien esos textos quiere decir que el problema es generalizado y se debe resolver de manera conjunta.
Tiene que cambiar el foco, las pruebas estandarizadas, el simce,  y hay que preocuparse de que se enseñe a leer con un fin. 
Proyecto constitucional para las comunidades educativas
En la propuesta de Constitución se que se votará este 4 de septiembre, dos artículos destacan el rol de las comunidades educativas, en especial el trabajo docente y la integración de otros miembros de las instituciones, entre ellos estudiantes y asistentes de aula,  en la toma de decisiones que les afecten como espacio humano.
-¿Qué opinión tienes de lo plasmado en los artículos 42 y 43?
-La sucesión de artículos referidos a educación me parecen super completos y vienen, además, a desmentir mitos que se dijo previamente como que la constitución iba a prohibir a los padres elegir sobre la educación de sus hijos. Esos artículos entregan la tranquilidad de saber que toda la comunidad educativa tiene la capacidad de decidir. 
Y la construcción de una comunidad educativa tiene que venir necesariamente de quienes forman de ella, de esa manera descentralizamos que las decisiones vengan de Santiago a regiones y hacemos que toda la comunidad participe. Creo que es fundamental y debiese ser siempre de esa manera.
-¿Qué dificultades encontraste en la lectura de la propuesta constitucional?
 -Yo también la estoy leyendo y me he encontrado con dificultades, a veces paro porque tengo dudas sobre ciertas palabras: qué significan o cómo funcionan en el artículo. Pero mi principal recomendación es que las personas hagan el ejercicio de leerla, desarmarla, dividirla entre amistades y familiares. 
Creo que esta es una muy buena instancia para abrir el diálogo sin la necesidad de pelear por qué se vota sino que estimular los círculos de lectura porque estas instancias son súper enriquecedoras para la conversación, generar un diálogo en torno a la lectura  para que las personas comiencen a pensar en lo favorable que es leer. 
Hay gente que se molesta que se lea el proyecto, uno anda con el libro y lo culpan de tener ideología, se asocia su lectura casi como un delito. Da lo mismo lo que se lee, si es el horóscopo, un best seller, lo importante es abrirnos a la lectura, y en el caso de la propuesta constitucional a lo mejor va a costar leerla pero hay instancias que permiten comprenderla y lo importante es en principio eso:  no quedarse sin leerla.



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