El dólar comenzó esta semana con un retroceso de $12 tras el alza en el precio del cobre, sumado al comportamiento global de la moneda y a las cifras inflacionarias entregadas por el INE que genera expectación sobre nuevas subidas en la tasa de interés por parte del Banco Central.
En concreto, la divida estadounidense finalizó sus operaciones en $906,45 distante de los $918,68 del cierre del viernes pasado. Estos números indican que el dólar bajó $144,55 tras la intervención del Banco Central luego del máximo histórico que alcanzó el 14 de julio cuando registró $1.051.
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Los expertos llaman a la calma, puesto que los mercados cambiarios están expectantes al miércoles, cuando se de a conocer las cifras de la inflación en Estados Unidos y por ende, una futura incrementación en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
El analista senior de mercados de XTB Latam, Juan Ortiz, indicó en La Tercera que “el dólar parece perder posiciones debido a que se espera que este día miércoles la inflación (en Estados Unidos) haya alcanzado su peak, disminuyendo de 9,1% a 8,7%.Por el lado local, otro factor que está haciendo que el dolar baje es debido a que el peso chileno se está fortaleciendo en parte por el dato de inflación, el cual ya alcanza el 13,1%, lo cual podría permitir que el Banco Central de Chile realice nuevas alzas de tasas”.
A esto se suma el comportamiento del dollar index, que posicionó a la moneda internacional en un descenso de 0,16% a 106,32 puntos frente a otras seis monedas líquidas.
Cobre
Por su parte, el metal rojo registró una fuerte recuperación con respecto a los días anteriores e incluso al inicio de jornada, en donde marcada números negativos.
A tres meses, el cobre anotó una subida de 0,87% a US$3,58 la libra en la Bolsa de Metales de Londres, siendo las importaciones de China como una de las causas principales de estas cifras, sumado a que las tasas de interés tengan un punto máximo prontamente.
Duncan Hobbs, director de investigación de Concord Resources, señaló a Reuters que “el rebote de los precios de los metales y, en general, de otros activos de riesgo, proviene de las esperanzas de que tal vez la inflación haya tocado techo o posiblemente haya pasado su máximo”.
