La reconstrucción cruzada – El Mostrador



Renovarse en el éxito es siempre lo más complejo. Cuesta mucho alejarse de las loas y elogios. De la grata sensación que significa el triunfo. Y es entendible, por todo lo implica el bienestar de estar en el estado de gloria máxima, más aún en el deporte.
El tetracampeonato obtenido por U. Católica es absolutamente merecido. Lo ganó con argumentos sólidos y concretos. Comenzando por la claridad deportiva desde las oficinas de Cruzados, estableciendo una política en cuanto a los objetivos que fue desarrollándose con cimientos firmes. Seguramente hubo dudas y cuestionamientos internos en más de alguna ocasión, pero jamás se filtraron.
Y fue más allá de las partidas de técnicos campeones. El equipo logró mantener la estructura e idea, pasando por Beñat San José, Gustavo Quinteros, Ariel Holan y la doble pasada de Poyet-Paulucci. Todos estrategas muy distintos en sus conceptos, pero con una base de jugadores que ya tenía asimilada de forma automática el cómo superar a los rivales de turno.
Pero todo ciclo exitoso tiene un final. Es casi imposible alargar, porque comienza el desgaste o en muchas oportunidades la comodidad pasa a ser un elemento en contra. Y es ahí donde precisamente llega el momento de intervenir.

Siempre se dice, en el mundo del fútbol, que los equipos ganadores y triunfadores deben ser refrescados en el momento justo. Y si bien U.Católica comenzó con un año de malas decisiones en cuanto a los refuerzos, a mitad de temporada logró revertir esa imagen, consiguiendo los nombres de Isla, Pinares, González, Dituro y Kaguelmacher. Así y todo, con el retorno de Holan, parecía y daba la sensación que los de la franja se iban a meter con todo en la disputa por el título, no obstante, algo no cuajó y hoy la apuesta en San Carlos es tratar de ganar la Copa Chile o intentar clasificar a un torneo internacional, especialmente la Sudamericana. Parecen objetivos menores, para un equipo de la envergadura de la UC, pero es la realidad.
La partida de valores jóvenes como Valencia y Núñez, si bien incrementaron las arcas del club, le hacen perder un potencial de jugadores que estaban llamados a ser parte de la columna vertebral 2023. Por eso la reconstrucción a fin de año se viene fuerte y seguramente varios de los consagrados deberán dejar San Carlos. Es así y, por mucho dolor que pueda generarse, es la ley de la reinvención. Como en la vida.

Serán Holan y la directiva los encargados de ponerse a tono otra vez, para volver a levantar a U.Católica en el protagonismo nacional que tiene hace mucho tiempo. La claridad debe volver y la intención la tienen. Pero, inevitablemente, la reestructuración ya debe comenzar.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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