López Obrador

Se llama Manuel Andrés, no Andrés Manuel, por lo cual se abrevia MALO y no es AMLO, como é1 se exhibe en su exagerada publicidad, hecho que denuncia su frivolidad, pues en un detalle intrascendente sin importancia, pero que se relaciona con sus actos oficiales importantes en los asuntos de interés nacional por las motivaciones que lo inspiran y dirigen, inevitablemente.Entre ellas, esencialmente su megalomanía avasalladora, perversión mental que lo lleva a adoptar como modelo a imitar a Benito Juárez, el traidor más dañino de nuestra historia, además de Ricardo Flores Magón, agitador anarquista, que le inspiró la cochinada de MORENA, que incluye la palabra “regeneración”, como el periódico “Regeneración”, que Flores Magón editaba hace cien años.Parece que hay muchos que dedican tiempo a comentar y lamentar los actos y los dichos de López, hasta con más detalles precisos que yo y eso, aunque sea en su contra, área que le fascina y halaga porque de alguna manera nos ocupamos de él, lo cual lo hace más famoso y le sirve para pasar a la historia, quizá pensando que en el futuro se le hagan monumentos, se exalte su nombre, se festeje el día de su nacimiento, además de poner su nombre en letras de oro en el muro frontal de la Cámara de Diputados.Entre las características de López hay varias que indican tendencias hacia la izquierda, a las premisas revolucionarias de que se ufanaban todos los políticos masones desde la llamada “reforma” de Juárez, Ocampo, Lerdo de Tejada, Degollado, Ramírez y otros, cuyos grandes errores dieron lugar, al paso del tiempo, al maldito PRI, antes llamado PRM y PNR, de lo cual es heredero López con todos sus defectos y actitudes contrarias a lo que es saber gobernar para guiar y proteger a todo un pueblo, pues la política masónica es contraria a lo que es y necesita México, que siendo hispánico y católico, esa mafia le ha endilgado la leyenda negra antiespañola y el sectarismo protestante, además de la dependencia y sumisión a los Estados Unidos, de lo cual fueron entusiastas promotores todos los revolucionarios, entre los que se destacan: Juárez, los hermanos Lerdo de Tejada, Lázaro Cárdenas y Plutarco Elías Calles, además de Álvaro Obregón. En boca de López, “la cuarta transformación”, el combate a la corrupción, la preocupación por los pobres y por las mujeres son ridículos e hipócritas sofismas.



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