Remesas, ¿qué hacemos con ellas?

A pesar de la pandemia, las crisis económicas, sanitarias y sociales que hoy enfrentamos, la recepción de remesas de otros países, especialmente de Estados Unidos a México ha crecido exponencialmente durante estos últimos años. Desde mi perspectiva, a pesar de el gran capital que ingresa constantemente al país, no estamos haciendo lo suficiente para utilizarlo en aras del desarrollo social y económico de las familias receptoras y, por ende, de las comunidades. En otras palabras, nos hemos enfocado en las cifras que ingresan gracias a nuestros connacionales que migraron por falta de oportunidades, dejando de lado el origen del problema que los llevó a emigrar. Por lo tanto, ¿Qué estamos haciendo para minimizar las situaciones que los hacen dejar su tierra natal tomando en cuenta los ejes de perspectiva de género y desarrollo sostenible?
México es hoy el segundo receptor global de remesas después de la India, según datos Banco Mundial. Desde 2016, las remesas reportaron un ingreso más significativo, de casi 27 mil millones de dólares. En 2022, hemos acumulado una cifra ligeramente superior, de 27 mil 565 millones de dólares, en tan solo el primer semestre. Adicionalmente, esto refleja un aumento del 16.6% respecto al primer semestre de 2021, año en el que se alcanzó un total de 51 mil 594 millones de dólares.
Estas grandes sumas podrían representar incluso el PIB de diversos países en desarrollo, que en este caso provienen del trabajo de más de 38 millones de mexicanos en Estados Unidos que mandan aproximadamente el 10% de su sueldo para solventar las necesidades de sus familias de escasos recursos. De acuerdo con el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Multilateral de Inversiones, y Banorte, el 71% de las remesas son para las amas de hogar. Se evidencia también que la mayoría de las veces son cónyuges de los trabajadores migrantes o sus madres las que reciben el apoyo, destacándose como los dos principales motivos para el envío de remesas el que las familias compren comida y ropa, paguen deudas o destinen recursos al cuidado de su salud, esto según el Anuario de Migración y Remesas, México 2017.
En el país tenemos empresas receptoras como Ulink, Pagaphon Smart Pay, Sigue, Moneygram, Western Unión, generalmente solo se dedican a transferir el dinero mediante la tecnología para recibir las remesas a bajo costo. En el mismo sentido, TELECOMM se encuentra en un plan prometedor de ofrecer los valores gubernamentales CETES para promover que las familias puedan y decidan ahorrar y capacitaciones para optimizar el uso de estos recursos, de tal forma que las familias que reciban remesas puedan mejorar sus condiciones socioeconómicas de manera permanente.
Sin embargo, han transcurrido años sin que el problema público de fondo sea trabajado: la falta de oportunidades y la búsqueda del bienestar de sus familias no se ha atendido en políticas o las mismas empresas. Es imperativo ofrecer servicios que garanticen bienestar como: capacitaciones de inversión e emprendimiento, servicios financieros, seguridad social, asesoría jurídica para la nacionalización, créditos; utilizando la metodología de la perspectiva de género, instrumento que ayuda a visibilizar las desventajas de los grupos discriminados como son en este caso el 70% de mujeres, discapacitados, indígenas, grupo LGBT, para que puedan beneficiarse de una manera justa.
En Europa, como ejemplo, existe el Fondo de Financiación para Remesas (FIDA) el cual se ha enfocado a contribuir al empoderamiento de hombres y mujeres en las zonas rurales, que son el 40% de los que reciben remesas, a través de servicios necesarios para sus actividades agrícolas. Asimismo, el FIDA a su vez ha invertido en capacitaciones a millones de personas en prácticas y tecnología, gestión de recursos naturales, negocios, capacidad empresarial; así como la construcción de más de 16,000 km de carreteras. Gracias a ello, se puede constatar que se le da un factor circular a las remesas: se reciben, se reinvierte en infraestructura y recursos útiles, y se mejoran las condiciones de las personas. El buen aprovechamiento de las remesas puede hacer la diferencia entre “dar un pescado a un hombre o enseñarlo a pescar”.
Generar desarrollo con igualdad de género y sostenibilidad, creando condiciones para las familias más vulnerables es algo que ya entendieron los países de primer mundo; México se está perdiendo la gran oportunidad de ofrecer una política pública transversal con perspectiva de género y el sector empresarial para fomentar el desarrollo de las remesas teniendo en cuenta las necesidades de nuestros connacionales que injustamente huyeron a buscar el “American Dream” porque nosotros hemos sido incapaces de pensar en un desarrollo sostenible que detone a largo plazo el desarrollo humano y económico del país.
Hoy que las remesas han alcanzado una cifra histórica, es buen momento de cambiar el estatus quo en donde no nos preguntemos ¿dónde están las remesas?, ¡si no que logremos verlas en acción!



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