Acreditación de las carreras que imparte Carabineros de Chile: el siguiente paso



Con la actual situación de seguridad que enfrenta el país, resulta clave que Carabineros de Chile recupere la confianza de la ciudadanía para realizar su labor en un marco de transparencia y respeto a normas cívicas, pero también de una manera eficiente y con una formación profesional que esté acorde a lo que el medio demanda.
Ante una eventual reforma (o reestructuración como sugieren los más avezados), un aspecto clave es indagar en su formación inicial. Por ello, urge una ley que contemple la obligatoriedad de la acreditación de las carreras que imparte la Escuela de Oficiales del General Carlos Ibáñez del Campo (Oficial de Orden y Seguridad e Intendente), institución de educación superior acreditada por la Comisión Nacional de Acreditación en diciembre de 2019 por tres años, y que se encuentra cursando su segunda acreditación institucional. Lo mismo ocurre con la Escuela de Suboficiales “Suboficial Mayor Fabriciano González Urzúa”, institución recientemente acreditada por CNA-Chile por cuatro años, entre 2022 y 2026, pero cuyas carreras no están sujetas a acreditación obligatoria.
Esta situación se debe a que, desde 2018, solo son sujeto de acreditación obligatoria de pregrado las carreras del área de la salud y las pedagogías, mientras que el resto de carreras de este nivel formativo pueden acceder a una “acreditación voluntaria” o a certificaciones otorgadas por sus propias Casas de Estudio, Colegios Profesionales u otros.
Esta claramente no puede ser la situación para los programas al interior de las Escuelas de Oficiales y Suboficiales debido a su reciente incorporación al sistema de aseguramiento de la calidad y a la naturaleza de las carreras que ofrecen, las que se enfrentan constantemente al escrutinio público mediante el actuar de sus egresados, es decir, de las/los carabineros.
Por ello, estas carreras, al igual que las pedagogías, las carreras del área de la salud (así como las especialidades médicas y los doctorados) debieran someterse a una acreditación obligatoria o al menos solicitar ser evaluadas por CNA-Chile, de tal forma de dar cuenta no tan solo de la calidad de la institución que las acoge, sino que de la formación que imparten. Se trata de relevar la cultura y compromiso académico, la relación en el aula, los apoyos pedagógicos, cuerpo académico y metodologías de enseñanza y aprendizaje, entre otros, y otorgar un sello de calidad que dé fe pública de ella, en los casos que corresponda, además de los necesarios acompañamientos cuando se observen brechas importantes.
Esto debiera hacerse mediante procedimientos, criterios y estándares claros, diferenciados del resto de los niveles de formación, y con el acompañamiento de organismos públicos de carácter técnico, como la Comisión Nacional de Acreditación (quien como se mencionó ya acreditó a la Escuela de Oficiales y Suboficiales), el Consejo Nacional de Educación, y otros organismos, que pudieran actuar como veedores del proceso (INDH, Superintendencia de Educación Superior, por mencionar algunos).
A la fecha, CNA y CNED son los únicos organismos públicos que pueden evaluar tanto las mallas curriculares, como los planes de estudio, asignaturas, contenidos, bibliografía, métodos de aprendizaje, evaluaciones, las competencias de los profesores que imparten clases, etc. Esto permitiría, además, la necesaria retroalimentación con el medio académico para implementar mecanismos de mejoramiento continuo y aseguramiento de la calidad, devolviendo la añorada fe pública de la que deben gozar Carabineros.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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