Lali en el fuego de la Manosfera: resistiendo a la misoginia de Internet

Esta semana el presidente Javier Milei agredió en reiteradas oportunidades a la cantante Lali Espósito. A raíz de sus dichos, cientos de artistas y millones de personas publicaron en sus redes sociales mensajes de apoyo hacia la actriz.Las redes, ese espacio atemporal y lleno de infinitos, es el lugar en donde hoy existen muchas de las noticias, comunicados y mensajes que vemos luego en los medios de comunicación.  Las redes son también un espacio vasto, maravilloso y complicado en donde se enfrentan muchos mundos sociales en el plano más teórico. Esto pudimos verlo en las últimas elecciones presidenciales en donde Twitter (X), Instagram y Facebook se ubicaron como los espacios por excelencia de panfleto político, memes y fakenews.A partir de la agresión a Lali Espósito y los miles de tuits e imágenes insólitas y violentas contra la artista generadas por IA surge la necesidad de entender, al menos un poco, el fenómeno social y político de la misoginia en línea. Fenómeno que crece exponencialmente alrededor de todo el mundo y tiene ya un nombre asignado: la “Manosfera”.
PELEA FINAL: ¿VARONES CONTRA MUJERES?
Antes de explicar de qué se trata este concepto, vamos a tratar de entender en dónde nos encontramos respecto a la histórica pelea entre los movimientos feministas y los espacios más conversadores.Estudios recientes publicados en la revista Financial Times demostraron una polaridad única en la historia dentro de la Generación Z (grupo etario que abarca a los y las jóvenes nacidas a finales de los 90’s y principios de los 2000). Las encuestas aseguran que mientras que las mujeres tienden a ser más progresistas, los hombres suelen ser más conservadores y apoyan políticas de derecha y ultraderecha.Para entender este fenómeno, entrevisté a Silvio Waisbord, profesor especialista en comunicación virtual y análisis de datos en la Escuela de Medios y Asuntos Públicos en George Washington University en Estados Unidos.Este divorcio ideológico que llevan adelante las personas más jóvenes tiene consecuencias sociales pero a su vez profundamente políticas. “La base de los votantes de Javier Milei son hombres jóvenes y los cuales demuestran una reacción ante el movimiento y el avance de los derechos de las mujeres y de las minorías. Eso está hábilmente explotado por la derecha conservadora, por la derecha más extrema. Esto es una reacción frente a cambios respecto a la perspectiva de género y a las estructuras más tradicionales como por ejemplo el concepto de masculinidad, feminidad, etc”, sostiene el especialista.De hecho, una encuesta actual realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en España reveló que el 44.1% de los hombres de ese país siente que la igualdad de las mujeres llevó a una discriminación en su contra.Esto demuestra que no es una tendencia sino un fenómeno social universal que va desde Corea del Sur a EEUU, pasa por Alemania, Polonia, Reino Unido o España. “Se detecta una extensa brecha ideológica entre hombres y mujeres jóvenes”, señala en la nota ya citada del Financial Times. El analista John Burn-Murdoch encuentra en estos interesantes números muchas respuestas.Es la primera vez y la primera generación que tiene diferencias ideológicas tan marcadas y las razones son muchas. Aún así podemos enumerar las tres principales: crisis del capitalismo que lleva a una crisis económica y pocas esperanzas de progreso, el fenómeno metoo y las redes sociales.CÓMO LLEGAMOS HASTA ACÁ
 El primer punto tiene como explicación a la desesperación por un poquito de esperanza para mejorar la calidad de vida. La generación Z enfrenta dificultades mucho mayores para progresar económicamente que generaciones anteriores, lo que según muchas investigaciones promueve el resentimiento, la xenofobia y, como consecuencia, el voto de derecha extrema.En comparación con las generaciones mayores, investigadores sostienen que los miembros de la Generación Z tienen muchas más probabilidades de experimentar emociones negativas como estrés, ansiedad y soledad.Ahora vamos con la segunda razón: el metoo. El movimiento metoo cambió la lógica social y abrió un portal nuevo hacia un destino distinto al conocido en la discusión mainstream. Las mujeres entendieron que la violencia sexual estaba naturalizada y había que frenarla. Histórico dentro y fuera de las redes sociales, la masividad que tomó el hecho movió fichas en todos los ambientes pero particularmente en el laboral.A partir del metoo, y podemos sumar el caso de Thelma Fardín y Dartés en nuestro país, se activaron protocolos y muchísimas alarmas respecto al manejo y el abuso de poder en los espacios de trabajo y también en las relaciones interpersonales. El sexo y la violencia, potestad histórica social de los varones, comenzaba a cuestionarse.  Para el especialista si bien el metoo fue radical e importante, no fue una de las razones sino más bien una de las consecuencias. “El Metoo es parte de esta tendencia social o movimiento que coloca el tema de violencia sexual en varios países de forma notable. Aún así ya había informes y notas sobre femicidos y diferentes formas de abuso y violencia”, sostiene.Es que sí, los movimientos feministas ya venían haciendo de las suyas desde hace muchas décadas y la explosión que produjo este movimiento fijó la conversación de los últimos diez años. Esta vez la quinta ola de los movimientos feministas sacudía la autonomía sexual en todas sus formas: aborto, abusos sexuales, identidades de género y mandatos binómicos como las etiquetas fijas de varón y mujer.Todos estos cambios sucedidos no fueron bien recibidos por muchos hombres que son quienes perdieron ciertos privilegios, privilegios particularmente sexuales. A medida que avanza la fuerza de los movimientos feministas en el mundo, avanza la resistencia y esta vez, luego de una década de debates de género, los hombres enojados se organizaron y, parafraseando a Cristina Kirchner aunque a su vez literalmente, ganaron las elecciones. 
   LA SEXUALIDAD, SU TRAMPA Si hablamos de sexo, no podemos seguir sin presentar otro concepto poco conocido pero que abunda en la manosfera: los incels. El término “incel” (celibato involuntario) surgió en la década de 1990 en comunidades en línea. Estos hombres que crecieron viendo MTV y se alimentaron de contenidos extremos de cosificación y sexualización de las mujeres comenzaron a estar incómodos con las nuevas reglas sociales de respeto y consentimiento.Tiene sentido, los 90 fue una época dorada de los varones, el sexo y las tradiciones en donde estaban socialmente permitidos los abusos sexuales en la televisión, en la calle y en los hogares. Abusos que la quinta ola feminista intentó e intenta desarmar.Los incels se identifican como personas incapaces de encontrar pareja y crearon en la web un espacio en donde compartir sus frustraciones. Con el tiempo, algunas de estas comunidades se volvieron extremas y adoptaron actitudes absolutamente misóginas. La ideología de los incels gira en torno a muchos conceptos de la derecha más conservadora y sostiene, entre otras cosas, que las mujeres tienen la responsabilidad cívica y ética de tener relaciones sexuales con ellos.  Si bien no toda la manosfera está integrada por incels, hay muchos de ellos que encontraron en este espacio un lugar en donde compartir sus experiencias, frustraciones y creencias. De hecho, estos espacios se volvieron conocidos por promover el odio y la violencia, acciones que terminaron modificando las políticas de privacidad y seguridad de muchas redes sociales.  HOMBRES VÍCTIMAS
 La manosfera es ese espacio en la web y en las redes tomado por varones que defienden las estructuras tradicionales de la masculinidad. Este concepto nuevo es objeto de estudio por parte de académicos, académicas y expertos en género y medios de comunicación ya que son muy influyentes a la hora de activar y propagar fakenews. Trump, por ejemplo, es nombrado dentro de la manosfera como uno de los reyes. Milei, por nuestra parte y como una copia barata, también comparte muchos de los preconceptos de este nocivo espacio que no para de crecer.  Si bien quienes investigan indican los 90 como punto clave para la creación de la manosfera, este concepto comenzó a gestarse desde que los movimientos feministas existen. Hoy, a través de internet y de las redes es que se expande de forma exponencial. Los y las especialistas analizan a estas comunidades en línea y cómo pueden influir en las actitudes y comportamientos de los varones, así como en las relaciones de género en general. La cultura de la masculinidad está en jaque pero tiene soldados que aún resisten en las trincheras virtuales y contagian a los más jóvenes que necesitan las cosas más claras.La crisis de los movimientos feministas en estos últimos años marcan a su vez ese partido que muchas creímos haber ganado. La brecha de la desigualdad estructural está lejos de resolverse y los movimientos conservadores se expanden en las ideologías de los varones más jóvenes.Las razones de este contexto también son muchas, pero subyace una como catalizadora: la desinformación para ellos y la culpabilidad como el motor en esta última década. Los movimientos feministas buscaron empoderar a las mujeres pero todavía no consiguen cortar los grilletes de una masculinidad que también atrapa, golpea y condiciona a los hombres.Vivimos una época en donde muchos varones se encuentran heridos, atemorizados y se sienten víctimas al no ser escuchados y es en las redes sociales en donde supieron y saben expresar su descontento. A esa ecuación hay que sumarle, además, el poder de las clases conservadoras que invierten dinero de forma constante en estos espacios para su propio beneficio.  En definitiva, la búsqueda de la manosfera es, entre otras cosas, restablecer los valores tradiciones pero en una sociedad que ya no existe. El capitalismo se lo comió todo y ahora las mujeres, además de estar informadas, formamos parte del área productiva. Adentro de casa, sí, pero afuera también. Poderosas y seres cívicos que si se organizan más y mejor, como ya vimos, pueden cambiar la historia política del mundo entero.  



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