La muerte del virrey | EL DEBATE

Don Antonio de Mendoza nació en Granada, España, entre 1492 y 1494. Después de haber sido comendador de Socuéllanos en la maestranza de Santiago, combatiente en Huáscar durante la guerra de los Comuneros, tesorero de la Casa de Moneda de Granada y embajador de España en Hungría, fue nombrado virrey, gobernador, capitán general y presidente de la Real Audiencia de México.
Estuvo en el cargo del 17 de abril de 1533 al 4 de julio de 1549, año en que fue nombrado virrey del Perú. Sobre su administración como primer virrey de la Nueva España, los redactores de México a través de los siglos nos dicen:
“Notable había sido el progreso de la Colonia durante el gobierno de Mendoza: la administración pública se había cimentado y solo quedaba a sus sucesores el cuidado de perfeccionarla; se habían ya formado las costumbres, que son la base de la organización de la sociedad; las relaciones entre el gobierno y los gobernados quedaban establecidas y con ellas el hábito de la obediencia a la ley, y la Nueva España podía comenzar a llamarse sociedad, aunque muy débil e imperfectamente constituida”.
Al abandonar el país, muchos amigos lo extrañaron, sobre todo los indios, a quienes había favorecido con sus leyes y reglamentos. Muere en Lima, Perú, el 21 de julio de 1552, después de gobernar durante diez meses aquel virreinato.

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