Tecnologías digitales: pieza clave para la inclusión de personas con discapacidad



 
Por César Buenadicha*
El concepto de discapacidad ha variado en el tiempo. Hoy, el consenso reafirma la necesidad de abordar la discapacidad desde un punto de vista social, con acciones que se centren en facilitar la participación plena de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad. Nuestros países deben cambiar el prevalente enfoque de filantropía por uno que reconozca las habilidades de las personas con discapacidad, aproveche sus talentos y destruya proactivamente las barreras que impiden su inclusión en la educación, en el trabajo y en la infraestructura vial, urbana y tecnológica.
Una de cada 80 personas en el mundo, es decir, una población de unos 700 millones, vive con algún tipo de discapacidad. En América Latina y el Caribe, la proporción se encuentra entre el 10 y 12 por ciento. A pesar de su alta representatividad, entre el 80 y 90 por ciento está desempleado o excluido de la fuerza laboral. Y aquellos que sí están empleados, no perciben salario o bien perciben una remuneración muy por debajo del resto de la población. En adición al rezago laboral, las personas con discapacidad tienen mayor exclusión educativa y, por lo tanto, mayor riesgo de caer en pobreza.
¿Cómo creamos escuelas y entornos laborales que faciliten la autonomía  de las personas con discapacidad? ¿Cómo cambiamos la mentalidad colectiva para que las  habilidades de una persona puedan destacar sobre sus limitaciones? ¿Cómo pueden las tecnologías digitales ayudar en  el proceso?
Nada sobre nosotros sin nosotros
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada en 2006, ha abierto una oportunidad para impulsar el diseño universal y avanzar hacia una economía incluyente. Pero la formulación de políticas y estrategias sobre inclusión debe contemplar la participación de las personas con discapacidad; es decir, ¨nada sobre nosotros sin nosotros¨.
Recientemente, bajo esa premisa, el BID invitó a expertos internacionales y organizaciones de la sociedad civil para discutir las oportunidades que abren las nuevas tecnologías para potenciar el talento y la inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad. En este contexto, Juan Pablo Salazar, fundador de la Fundación Arcángeles, habló sobre la importancia de un cambio cultural que promueva ver a la persona como sujeto de derecho y no como objeto de caridad.
¨ No son las personas con discapacidad las que tienen que cambiar, sino la percepción de los demás la que debe adaptarse¨, expresó Juan Pablo.
Adoptar esta perspectiva es el primer paso para diseñar proyectos públicos que contemplen las necesidades y experiencias de las personas con discapacidad desde su concepción. Ahora, ¿qué rol juega la tecnología en promover la inclusión sociolaboral?
Agentes de cambio con tecnologías
El empleo es una de las principales fuentes de autonomía. Imagínense las oportunidades que podrían presentarse para el casi 90 por ciento de personas con discapacidad que se encuentran desempleadas, si lográramos eliminar las barreras que impiden su acceso al mercado laboral. Sin duda, es un reto difícil, especialmente considerando que, cada vez más rápido, la tecnología está transformando el mercado laboral y las personas con discapacidad enfrentan mayor dificultad para  acceder a la información.
Sin embargo, hay grandes compañías como Google que están trabajando en accesibilidad. Estas tienen tres factores en común:

Entienden la necesidad del usuario
Piensan en accesibilidad desde la mera concepción de una tecnología
Arriesgan a prueba y error, la adopción de nuevas tecnologías

En América Latina, hay ejemplos que están cambiando el paradigma. Casa de Carlota de Medellín es un estudio de diseño que, al disponer de una extraordinaria combinación de talentos de creativos con autismo y síndrome de Down, ofrece a clientes soluciones de diseño únicas. Incluyeme.com es un portal de empleo inclusivo en siete países latinoamericanos (y España) que da visibilidad al talento de las personas con discapacidad. En igual sentido, Specialisterne es una empresa social que opera en Brasil y otros países, y se especializa en la inserción laboral dentro del espectro de autismo, con un enfoque de aprovechamiento de capacidades.
Este tipo de prácticas son prueba de que, si los límites pueden ser sobrellevados, también el prejuicio. Y sirven de ejemplo para avanzar las normativas y compromisos por parte de gobiernos y organizaciones con la diversidad, hacia un ámbito tangible de inclusión.
Y tú, ¿conoces otras innovaciones que incorporen el talento de las personas con discapacidad en las organizaciones?
 
*César Buenadicha es asesor de innovación digital del Gerente del Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo.



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