Hace algunos años luego de lavarnos las manos acudíamos a una toalla de género o una de papel para secarnos, pero de repente, aparecieron estos secadores que tiran aire seco.Parece muy moderno. Imagino que muchos pensarán en los beneficios de ahorrar papel y por consiguiente en el hecho de generar menos contaminación. Sin embargo, el sistema tiene un “contra” que fue explicado recientemente por científicos de la Universidad de Leeds (Reino Unido).Según consigna la investigación publicada por Daily Mail, “estas maquinas para secar las manos propagan los gérmenes en toda la zona, aumentando las posibilidades de que puedan ser adquiridos por otros usuarios”.Mark Wilcox, director de dicho estudio, expresó: “Cuando las personas usan un secador de chorro de aire, los microbios se desprenden y esparcen por toda la sala”, y agregó que a su juicio y en vista a las cifras, los hospitales deberían prohibir este tipo de dispensadores.Es tan simple y concreto como esto: usar toallas de papel disminuye en cinco veces las posibilidades de contraer algún tipo de malestar.Para tener en cuenta al menos. Quizá sea mejor volver a utilizar toallas de papel luego de ir al baño para secarse las manos.Te podría interesar: ¡Atención! Estudio revela los peligros del diclofenaco
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