El desconocido imperio económico de la Iglesia católica chilena


El 9 de agosto, el Arzobispado de Santiago vendió un paño de 6.700 metros cuadrados, que se ubicaba en Lira con Portugal, justo al lado de la Parroquia San Juan Evangelista, en Santiago Centro. Con esa transacción, la Iglesia se embolsó US$30 millones, ingresos que se suman a un patrimonio la mayor parte de las veces desconocido por la mayoría de los fieles.
El 1 de septiembre de 2016, la Conferencia Episcopal (CECh) y Chile Transparente firmaron un convenio que intentaría ayudar a transparentar los dineros que recibe la institución; sin embargo, a dos años de eso, no se ha avanzado, lo que ha sido criticado por fieles que esperan una mayor claridad en el uso de los recursos.
En ese escrito –firmado por Alberto Precht, director ejecutivo de la instancia internacional, y Cristián Contreras Villarroel, por parte del organismo católico– las partes se comprometieron a asistirse y complementarse, por ejemplo, en un sistema de transparencia activa por parte de CECh.
En el acuerdo también se comprometieron a consultarse mutuamente, “para efectos de decidir sobre las áreas específicas y los detalles de colaboración dentro del marco de este convenio y efectuarán una revisión anual de la operación de este acuerdo… Los arreglos financieros implicados en la implementación de este convenio, serán resueltos a través de consultas entre las dos instituciones con respecto a cada programa de colaboración”.
Este diseño ya ha sido puesto en marcha por la Conferencia Episcopal de España (CEE). En julio de 2016, dentro de los compromisos que firmaron, la CEE se comprometió –entre otras cosas– a ofrecer información económica sobre los destinos de los fondos, a través de una declaración de renta o memorias de actividades de la Iglesia en España. Un hecho que aún no realiza su par en Chile.
Necesidad de transparencia
Es difícil conocer a cabalidad cuánto dinero mueve la Iglesia Católica en Chile. Según información pública, la Arquidiócesis de Santiago percibió en 2016 un total de M$ 10.337.176. De eso, el 41% correspondió a donaciones privadas, el 33% a la donación del 1% y el 26% a conceptos de arriendo. El gasto total en el que incurrió en el mismo año, según la contabilidad que transparentaron, fue de M$ 10.206.010.

Pese a que se trata solo de un convenio y no de una obligación expresa, Alberto Precht -del capítulo chileno de Transparencia Internacional- cree que no solamente la Iglesia Católica, sino que cualquier iglesia debiera apuntar a lograr transparencia, por tratarse de un organismo intermedio tan relevante en la sociedad por el rol moral y ético que cumplen. “La fe pública debe reflejarse en actitudes de transparencia, al igual que los partidos políticos, los gremios o los sindicatos… y por supuesto que los aspectos de transparencia financiera son muy relevantes para los fieles, pero también para la sociedad que en algunos casos también aporta a las iglesias no solamente en Chile, sino que en todas partes a través de beneficios tributarios o principios de libertad de culto”, dijo Precht.
Agregó que la búsqueda en fomentar la transparencia para mejorar los estándares no tiene que ver con diócesis o obispados, sino que la “Conferencia Episcopal” en general; pero también confirmó que el avance en esos compromisos ha ido escaso.
El abogado Rodrigo Mora, experto en transparencia, afirmó que hay un creciente interés por la transparencia de las personas jurídicas sin fines de lucro en el mundo. “Mueven millones de dólares, afectan las políticas públicas haciendo lobby directo; es decir, la Iglesia Católica es una de las organizaciones más poderosas del mundo y de las más influyentes. En el caso chileno posee intereses económicos, recibe muchas donaciones y administra el diezmo”.
En la Conferencia Episcopal no comentaron con más profundidad por qué el avance hacia la transparencia ha sido tan débil, a pesar de la firma del convenio, pero el vocero de la CECh, Jaime Coiro, señaló que “el proceso de convenio avanza según los términos acordados con Chile Transparente”.
Hasta septiembre del año pasado, el Arzobispado de Santiago también era dueña del 15% de la automotora Coseche -importadora de autos Chevrolet- y la Corporación Corporación de Beneficencia Cáritas Chile y la Orden de la Madre de Dios poseían el 30%.
Mora señaló que en el nuevo mundo, más plural y democrático, es un mínimo que la iglesia tenga rendiciones financieras públicas y expliquen, por ejemplo, qué hacen con las subvenciones recibidas por parte del Estado, en qué sociedades tiene inversiones. “¿Es legitimo preguntarse dónde invierte la iglesia? ¿Podría invertir en negocios contrarios a la doctrina: empresas coludidas, condenadas por prácticas antisindicales? Es obvio que es un tema relevante”, comentó el abogado.
Convenio Conferencia Episcopal by El Mostrador on Scribd



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