A San Lorenzo, durante la presidencia de Fernando Miele, le llegó una oferta de un grupo de marketing deportivo que buscaba comprar los derechos de imagen del club por diez años, con una prórroga por diez años más. Eso no era todo, una cláusula de confidencialidad no le permitía al club comunicarle a los socios lo que se iba a firmar. La firma de origen suizo International Sport and Leisure (ISL) era agente comercial de la FIFA y de la UEFA y de clubes como Flamengo y Gremio. Según declaró el presidente Miele, la empresa suiza se encargaría del “merchandising, publicidad, sponsors y los derechos de internet”.
El 30 de noviembre de 2000, los hinchas convocaron a una marcha en el Nuevo Gasómetro bajo el lema “San Lorenzo no se vende”. Los fanáticos lograron que no se concretara el acuerdo que iba a aprobar la Comisión Directiva en ese lugar. En mayo de 2001, la empresa quebró en un escándalo que incluyó a la FIFA. 18 años después, los hinchas celebran ese triunfo que consiguieron defendiendo la camiseta y a su club.
La de #SanLorenzo es una historia de lucha contra las utopías. Por una de esas tantas batallas, hoy el club sigue siendo de los socios.Feliz día, cuervos.— Giuli Pasquali (@giulipsl)
30 de noviembre de 2018
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