“La expropiación es una estupidez de Cárdenas”; “México va a fracasar”; “No lo van a poder hacer”; “En unos meses nos van a llamar porque los mexicanos no saben nada de petróleo”. Esas expresiones corresponden a las semanas y meses posteriores al 18 de marzo de 1938.
Pemex y los mexicanos demostraron a propios y extraños que fueron más capaces que los petroleros y sus ingenieros yanquis.
Bien. Ahora, en una decisión histórica, responsable, patriótica y que les pega en la cara a los conservadores adiestrados para servir a intereses foráneos, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, después de que las empresas privadas fueron incapaces de llenar los requisitos para ganar la licitación y construir la refinería de Dos Bocas en el estado de Tabasco, anunció el jueves 9 de mayo que ésta será construida por Pemex y la Secretaría de Energía con la participación del Instituto Mexicano del Petróleo y recursos humanos, técnicos y financieros de la nación.
Repasemos un poco el tema y perdón por el uso por el verbo ladrar. ¿Quién ladra ahora contra López Obrador y la decisión de su gobierno? Unos lo hacen por intereses económicos porque se relamían la lengua financiera pensando que serían los inversores de la iniciativa privada foránea (yanqui) quienes ganarían la licitación. No pudieron. No llenaron los requisitos.
Los otros que protestan, aúllan, se desgarran las vestiduras (“ladran los perros; luego vamos avanzando”) y se revuelven en sus líquidos biliares, son los conservadores del PRI, del PAN, de los medios de prensa reaccionarios, (ex- chayoteros), algunos expresidentes de la República marcadamente azulosos, algunos empresarios… Sí. Los mismos, exactamente los mismos que vociferaron contra la cancelación del sucio negocio del aeropuerto en Texcoco. Los mismos, exactamente los mismos que vomitaron fuego contra el Tren Maya. Los mismos de siempre contra lo que haga o diga AMLO.
Ahora hasta las calificadoras, empresas neoliberales que no producen nada y que se autodenominan de excelencia, opinan contra nuestros asuntos soberanos.
Nadie de éstos ha dicho una palabra sobre la idea de que construir la refinería de Dos Bocas, cueste lo que cueste, significará rescatar la soberanía energética y más si se asume que las otras seis refinerías mexicanas deben ser rescatadas y rehabilitadas del desastre neoliberal de 36 años de corrupción del PRI y del PAN.
Las opiniones vertidas en las columnas son de exclusiva responsabilidad de quienes las suscriben y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Monitor Expresso
Profesor de educación primaria, Licenciado y Maestro en Pedagogía, diplomado en la Escuela Karl Liebknetch de Potsdam, Alemania. Realizó estudios de Derecho en la UNAM. Estudió la Maestría en la Universidad Hispano-Mexicana.
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