La derecha otra vez quiere hacer un frente contra López Obrador

Escribe: Javier Lozano.
El PRIAN oxigena la esperanza de regresar a recuperar espacios en el 2021, a través de la guerra sucia y propagandística que siempre acostumbran; por ello, Morena no debe alimentar las fricciones, porque el escenario sería aprovechado para penetrar en el radar político.
Por lo anterior, es evidente que existe un catálogo de hechos, que han protagonizado los senadores: Martí Batres y Ricardo Monreal, con el precedente de la candidatura por la Ciudad de México. AMLO supo intervenir de forma oportuna, tras descifrar que una fractura en esos momentos, podía debilitar las aspiraciones de llegar a Palacio Nacional; la lectura de López Obrador, pudo revertir las asperezas, porque su principal estructura y cuadro de liderazgos, afianzaba romper con el maleficio de construir una base instrumentada de llegar por primera vez a gobernar el país.
Al analizar esos procesos, existe nuevamente la premisa que quizá pudiera llegar abrir la brecha de fricciones al interior del partido, asimismo, el proceso que se aproxima para renovar el CEN de Morena. Es natural que existan connotaciones y matices distintos, sin embargo sino se trata con sensibilidad, pudiera llegar a ser complicado, porque la división interna, puede ocasionar un prejuicio exponencial que transcurra en una dirección fragmentadora de la oposición, quien pretende elaborar cualquier ejercicio para penetrar en la agenda pública; basándose en esa óptica, las tensiones y diferencias, deben concretarse a través de mecanismos y recursos que tengan la viabilidad de pacificar las disyuntivas.
Aunque pareciera atípico, hay que tomar el ejemplo del PRD; un partido que nació con la dirección de una ideología para construir una base social democrática a través de sus instituciones; sin embargo, el servilismo, y la palestra central: de anteponer una definición por las candidaturas, debilitó la dirigencia Nacional, y un salto dominante a otros partidos.
En Morena, y sobre todo AMLO, deben ponderar que nos es momento de fricciones que mermen el avance del partido; y más aún, cuando la derecha reaccionaria, hecha andar cualquier tesitura de estas dimensiones, para polarizar y favorecer su expansión como oposición. Si hacemos un balance pequeño, podemos puntualizar, la fabricación que le han hecho al presidente, que engendra esa desesperación compleja, de un bloque que se resistió a perder los frutos y las bondades que el sistema les dio durante años.
a causas que originaron este proceso, tienen que cicatrizar rápido, para capitalizar el ánimo y júbilo que sigue diseñando el pluralismo democrático de la 4T.
Como punto de partida, el PRIAN se ha apoderado de algunos errores que se sujetan para favorecer enormemente: la estrategia de dividir y fragmentar por medio de ese disfraz de oposición responsable, pero que en los hechos, existe un inexorable pasado imborrable de experiencias que empobrecieron, y marginan cada vez más a la sociedad a través de la desigualdad social de las políticas neoliberales; esto implica afortunadamente, desenmascarar las estrategias e intereses de esos personajes superfluos y tóxicos que excesivamente se apoderaron del sistema para corromper esa base democrática que jamás existió en el viejo régimen.
El grado de conciencia de la sociedad aumentó considerablemente, por el desdén acumulado los diversos sectores que con ansia esperaban un cambio sustancial durante más de un siglo. Esa experiencia, debe ser el ejemplo claro para una estructura que ha estado trabajando, bajo una agenda que ha priorizado el avance de aquellas columnas populares que estuvieron al margen por la aplanadora, que sinrazón edificaron la excesiva demagogia.
El PRI y el PAN, son partidos pragmáticos; están dispuestos a contemplar cualquier ofensiva de desprestigio al presidente, eso es más que evidente. Ante esta lógica, Morena debe reflexionar sobre esas acciones que pueden penetrar la vulnerabilidad del partido; es claro que cualquier campaña de descalificación, será hilada bajo esa trama de una oposición, que oxigena por ese discurso ambiguo, inflexible y acrítico.
Morena está obligado a cerrar filas, y demostrar que la cuarta transformación, se rige bajo el pluralismo democrático; en consecuencia, debe emplear mecanismos que no soslayen esa columna inmensa de militantes que votaron por López Obrador. “Por cierto” una encuesta de Massice Caller, coloca a Morena como uno de los partidos con mayor posibilidad de ganar la mayoría de Estados en las elecciones intermedias, que incluye a Michoacán, como último recuerdo del bastión neocardenista y epicentro del perredismo a nivel Nacional; un golpe sumamente duro.
Esto los desciframos en una análisis que titulamos: AMLO se perfila a conquistar Michoacán en el 2021; nada logra permear su dominio, ni siquiera lo de Urzúa. (https://www.sdpnoticias.com/columnas/michoacan-perfila-ganar-2021-amlo.html). El efecto de AMLO sigue siendo dominante en su popularidad, y en su principal programa de gobierno; esos alcances, han puesto nuevamente cuesta abajo a los partidos que tienen un antagonismo con Morena. PRI y PAN en 2021; ¡valla!, eso sería histórico en una boleta electoral, sabemos que siempre han tenido un matrimonio ampliamente explícito por muchas décadas; pero PRD, MC, PAN y PRI sería un cataclismo que sepultará más a estas instituciones.
¿Qué no evaluaron la aplastante derrota del 2018?, parece que no.
“Nos vemos pronto”
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