Pensando en voz alta | EL DEBATE

¿Cuál es el nombre del personaje que interpreta Jessie Buckley en la nueva película del reconocido guionista y director Charlie Kaufman (1958, Nueva York): Pienso en el final (2020, Estados Unidos), basada en la exitosa novela homónima firmada por Ian Reid? ¿Será Lucy? ¿O es uno cuya primera letra es M? No lo sabemos. Y lo curioso es que tardamos varios minutos en notarlo. Y lo hacemos hasta que ese personaje hace un gesto y lanza un comentario al respecto.Quien se la lleva llamándola con varios nombres y, podríamos decir, que sin darse cuenta, es Jake (Jesse Plemons), su novio desde hace unas semanas. Se conocieron, si es que vamos a creerle al recuerdos que evoca la chica (digo, para llamarla de una forma) en un momento de la película, cuando ella fue con unas amigas a un bar y vio cómo se desarrollaba una competencia.
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Dice la chica que su atención quedó prendada de ese correcto rubio que contestaba sin titubear una pregunta tras otra. Y ahora ella está ahí, sentada en el asiento de pasajero del auto de ese correcto rubio, y está pensando una y otra vez que quizá lo mejor sea terminar. Porque aparentemente ella ha entrado en esa fase de querer terminar con todo. Y ese es un pensamiento que, cuando llega, dice ella, es difícil de quitar. El de poner el marcador en cero, el de corregir el camino antes de quedar atrapada en algún lugar del que será imposible salir indemne. Pero, caray ¿Eso lo está pensando o lo está diciendo en voz alta? Porque cada vez que pasa por su cabeza ese pensamiento, Jake rompe el silencio y le pregunta ¿Dijiste algo? ¿En qué estás pensando? Ambos van en ese auto a la granja en la que viven los padres de Jake ¿Para qué? Ella sabe que no lo sabe, porque desde que esperaba a que llegara Jake ella estaba pensando en terminar y la verdad no entiende qué hace ahí, asumiendo de forma tan temprana un compromiso tan grande como es el conocer a los padres de esa persona con la que estás pensando terminar.Porque, seguramente, en ese encuentro se encontrará información sobre el pasado de esa persona y se escucharán anécdotas que seguramente serán incómodas para ambos, además de crear unas expectativas que no se podrán cumplir pues, recordemos, ella está pensando en terminarlo. Y para colmo, el clima está fatal. Nieva. Y poco a poco, mientras pasan los minutos en la granja y ella conoce a los padres de Jake (unos camaleónicos Toni Collette y David Thewlis), la nevada se va transformando en una tormenta de nieve que claramente amenaza el regreso. Pero, bueno ¿Eso importa? Lo digo porque no tardamos en entender que cuando estás pensando en terminar con todo ¿Dónde están los límites? Pienso en el final es un milagro cinematográfico.Lo digo pues de no ser porque Netflix tomó las riendas del proyecto, dudo mucho que Kaufman hubiera podido presentarnos este delirio de película que desde ayer podemos ver en nuestras casas. Una cinta que nos recuerda lo que escribió Sartre: “El infierno son los otros”, pero con un revés dicho por uno de los personajes: “… al mundo lo interpretamos a través de cristales”. 



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