¿Cómo nos comportamos en Internet durante la pandemia?

Tras un año donde casi toda nuestra vida se desarrolló en el mundo digital, el Índice de Civilidad Digital (DCI) de Microsoft es más relevante que nunca. El civismo digital, o como nos comportamos en internet, mejoró en 2020 a nivel mundial, recuperándose de su lectura más baja en cuatro años. Un sentimiento de solidaridad entre las personas e interacciones responsables en línea -sobre todo de los adolescentes- ayudaron a impulsar la recuperación de tres puntos del índice mundial.
Nuestro país no se quedó atrás y presentó una recuperación de 8 puntos. Localmente, los adolescentes chilenos marcaron la pauta con un índice de 63%, mejorando su comportamiento en línea en 9 puntos con respecto al año anterior. Ellos, que nacieron en una época digital, sin dudas están marcando el futuro. Y aunque hemos mejorado en general, los aspectos negativos siguen presentes: El 25% de los chilenos reconoció haber sido víctima de discursos de odio, un aumento de un 9% con respecto a 2017, mientras que el 19% fue blanco de algún tipo de discriminación. Y cuatro de cada 10 compatriotas ha sufrido bullying.
Es fundamental seguir educando y generando conciencia sobre los riesgos que corremos en línea y la importancia de mantenernos seguros en el mundo digital, no solo para evitar fraudes económicos, sino que también para resguardar nuestro bienestar. Es por esto que hemos estado promoviendo el desafío y nuestras acciones de civilidad digital durante cinco años, y lo seguiremos haciendo con el objetivo a largo plazo de impulsar acciones y comportamientos positivos en línea.
Y es imperativo que -como reflejó la encuesta- los medios de comunicación sean activos y ayuden a mejorar la civilidad digital; también es fundamental el aporte de las redes sociales, así como de las instituciones educativas, las empresas de tecnología y, por cierto, del gobierno. La civilidad digital requiere del esfuerzo de todos nosotros para que Internet sea un lugar más seguro y cuidado.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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