Del estallido a Boric presidente: 4 ideas para entender a un Chile histórico


Crítico de los partidos tradicionales y de la centroizquierda que representaba la Concentración, tras dos mandatos cumplidos en el Congreso de la República (el último siendo el segundo candidato más votado en todo Chile), Boric es parte de una generación que realizó su aprendizaje político en la política. 
Tomando la posta de la hoy congresista Camila Vallejo, cabeza de un Chile que hace apenas diez años pedía una educación gratuita y de calidad, el presidente electo grafica el surgimiento de nuevos liderazgos tras un par de décadas donde la política estuvo monopolizada por las dos grandes coaliciones protagonistas de la transición democrática nacional. 
Su protagonismo político quedó reforzado con el estallido social y la firma del Acuerdo Por la Paz Social y la Nueva Constitución el cual si bien fue fuertemente criticados por quienes hoy celebran a Boric, sentó las bases para una salida institucional a la mayor crisis en la historia democrática del país.  
El hecho fue síntoma de un futuro candidato que, tras su sorpresiva victoria sobre la figura de Daniel Jadué en las internas del mes de julio, evitó fogonear los fantasmas alimentados por un aparato mediático y político que alertaba sobre un Chile populista en agenda. 
Desde el eslogan “Sumando para un nuevo Chile”, el programa de Gobierno presenta cuatro reformas estructurales como el acceso garantizado universal a la salud, las pensiones dignas sin AFP, un sistema educativo público, gratuito y de calidad y la conformación del primer gobierno ecologista de la historia de Chile.
Como precisa Pablo Stefanoni, el programa está lejos de ser radical, pudiendo pensarse como la expresión de un proyecto de justicia social de tipo socialdemócrata en un país donde, pese a los avances en términos de lucha contra la pobreza, perviven formas de desigualdad social inaceptables junto a la mercantilización de la vida social.
Frente a los siempre demandantes de condenas internacionales, Boric resaltó a lo larga de su candidatura (así también en su tránsito como congresista) la necesidad de respetar las instituciones democráticas criticando en ello a los gobiernos de Nicaragua, Venezuela, y Cuba, representando además la idea de un Chile más inclusivo en cuanto a las libertades individuales. 



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