Dentro de la percepción generalizada que se tiene sobre el quehacer político, para el grueso de la población no existen enfoques o campos de acción específicos, y es por ello que solemos evaluar y enjuiciar con el mismo rasero tanto a quienes toman las decisiones como a quienes las ejecutan.Esta situación, además de injusta, es en muchos casos la causante de esa desafección política que vivimos, donde incluso las nuevas generaciones están sucumbiendo ante esa generalización y estigmatización que hacemos de todo lo que rodea esta actividad, y que poco a poco ha ido alimentando nuestra displicencia y apatía como sociedad.De ahí entonces que son comprensibles sus consecuencias como el abstencionismo, o la escasa confianza ciudadana que se le tiene por ejemplo a los partidos políticos, y en general, a todos aquellos que se viven de esta profesión, es decir, a esos a los que la gente suele llamar “los políticos”. Por esta razón es conveniente recordar que, aunque estrechamente vinculados, existen dentro del ámbito público conceptos similares pero que obedecen a enfoques diferentes y potestades muy particulares.En este plano sobresalen campos específicos como el que corresponde a la política pública y aquel que pertenece a la gestión pública, los cuales se desenvuelven en espectros distintos pero complementarios, ya que ambos forman parte de las decisiones del Estado.
Sin pretender ahondar en el análisis de estos conceptos que por sí solos forman parte del esquema curricular de quienes se especializan en el estudio de la ciencia política, mi único propósito es este caso, es simplemente traer a colación este tema para reflexionar sobre la relevancia que representa el contar con políticos y gobernantes que sean verdaderos líderes.Para llegar a ubicar esos liderazgos, debemos previamente reconocer el ámbito en el que se desenvuelven, es decir, si lo hacen como tomadores de decisiones estratégicas (Políticas Públicas) con el fin de resolver un problema público, y en la cuales se definen los objetivos, acciones y metas que se requieren para lograrlo.O si en cambio lo hacen desde su responsabilidad operativa en el proceso de Gestión Pública, donde como líder se debe ser capaz de conseguir y organizar todos los elementos que se requieren para instrumentar esas Políticas Públicas, cuyo propósito es satisfacer determinadas demandas sociales.Y es aquí donde reside mi interés por destacar el beneficio que hoy tenemos los culiacanenses, al contar con un nuevo alcalde (sustituto) que, de entrada, está demostrando que más que alguien que las circunstancias lo han ungido como jefe, es ante todo un líder, alguien que no llegó simplemente a administrar las carencias y que parece estar decidido a entrarle al toro por los cuernos para atender las enormes carencias que padecemos en la capital de nuestra entidad. Con la llegada del Arq. Juan de Dios Gámez Mendívil, se mandó un mensaje de institucionalidad, de respeto por las leyes y, sobre todo, de la supremacía que debe otorgárseles a las demandas sociales.
Lo primero que se le reconoce al nuevo alcalde, es su capacidad de conciliación para resarcir los agravios que su antecesor había cometido. En segundo lugar, destaca la prudencia y objetividad con la que ha ido adecuando su equipo de trabajo, dejando de lado toda filia o fobia de carácter político o personal, y anteponiendo la capacidad de las personas y su grado de compromiso institucional.
Muestra de lo anterior son la confianza que el alcalde ha depositado en nuevas incorporaciones como la del periodista, comunicador y analista Carlos Ricardo Valenzuela García, quien asume la Dirección de Comunicación Social.Del mismo modo destaca su decisión de llevar a cabo un verdadero reordenamiento urbano que le dé movilidad funcional a los centros poblados del municipio. Para ello, cuenta la ventaja de su propia formación académica como arquitecto urbanista, así como el apoyo de funcionarios con gran prestigio y capacidad, como el Arq. Alberto Medrano Contreras, quien funge como director del IMPLAN. Bien por esta nueva etapa para Culiacán y para quienes aquí residimos.
NUEVOS TEXTOS PARA REFLEXIONAR Y CONSTRUIR LA PAZ.- Mucho éxito tuvo la reciente presentación de dos volúmenes más (números VI y VII) de la colección ETHOS, del reconocido periodista Rodolfo Díaz Fonseca, mismos que recogen las reflexiones de vida con las que el autor, a través de sus cotidianos artículos periodísticos, apela a nuestra esencia humana para trascender en este mundo lleno de trivialidades, hedonismo e hiperconectividad. ¡En horabuena!.
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