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Moderación vs extremismo – El Mostrador



Qué tienen en común, Felipe Kast, Francisco Chahuán, Mariana Aylwin, Oscar Landerretche, Cristián Warnken, Andrés Velasco, Ximena Rincón, Oscar Guillermo Garretón, Sergio Micco o Matías Walker, que son todas personas moderadas y que todas votan “Rechazo”.
Ellos difieren en muchas cosas, el tamaño del Estado, las prioridades del gasto público, la forma de enfrentar la violencia, pero no se equivocan en una cosa, que Chile es un país, con diversidad y riqueza cultural en su interior, pero un país. Y en ese país cabemos todos, en el de Ximena Rincón o en el Francisco Chahuán, somos todos bienvenidos.
El problema es que el borrador de constitución que hicieron Stingo y Loncón, es que no cabemos todos. Existe un concepto subyacente que invade el texto completo que es un nosotros y un ellos. Por eso que un texto que se suponía que tenía la carrera corrida, enfrenta tanto rechazo. Porque es un texto inmoderado o derechamente extremista, es un texto excluyente y divisivo. Los países construyen su futuro a partir de su historia, no destruyen su historia para experimentar con un futuro inventado.
La constitución de un país debe ser un espejo en que todos nos veamos reflejados. Pero esta constitución no es eso. Es un espejo que desfigura nuestra historia, distorsiona a nuestros indígenas y oculta al Chile real. Hoy somos un país cada vez más integrado. En nuestro Senado hay 3 senadores de apellidos indígenas sin necesidad de escaños reservados y uno de apellido vinos pero elegido por una comuna popular. Ellos llegaron a esos cargos, porque los votaron chilenos de distintos orígenes, chilenos que se ven parte de una misma nación. Pero esta constitución es una regresión de esa integración
No hay nada más odioso que meter a todos los indígenas en un mismo saco, como si no fueran personas sino un colectivo. Alguna vez siendo ministro le pregunté a una madre mapuche si quería que le enseñáramos mapudungún a su hijo en el colegio y me contesto “no ministro, yo prefiero que le enseñen inglés porque mapudungún le enseño yo en la casa”. Hay indígenas pobres y ricos, urbanos y rurales, honestos y de los otros, trabajadores y flojos; religiosos y laicos; igual que el resto de los chilenos. Y no porque tengan una cultura ancestral distinta quieren tener un futuro diferente del resto de nosotros. No todos los indígenas aprecian la propiedad colectiva, ni quieren tener justicia propia, ni menos tienen un acervo jurídico tradicional (quién escuchó hablar de tribunales Onas). Muchos prefieren la propiedad individual y quieren someterse a las mismas leyes y jueces que el resto de los chilenos.
La constitución del presidente Lagos siguiendo la tradición constitucional chilena desde nuestra independencia (Artículo 24 del Ensayo Constitución de 1812) asegura la igualdad ante la ley y no reconoce personas ni grupos privilegiados. Esta constitución rompe con esa historia. So pretexto de reparar un error, comete otro de proporciones bíblicas. Divide la nación chilena por etnias (amén de territorios y sexos) y a los indígenas les concede beneficios y derechos (territorio, justicia, agua, policía, etc.) que le niega o limita al resto de la población. Eso hace de esta constitución una constitución extremista y discriminatoria.
Pero no sólo eso. En vez de desconcentrar el poder en favor de las regiones lo concentra en favor de Santiago, al eliminar el Senado donde las regiones son mayoría y crear una cámara única que se elige por población donde Santiago corre con ventaja. Pero no termina ahí, además le quita poder a la gente y se lo da los políticos. Kant decía que nadie puede obligarnos a ser felices a su manera. Esta constitución le entrega el poder al Estado y a una cámara única para decidir sin limitaciones, sobre nuestras propiedades, nuestra salud, nuestra educación y nuestras pensiones, en síntesis, sobre nuestra vida y felicidad. Eso es extremista e inmoderado, y por eso esta constitución causa tanto rechazo, porque limita nuestra libertad y la deja entregada a los vaivenes políticos.

Al presidente Boric no lo eligió la extrema izquierda. Con esa sacó 24%. Lo eligió el extremo centro. El mismo que decide todas las elecciones en Chile y al que no le convence esta constitución ni menos le convence que una vez aprobada se pueda modificar dados los altos quórums y el veto indígena. La constitución de Lagos es más moderada que ésta impone menos exigencias legales al sistema político que ésta y resulta más fácil de modificar que ésta. Por eso rechazar para modificar es la opción que aconseja la moderación.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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Etiquetas: Chile

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