Fernanda Iglesias habló tras sufrir un ataque de pánico en el trabajo



En Argentina se estima que más de seis millones de personas tuvieron síntomas relacionados con ataques de pánico y alrededor de un millón sufren el trastorno. Y este viernes, desde su cuenta personal, Fernanda Iglesias contó cómo fue que  vivió ella esta afección que la llevó a tomarse unos días en el trabajo. La periodista narró en un video qué fue lo que le pasó  el pasado lunes 27 de mayo cuando se encontraba en vivo para LAM y se descompuso. “Me preguntaron muchísimo estos días por qué no estaba en LAM, y ésta es la pura verdad. Los ataques de pánico son reales. El miedo es real. Y la gente que te ama, te salva. Gracias a todos por el apoyo inmenso”, comenzó diciendo desde su cuenta oficial. Al tiempo que explicó en detalles qué fue lo que le sucedió: “En ese momento no lo sabía, pensé que estaba teniendo un infarto. Me empezó a doler el pecho muchísimo, sentía como que tenía la pata de un elefante pisándome. El dolor me subió hasta el cuello y la mandíbula, y pensé que me iba a morir”, reveló Iglesias. “Por suerte, mis compañeros de trabajo enseguida me asistieron. Me llevaron a un lugar donde estaba un poco más contenida, llamaron a la ambulancia y vinieron los médicos, que me midieron la presión y el oxígeno”, detalló. “Me dijeron que estaba bien y más tarde me hice un electrocardiograma, que también estaba bien. Me dijeron que tenía que hacer reposo, pero que era emocional. Ahí fue cuando me di cuenta que había tenido un ataque de pánico porque el dolor existía y la sensación de muerte también”, señaló. “Ese día, para calmarme, me sirvió que hubiese gente alrededor que quería ayudarme. Que vengan los médicos también me tranquilizó. Me sirvió mucho llorar un poco, me liberé. Si te pasa algo parecido refugiate en el amor, es lo único que te va a salvar. El amor salva y cuida tu salud mental”, concluyó en su relato. Ataques de pánico: cuáles son los síntomas más frecuentesPalpitaciones o aumento del ritmo cardíaco.
Sudoración excesiva.
Temblores o sacudidas.
Sensación de falta de aliento o asfixia.
Mareo o sensación de desmayo.
Náuseas o malestar abdominal.
Sensación de irrealidad o de estar separado de uno mismo (despersonalización).
Miedo a perder el control o volverse loco.
Miedo a morir.
 



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