¡Ceceacheros, sí señor!, las voces en la marcha en CU



Dos días después de la agresión de grupos porriles contra estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades campus Azcapotzalco, que dejó varios heridos, cuatro de ellos de gravedad, la comunidad estudiantil y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México puso al frente de sí a los alumnos y alumnas atacados, y tras de ellos marchó, por decenas de miles, hasta la Rectoría de la máxima casa de estudios del país, para exigir justicia.
Pueden hacerse aproximaciones para dimensionar la abrumadora concurrencia a la protesta: al formarse para iniciar la marcha, por ejemplo, los contingentes estudiantiles, provenientes de todos los colegios, facultades, institutos y campus de la UNAM, ocuparon los dos carriles en dirección norte de la avenida Mario de la Cueva de Ciudad Universitaria, desde el edificio Mario Molina (de la Facultad de Química) hasta la sede del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Ahí, la hilera de contingentes daba la vuelta sobre el retorno de la misma avenida Mario de la Cueva, para continuar extendiéndose, ahora sobre los carriles con dirección sur, hasta rodear totalmente la Facultad de Ciencias Políticas y el área de reserva natural contigua.
Así, en total, los contingentes universitarios aún estáticos y compactados, apenas formados para arrancar la marcha, se prolongaban a lo largo de dos kilómetros de asfalto, y eso sin contar a aquellos que aguardaban en los camellones arbolados, en espera de espacio para integrarse a la formación.
En la protesta, además, participaron solidariamente grupos conformados por estudiantes y académicos del Instituto Politécnico Nacional, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, la Universidad Autónoma Metropolitana, El Colegio de México, la Universidad Pedagógica Nacional, el Instituto Nacional de Bellas Artes, y otras casas de estudio, todos con un mismo coro: “¡Fuera porros de la UNAM!”.
Convocados para iniciar la caminata hacia la Rectoría de la UNAM a las 13:00 horas, ésta en realidad inició 45 minutos después, debido a que el alto número de asistentes volvió tan lento el acomodo de cada contingente que, de hecho, cuando los alumnos y alumnas del CCH Azcapotzalco emprendieron la marcha, muchos otros aún aguardaban a que se abriera un poco de espacio para poder sumarse.
“La gente nos pregunta ¿quiénes son ustedes? –fue el cántico usado por el contingente de Azcapo para arrancar la marcha– Y les contestamos: ¡ceceacheros, sí señor! ¡De lo bueno, lo mejor!”

Dos consignas más, sin embargo, fueron también constantes, casi permanentes, y cuando un contingente cesaba su canto, los contingentes ubicados detrás o delante las retomaban: la primera, la condena contra la violencia hacia las mujeres en espacios universitarios, “¡Alerta, alerta al machista, que América Latina será toda feminista!”; la segunda, el conteo del uno al 43, rematado con un grito de “justicia”, por los estudiantes normalistas de Ayotzinapa detenidos y desaparecidos hace ya casi cuatro años, en Iguala, Guerrero.
Ante el temor de que la protesta fuera infiltrada por los mismos grupos porriles que a principios de semana atacaron a los estudiantes del CCH Azcapotzalco (cuando se manifestaban pacíficamente frente a Rectoría), esta vez las medidas de seguridad fueron extremadas por los universitarios, que identificaron su adscripción a cada contingente con marcas y colores específicos estampados en sus manos, a grado tal que, en algunas ocasiones, jóvenes que llevaban el rostro cubierto fueron alejados, cuando intentaron sumarse a dichos contingentes.
En ningún caso, sin embargo, estas situaciones derivaron en confrontaciones mayores. Aquellos pocos que fueron rechazados de algún contingente por llevar el rostro cubierto, fueron aceptados en otro.
Por parte de las autoridades, no obstante, no fue patente ninguna acción específica para prevenir ataques a la manifestación (omisión también denunciada durante la agresión de porros del pasado lunes) y sólo pudo constatarse la presencia de dos vehículos de “Auxilio UNAM”, el grupo de seguridad de la casa de estudios, en el punto de arranque de la manifestación.
Una hora después de que la marcha dio inicio, el primer contingente, el del CCH Azcapo, llegó a Rectoría, y tras ellos y ellas, un mar de universitarios que inundó primero la explanada frontal del edificio administrativo, luego su explanada posterior, y finalmente las escalinatas de piedra y tres cuartas partes del pastizal conocido como Las Islas.
En total, el espacio ocupado por los manifestantes superaba los 2 mil 100 metros cuadrados, algo así como tres veces el área que ocupa la explanada del Zócalo capitalino.
CuartoscuroAnte tal multitud, ningún discurso fue posible, no sólo porque ningún equipo de sonido habría podido llevar la voz de quien hablara a los oídos de tanta gente… sino porque ni siquiera hubo equipo de sonido.
Un megáfono manual, no obstante, fue empuñado de forma simbólica por las representantes del CCH Azcapo, plantadas debajo del mural de David Alfaro Siqueiros que adorna el edificio de Rectoría, para explicar que el conflicto en su plantel inició por la exigencia estudiantil de contar con maestros suficientes, por el reclamo ante la destrucción de murales realizados por el mismo alumnado, y por la imposición de cuotas ilegales por parte de las autoridades.
Cubierto su rostro con una pañoleta verde (emblema de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, de Argentina), las representantes del CCH Azcapo dieron después lectura a su pliego petitorio, siempre a través del megáfono de mano, dirigiéndose a la multitud que se extendía hasta el fondo de Las Islas, aún cuando sólo pudieran escucharlas aquellos que estuvieran a unos metros del punto desde donde ellas hablaban.
Éstas son las demandas planteadas:
1.- Se exige la correcta asignación de docentes a cada asignatura acorde a los grupos existentes en ambos turnos, considerando la capacidad y el mobiliario con el que se cuente en cada una de las aulas.
2.- En cuanto a la asignación de la nueva administración, el alumnado tendrá conocimiento previo del historial profesional de los docentes que se postulen a dirección, y que al realizarse su elección se lleve a cabo una consulta con la comunidad del plantel, para así mantener su opinión.
3.- Que la autoridad tenga la obligación de respetar, no cohibir y no intervenir en las expresiones político-culturales de la comunidad estudiantil, tales como murales y actividades recreativas. También es imperativo que exista el compromiso escrito de dar mantenimiento de forma periódica para preservarlos.
4.- Justificación y transparencia de labores administrativos y del presupuesto asignado al plantel durante la administración de la licenciada Guadalupe Márquez Cárdenas y de las futuras administraciones.
5.- La solución a problemáticas en los siguientes puntos: Acoso, atender de forma continua e inmediata a las denuncias realizadas por parte de la comunidad; seguridad del plantel, exterior e interior. Dar mayor soporte, continuidad y una adecuada atención a los programas del sendero y transporte seguro.
6.- Se realizan acciones para desarticulación, destitución y expulsión de grupos porriles, y de aquellas personas que los (inaudible) promueven y protegen.
7.- No existe ningún tipo de represalias físicas o académicas contra cualquier estudiante que haya participado de alguna forma en este movimiento estudiantil.
Para las 16:00 horas, los asistentes iniciaron lentamente la partida, y como en manifestaciones similares ocurridas en el pasado, al final de la concentración, estudiantes encapuchados cerraron temporalmente la avenida Insurgentes, sin que esto derivara en confrontaciones con la policía.
Poco después, las explanadas alrededor de Rectoría, y Las Islas, fueron desocupadas ante la amenaza de lluvia, no sin que los grafitis clamando justicia para las universitarias asesinadas, borrados en mayo de 2017, fueran reinstaurados en el letrero tridimensional que adorna dicho pastizal con la leyenda #HechoEnLaUNAM.



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