El calvario de Jésica: su ex la acuchilló con su beba en brazos y ahora está prófugo


Jesica Romina Dornel conoció a Damián Martínez cuando iba a visitar a su prima a Benavidez. Un par de meses fueron suficientes para que ella se de cuenta de que era violento así que no duraron mucho juntos. Pero como siempre pasa con estos varones machistas, la separación fue el comienzo de otra pesadilla. “Escucho ruidos a la noche y tengo miedo. No puedo dormir bien”, cuenta la víctima a Filo.News y avisa que está en el hospital y le están por sacar los puntos de la cara. Tiene heridas en los brazos, golpes y cortes en las mejillas. Su ex forzó la puerta de su casa y entró de noche. “Me venía acosando por todas las redes sociales y por guasap. Me llamaba sin parar, yo bloqueaba su número y me llamaba desde otro. Cuando lo bloqueé de Facebook, que era su última alternativa y su único medio de comunicación que le quedaba, se ve que eso lo enloqueció. Horas más tarde simplemente pateó la puerta y la rompió”, detalla Jésica.La noche del horror 

Así golpeó su ex pareja a Jésica | Foto: Jésica Dornel

Cuando Martínez entró a la casa de su ex ella estaba con Magui, la hija que tienen en común, en brazos. “Cuando tuve a la beba él estaba preso así que decidí no ponerla a nombre de los dos, además sabía que era violento”, explica. Esa noche Damián irrumpió en la casa de Jésica con un cuchillo e insultándola. “Si no sos mía no sos de nadie”, le dijo mientras le clavaba el arma en los brazos y le pegaba en la cara. Los celos fueron siempre un conflicto entre ellos. En realidad, según cuenta la víctima, él la vivía celando. “Quería manejarme todas las redes sociales. Obvio que después de los ataques que tenía se calmaba y me decía que iba a cambiar, pero nunca cambiaba”, cuenta. Durante la charla con Jésica, le pedí que me contara cómo había sido el  ataque. En ese momento, la víctima relató así lo sucedido: “Cuando entró y me atacó yo le decía que pare, que estaba la beba y dijo ´esta puta de mierda´ y la escupió. Ahí me di cuenta lo sacado que estaba. Forcejee y grité a mis nenas (Jesica tiene tres hijas más de 9, 8 y 4 años) que se la lleven a Magui arriba y me quedé sola luchando con él para que no me mate. Una puñalada iba directamente a mi panza, puse mi brazo y me hice hacia atrás pero llegó a cortarme el brazo. Le agarraba las manos para contener los ataques pero igual me llego a clavar varias veces en la cara el cuchillo. Mi intención era salir afuera con él porque tuve oportunidad de salir corriendo pero mis hijas estaban arriba y no podía salir y dejarlas ahí. Por momentos me mareaban los golpes pero traté de todas formas salir hacia afuera con él. En el momento que salimos a los forcejeos empecé a gritar mientras seguía luchando por mi vida. En un momento se le cae el cuchillo y empieza a golpearme. Ahí salieron los vecinos y él se fue corriendo. Cuando se iba me gritaba que si lo denunciaba iba a mandar a los compañeros a violar y a matar a mis hijas. Quiso irse en la moto que había dejado a la vuelta y los vecinos lo patearon, se cayó y salió corriendo. La moto quedó ahí y más tarde se la llevó la gente de tránsito. No puedo creer estar viva. Estuvo Dios ahí peleando a mi lado. No encuentro otra explicación”.No son celos, es machismo 

Parte de la charla con amenazas de Damián Martínez | Captura de Jésica

Es hora de que los celos, esos celos de los que habla Jésica, tengan otro nombre. Un nombre que no sea inocente y que demuestre la violencia que hay detrás de ese acto que se supone “de amor”. Es hora de dejar de relacionar los celos con el cariño y comenzar a entender que cuanto más suceden, más peligroso es. Este sistema les cuenta a los varones desde que son muy chiquitos que su casa, hijos y mujer, entran en el paquete del “macho proveedor”. Que ellos llevan “los pantalones” y que sus novias o esposas les deben servidumbre, sumisión, placer y fidelidad. Nos repiten una y otra vez que cuanto más violento más hombre, cuanto más duro, más cruel y más brutal, más masculino. Jésica define a su ex pareja como un enfermo pero él es, en realidad, un muy bien diez, un perfecto resultado de este mundo machista. La Justicia y su pacto entre machos
Esta semana el Superior Tribunal de Justicia de Chubut le bajó la pena a Brian Petrillán quien atacó a cuchillazos a su mujer porque sostienen que no hubo intención de matar. El beneficiado apuñaló cinco veces a Erika Gallego frente a sus hijos, dejándola discapacitada. En su momento lo condenaron por intento de femicidio a la pena de 12 años de prisión pero luego, una resolución que está firmada del máximo órgano de justicia de la provincia revocó la condena y lo recalificó como “lesiones graves agravadas por ser ocasionadas en un contexto de violencia de género”.Casi lo mismo le pasó a Jésica. “Esto fue intento de homicidio, no lesiones como dice la denuncia. En el momento en el que la hice no me fijé lo que pusieron porque había sido muy reciente. No me percaté”, indica la víctima y agrega: “al día siguiente vi que estaba caratulada como ´agresiones y violación de domicilio´ y la verdad me parece una burla. El me quería matar, me lo dijo”. Mientras que desde la Fiscalía N° 5 de Marcos Paz minimizan la denuncia, y si bien ahora ella está con custodia dinámica (un patrullero que la acompaña a todos lados), Damián  ya tenía una orden perimetral que jamás respetó . Hoy, “escondido como rata” , le envía amenazas desde números desconocidos y ella siente que esta locura no termina. “Siento que jamás voy a volver a estar tranquila”, finaliza angustiada.

Denuncia ante la fiscalía N° 5 de Marcos Paz | Foto: Jesica Dornel

Si querés leer la denuncia completa, hacé click acá. 



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