¿Sabías que cada vez que pones a cocer alguna verdura esta pierde gran parte de su aporte vitamínico? Sin embargo, la cocina al vapor se ha transformado en la tendencia culinaria mundial no solo porque conserva los nutrientes de los alimentos, sino porque otorga gran sabor y textura.
La cocción al vapor consiste en ir cociendo poco a poco los alimentos, con el vapor que se desprende de la ebullición del agua (u otro medio líquido) sin que el alimento esté en contacto.
De esta forma, los nutrientes se conservan casi intactos, en particular con las verduras que mantienen su sabor, consistencia y color natural. Esto es porque se cocinan con una temperatura uniforme que oscila entre los 95º y 100º C, es decir, menor a los 110º C que, de acuerdo con varios estudios, es la temperatura a partir de la cual los nutrientes comienzan a degradarse.
También ayuda a regular el colesterol o a mejorar el aspecto general de la piel, debido a que no daña a las vitaminas C y E de los alimentos, que son las encargadas de eliminar sustancias dañinas que aceleran el envejecimiento.
Dentro de los beneficios que implica este tipo de cocción, es que no suma calorías, ya que al cocinarlo así no se necesitan añadir aceites o aditivos a la preparación.
Además, si se logran los tiempos precisos de cocción, quedan muy jugosos.
La cocina al vapor es una de las técnicas más antiguas para preparar alimentos, pero se cree que es obligación disponer de una vaporera para realizar este tipo de preparaciones. No obstante, hay diversos trucos que se pueden usar, como poner pelotas hechas de papel aluminio en una cacerola con agua, y sobre ellas un plato o colador con los alimentos.
También existe una innovación tecnológica de línea blanca que la empresa alemana Miele trajo al mercado nacional. El electrodoméstico de libre instalación da la opción de cocinar hasta 3 preparaciones, a 100°C, permitiendo que algunos vegetales sean consumidos con hasta 50% más de nutrientes que con otras formas de preparación.
