Entonces, en un primer momento tenemos cuatro personas con roles bastante claros. Un denunciante (Pedro Etchebest), dos denunciados (Carlos Stornelli y Marcelo D´Alessio) y un juez que lleva la causa (Alejo Ramos Padilla). Listo… bueno, no. A partir del 8 de febrero se sucedieron una infinidad de eventos que hacen de este un escenario bastante complejo.
Algunas fechas importantes: Tras que parte del equipo de legisladores que responden a Elisa Carrió presentara ante la justicia escuchas telefónicas que dijeron haber recibido en un sobre anónimo, lo cierto es que Stornelli denunció a D’Alessio.
A partir de esto tenemos el allanamiento sobre la casa de Marcelo D´Alessio en el country Saint Thomas, la presentación de este en un juzgado penal para presentar un hábeas corpus y su eventual detención.
Tras una primera indagatoria, Ramos Padilla procesa a D’Alessio como miembro de una asociación ilícita dedicada a realizar “ablandes, carpetazos, operaciones de inteligencia y producir pánico” en personas luego extorsionadas para que “se volvieran arrepentidos o entregaran dinero”. La imputación sería ampliada una semana después.
Tras el envío de un informe a la Comisión Bicameral de Inteligencia del Congreso por parte de Padilla, el 5 de marzo Stornelli pidió la nulidad de la causa que instruye este juez. Dos días después, Stornelli no se presenta a declarar.
El miércoles pasado Ramos Padilla se presentó en la Comisión de Libertad de Expresión de Diputados donde entre muchísimas cosas sostuvo investigar una “paraestatal de espionaje ideológico, político y judicial de grandes magnitudes”.
