Una dura consecuencia tuvo este lunes la teleserie del Partido Regionalista Independiente Demócrata (PRI), cuando el presidente de una de las facciones, Hugo Ortiz de Filippi, fue marginado del comité político de La Moneda, la más alta instancia de coordinación política entre el Gobierno y el oficialismo.
El problema que enfrenta el PRI es que está dividido en dos partidos, con distintos presidentes, directivas, tribunales supremos y logos.
Por un lado, está el bando del exsenador Ortiz de Filippi y por otro, el grupo encabezado por el excontrolador del partido, Eduardo Salas.
A esto se suma que la única autoridad de peso del partido en el gabinete, la subsecretaria Alejandra Bravo, es pareja de Salas, y no sigue a la directiva de Ortiz de Filippi.
Así las cosas, el desorden interno le está costando caro al partido en el seno del Gobierno. “El PRI se va a marginar hasta que puedan resolver sus problemas internos y eso nosotros lo valoramos como un acto de madurez, para que, finalmente cuando estos problemas se resuelvan, puedan reincorporarse al comité político”, confirmó la ministra secretaria general de Gobierno, Cecilia Pérez.
Las divisiones
El origen de la pugna se remonta a las elecciones del año pasado. De acuerdo al grupo de Salas, los comicios donde fue elegido Hugo Ortiz de Filipi fueron irregulares por incumplir el requisito de género. Como respuesta, Salas fue expulsado del partido por la conducción oficial.
Sin embargo, el viernes pasado, el bando disidente celebró un consejo general, donde resultó elegido Elson Bórquez como presidente y Salas como secretario general. Además, se eligió un nuevo Tribunal Supremo y una comisión política. De acuerdo a fuentes de esta facción, presentarán ante el Servel el acta que estableció la nueva directiva.
Por contrapartida, este fin de semana el grupo de Ortiz de Filippi realizó un encuentro programático en Punta de Tralca donde se acordó pasar al Tribunal Supremo a los integrantes del partido que decidieron formar la directiva paralela.
En medio de este enredo, y ante el desaire en palacio, Ortiz de Filippi entregó en La Moneda los certificados emitidos por el Servicio Electoral que lo acreditan como presidente de la colectividad.
