Río Pachiñe, el pueblo de Oaxaca que vive en riesgo y esperando reubicación a dos años del sismo



Lo mismo dijo Alejandro Murat cuando se reunió con los damnificados de la comunidad, en el albergue que se instaló en la telesecundaria de Río Pachiñe: “Aquí está su Gobernador y aquí vamos a estar el tiempo que sea necesario”.
“Esos sólo llegaron a la foto —dice Edelberto Juan, o como todos lo llaman Tío Beto—. Él (gobernador) vio físicamente cómo estaban las casas en el suelo, lo vio. Y después, cuando se reunió con nosotros allá en el albergue nos dijo que iba a ver la forma de que nos reubicaran, eso fue lo que dijo: vamos a ver la forma de reubicarlos”.
Dos años después, el geólogo que iba a revisar lo sucedido con el suelo como prometió Murat, no ha llegado, ni se ha reubicado a nadie.
Lo que sí llegó fue el personal Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), quienes de acuerdo con un boletín del gobierno de Oaxaca, fueron los encargados de levantar el censo de daños y damnificados en la localidad.
Después llegaron las tarjetas que Sedatu repartió con recursos del Fondo Nacional de Desastres (Fonden) para la reconstrucción.
Griselba Juan Santiago fue una de las personas que recibió una de las tarjetas. La grieta entró a su casa, cruzó el piso y la colapsó. En total fueron 82 viviendas las que se vinieron abajo o fueron severamente dañadas en Río Pachiñe, durante los sismos de septiembre.
Cuando le entregaron la tarjeta le dijeron que tenía hasta tres años para utilizarla. Después trabajadores de Sedatu empezaron a presionarla: “pasaban cada mes, querían ver el comprobante que cuánto gasté, que cuánto pagué de material y qué material había yo comprado, y ellos querían ver mero el recibo, el ticket. Y luego que tenía que construir, pero les dije que no sabíamos si la zona era apta, que había un estudio que se hizo, que se consiguió gracias a Nääxwiin pero que el gobierno no nos daba respuestas”.
“De hecho, mis vecinos construyeron por lo mismo, por la presión de Sedatu, no tanto porque querían construir”, dice Griselba.
Algunas de esas casas reconstruidas ya tienen grietas. En otras, como en las de Edelberto Juan y de Edgar Teodoro Galván, secretario y presidente del Comité de Damnificados de Pachiñé, respectivamente, han detectado hoyos que han ido creciendo hasta convertirse en pequeños socavones.
Esa situación es lo que llevó al Comité de Damnificados a pedir en agosto de 2018 la intervención de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.
El ombudsman oaxaqueño, Bernardo Rodríguez Alamilla, dice que se ha solicitado información a dependencias estatales, municipales y federales, sobre la situación del Río Pachiñe, pero que tampoco han obtenido respuesta.
“Lo que nos responde Sedatu es que no nos puede dar información porque nosotros no somos una instancia competente y, que se la pidamos a través de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Una respuesta que nos parece grave, porque al final de cuentas, más allá del tema de competencias, lo que hay en riesgo son vidas”.
Esa respuesta de Sedatu salió del escritorio del director adjunto B de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la dependencia, Oscar Ernie Orozco Perea.
Por el momento, dice Rodríguez Alamilla, la Defensoría está armando el expediente para remitirlo a la CNDH.



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