Doce años sin Jorge Guinzburg: recuerdo de un hombre excepcional y el día que se afeito el bigote



El 12 de marzo de 2008 una de las máximas estrellas de la televisión argentina dejó un vacío para siempre, unos zapatos díficiles de llenar. Ese día, el conductor y periodista, Jorge Guinzburg, fallecía producto de una enfermedad pulmonar crónica.

Revolucionario de la pantalla chica, el periodista oriundo del barrio porteño de Flores saltó de la gráfica a la radio, de la radio a la televisión y el teatro, hasta convertirse en uno de los grandes referentes del humor.Integró la redacción de Satiricón, creada por Oscar Blotta. Fue uno de los que inició la revista Humor y también fue el creador de “Diógenes y el linyera”, la tira cómica de la última página del diario Clarín que se publicó hasta el 13 de marzo de 2008, el día siguiente a la muerte de Guinzburg.

Doce años sin Jorge Guinzburg

En televisión, Guinzburg entrevistó a decenas de figuras como Diego Maradona, Guillermo Francella, Susana Giménez, y más; y trascendieron sus ciclos televisivos La Noticia Rebelde, La Biblia y el calefón, Peor es nada (junto Horacio Fontova), “Tres tristes tigres” (con Midachi) y su último Mañanas informales.Su humor descontracturó el periodismo, humanizando a las figuras que entrevistaba y recolectando múltiples risas en las audiencias y no el fastidio que muchas veces genera la información tradicional.Padre de la humorista Malena y Soledad, de su primer matrimonio y de Ian y Sacha, de su unión Andrea Stivel, a quien solía definir como “su gran amor”. Hincha ferviente de Vélez Sarfield, y de una estatura que según comentaba, nunca lo acomplejó e hizo de ella sólo una cuestión física que contrapesó con la grandeza de su imagen y legado.Su despedida estuvo rodeada de artistas, celebridades, el cariño de sus allegados y las audiencias prendidas a la noticia. Guinzburg es y será siempre el recuerdo de un hombre excepcional.El día que se afeitó en vivo
Llevaba años con el bigote, un rasgo característico de su persona. Sin embargo, su picardía, talento para olfatear lo que buscan las audiencias y su audacia para jugar en grande, lo llevaría a una apuesta, que finalmente pagó.

En un programa de Mañanas informales Guinzburg apostó a que si Gastón Recondo bajaba de peso, se afeitaría el bigote, que portó durante treinta años. Y así lo hizo. Luego de que el panelista de deportes se subiera a la balanza y al canto de “Sin bigote, y Jorge sin bigote”, el conductor cumplió lo prometido en vivo en televisión.Eternamente, Guinzburg

Para muchos, se fue antes de tiempo. Para otros, llegó y sin dudas cumplió su misión. Tal como lo diría en una de sus recordados reportajes. “Si yo pensara que mi vida tiene una misión sacerdotal, la misión sacerdotal que le quiero dar a mi vida es la de dar alegría”, sostuvo. Deseo más que realizado.En esta nota:



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