Desde que llegó el coronavirus a Argentina, se escucha todo el tiempo la idea de que lo que hay que hacer es “aplanar la curva de contagios”. La curva es el número proyectado de personas que contraerán COVID-19 durante un cierto período de tiempo.Dependiendo de la velocidad a la que se expande el virus en la población, la curva puede tomar una forma más parecida al rojo o más parecida al azul. Cuanto más parecida sea al azul, mejor, porque se podrá evitar que el sistema de salud colapse y, por lo tanto, habrá menos muertes. Que la curva sea más plana no significa que se vaya a infectar menos gente sino que lo va a hacer en un período de tiempo más largo. Esto se traduce, como explicó Florencia Luna en esta nota, en un sistema de atención médica menos sobrecargado, menos visitas al hospital en un día determinado y menos personas enfermas que no pueden ser atendidas apropiadamente.
Para el achatamiento de la curva, Argentina optó por una medida drástica: una cuarentena prácticamente total, que logra el máximo aislamiento social posible. Y parece estar dando resultados.
Gráfico de Rodrigo Quiroga, investigador del CONICET.
El gráfico de acá arriba muestra cómo debería haber evolucionado la curva de infectados no-importados si hubiese seguido un crecimiento exponencial de duplicación cada tres días (en naranja) y cómo está evolucionando efectivamente de acuerdo a los datos que expone el Ministerio de Salud todos los días. Al 7 de abril, debería haber habido más de 700 contagiados si se siguiera un crecimiento exponencial y hubo 10 veces menos. Otro signo positivo es que si bien la cantida de tests que se hacen por día se duplicó desde el 27 de marzo hasta hoy, la cantidad de positivos se mantiene constante. Por lo tanto, el porcentaje de tests positivos sobre tests realizados bajó muchísimo.
En azul, los tests totales; en verde, los positivos. El alejamiento de la curva azul y la verde indica que se aumenta la cantidad de tests, mientras la cantidad de positivos baja. El gráfico es de Quiroga.
Esto no significa, desde ya, que haya que relajarse, ni que hayamos vencido al virus sino simplemente que el esfuerzo que hacemos vale la pena. Esto no es una carrera de 100 metros: es una maratón. Quedándonos en nuestras casas quienes podemos hacerlo estamos literalmente contribuyendo a salvar vidas. En esta nota:
