Análisis | Amor. Boda. Azar intenta explorar con humor un universo de posibilidades



No tendrá el título más ingenioso del mundo, pero Amor. Boda. Azar (Love. Wedding. Repeat) promociona exactamente lo que vende: una historia sobre el amor y el destino, ambientada en una idílica boda en la campiña italiana. Un reparto de infelices personajes reunidos casi contra su voluntad y abrumados por el peso de sus propias decisiones, son los protagonistas de esta fábula moderna (con moraleja incluida), que propone explorar con cierta agudeza y sentido del humor la importancia de las pequeñas acciones. Basada libremente en la rom-com francesa de 2012 “Plan de Table”, esta nueva versión en habla inglesa juega con las posibilidades del azar en una serie de diferentes escenarios para una misma historia. Jack (Sam Claflin) se reencuentra en la boda de su hermana Hayley con la mujer de sus sueños (Olivia Munn), tres años después de haberla conocido. Tras perder la oportunidad de declararle su amor en ese entonces por una vuelta del destino, está decidido a no dejarla ir otra vez. Pero su misión romántica se complica cuando Hayley (Eleanor Tomlinson) le encarga salvar la velada de una potencial catástrofe.

¿Lo digo o no lo digo?

La mesa 4 es el lugar donde se reúnen todos los invitados americanos a la boda europea, un cóctel explosivo de amigos y ex parejas, que detona por culpa de un plan pobremente ejecutado. Los momentos incómodos se suceden con chistes algo anticuados y mucho tiempo invertido en explicar historias previas, entre algunos hallazgos divertidos y planteos interesantes que lamentablemente se resuelven muy rápido. A medida que el relato coral se va desarrollando, conocemos a los personajes por sus principales defectos y pobres habilidades sociales, ingredientes de una receta para el desastre. Pero no todo está perdido, gracias a la teoría subyacente de la narración en off: un pequeño detalle puede cambiarlo todo.Sin embargo, no es un detalle, sino una serie de decisiones conscientes y cambios de actitud radicales, lo que termina de configurar un desenlace completamente distinto para la historia. La premisa es interesante y de a ratos la trama logra mantener un buen ritmo, pero el giro narrativo que busca separar a esta comedia del montón no alcanza a justificar su propia existencia. Como tampoco compensa la pobre construcción de los personajes y la falta de química entre ellos, salvo contadas excepciones. Cabe destacar la impecable dirección de fotografía y la selección de la banda sonora, destinada a enfatizar los momentos clave, cuando el guion no logra su cometido.

Si bien de a ratos nos remonta a grandes exponentes del género como Cuatro bodas y un funeral, especialmente por la ambientación y el protagónico à la Hugh Grant de Claflin, el resultado final carece del encanto de las comedias que homenajea. Aunque el potencial está ahí, y quizás eso es lo más frustrante. Puede que en las manos de un director/a más experimentado que el novato Dean Craig, con algunos cambios menores en el elenco y sin chistes escatológicos, la premisa funcione tan bien que compruebe su propia hipótesis: “Toda la vida se reduce a una cuestión de azar”. Y si tuviéramos la posibilidad de utilizar su propio recurso narrativo para volver a resetear la historia, el producto final sería muy distinto.6.0
Amor. Boda. Azar
(Love.Wedding.Repeat, Dean Craig, 2020)En esta nota:



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