Ser niño, en tiempo de pandemia 2020



de Filiberto Ramírez
“No existe pared alguna en la imaginación de un niño, que paralice su felicidad”
Solo volviendo hacer niños podemos comprender que los seres humanos estamos dotados de eso que se llama imaginación, la cual es una función cognitiva fundamental, que desempeña un papel clave en todas las formas de vida mental, desde la percepción a los recuerdos, sueños y pensamientos. Es por eso que hoy, día del niño, tenemos que utilizar la imaginación junto con ellos, para que tengan un día extraordinario.
Imaginar es volver a vivir. Un niño sabe que la imaginación, no solo es para recordar o soñar, sino para crear ideas y hacer las realidad.
Con la imaginación podemos pensar más allá de los confines de nuestra situación inmediata, podemos revaluar el pasado o evocar un posible futuro.
La mayoría de las ideas, por más abstractas que parezcan, nacen como imágenes. De hecho, etimológicamente, la palabra griega idea significa “visión”. En este sentido, idear es imaginar. Pero la imaginación no solo surge de las imágenes. También puede ser desencadenada por una descripción verbal, al leer una novela o un poema.
En cualquier caso, sin imaginación no habría lenguaje. Aprendemos a leer gracias a la imaginación, que convierte marcas de tinta sobre un papel en evocaciones de cosas ausentes. El poder transformador de la imaginación es tan grande que la simple lectura de un texto escrito puede llegar a conmovernos profundamente.
Es por eso que con esta explicación y teniendo a los niños en casa porque que no pueden salir por la pandemia del covid 19, es necesario que echemos volar nuestra imaginación junto con ellos.
Debemos recordar cómo podíamos convertir una roca en un vehículo todo terreno, y con un poco de grava o tierra hacíamos autopistas, éramos los mejores ingenieros; con unos centavos podíamos comprar cualquier cosas, eras los mejores economistas o admiradores; con un pedazo de papel teníamos la mejor aeronave o un hermoso y enorme barco, en verdad éramos los mejores constructores; con un carro de juguete, éramos los mejores pilotos de fórmula uno, no nos veían ni el polvo; con una muñeca las niñas, eran las mejor mamás del mundo o tenían a la mejor amiga; con una cubeta o cacerola en la cabeza y una caja de cartón, estaban listos para viajar a la luna; sentados en el sofá o en la silla estaban preparados para zarpar o para despegar hacia una nueva aventura; un niño no necesita de mucho, solo que le brindes parte de tu tiempo para que lo puedan compartir juntos y con un poco de imaginación lograr cualquier cosas y serán los más felices del universo.
En estos días de cuarentena, saquemos del baúl de los recuerdos esos tiempos maravillosos, cuando no nos preocupaba nada, y cuando nuestra imaginación no paraba de jugar con nosotros y compartamos con los peques los mejores Recuerdos. Ellos solo desean de corazón, un mundo mejor y eso está en nuestras manos.
Las opiniones vertidas en las columnas son de exclusiva responsabilidad de quienes las suscriben y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Monitor Expresso



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