Niñez y Pandemia: un asunto social



Sin duda que la situación de cómo viven los niños y niñas la pandemia en Chile no puede ser analizada bajo un enfoque individual, sino que debe considerar factores sociales, económicos, de género e históricos, para evitar así una sobre psicologización y comprensión de un tiempo que no es igual para todos puesto que la realidad de algún modo perfila las angustias e inquietudes que se viven en la familia.
Durante este tiempo muchos niños y niñas han debido quedarse en casa sin poder ir al jardín infantil o al colegio y las alternativas han sido, en la mayoría de los casos, desarrollar las clases mediante video conferencia. Sin embargo, este recurso se topa con una variable donde no todos pueden acceder, por ejemplo, el porcentaje con hogares que tienen internet fija en la comuna de La Pintana es de un 30,83%, en Renca un 58,03% viendo un contraste considerable con una comuna del sector oriente de la Región Metropolitana como Providencia que tiene un 127,86% (Censo 2017) de hogares con internet fija (SUBTEL, 2019).
A lo anterior se agrega las veces que un integrante de la familia debe salir a trabajar con el temor de regresar a casa infectado con coronavirus o que un integrante de la familia sea despedido o su trabajo se vuelva inestable. Ambas situaciones terminan por generar un clima familiar donde los niños y niñas van escuchando aquellas tensiones de un desamparo social y de una incertidumbre, enmarcada en tensiones de vida y muerte, económicas y sociales, por una realidad que no se sabe cómo se levantará el día ni menos qué sucederá con el siguiente.
El desafío estará entonces, que, si los jardines infantiles ni colegios podrán estar como lugar de apoyo de necesidad básicas, de contención y ventilación de las anteriores angustias, se deberán propiciar instancias de apoyo colectivas para bebés, niños y niñas junto a sus padres y madres para que ese clima de angustia no sofoque la vida ni sea vivido en soledad en un tiempo donde la angustia de las familias es un asunto social y no individual.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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