El 5 de mayo de 1882 el gobernador Mariano Martínez de Castro inauguró el ferrocarril Sinaloa-Durango, que corría de Culiacán al pequeño puerto de Altata. Era una pequeña máquina de leña, cuyo servicio dejaba mucho que desear. Y era todo lo que tenía Sinaloa.Por el año de 1893, el ingeniero Francisco Sosa y Ávila, encargado de la Sección de Estadística del Estado de Sinaloa, empezó a difundir las bondades que traería a la entidad un verdadero ferrocarril. En realidad, Sosa y Ávila se encontraba decepcionado porque Sinaloa se estaba rezagando del resto del país en esta materia. Incluso en el vecino estado de Sonora, desde 1877 se había otorgado una concesión federal a Robert Symon y David Ferguson para construir un ferrocarril de Guaymas a Paso del Norte, obra que se inició en Punta Arenas el 6 de mayo de 1880 y llegó al puerto sonorense el 4 de diciembre.
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El 16 de diciembre de 1881 se hicieron algunas modificaciones a la concesión, ubicándose como lugar de destino la ciudad de Nogales, en lugar de Paso del Norte, con el compromiso de construir posteriormente un ramal entre la capital sonorense y la ciudad chihuahuense. El mes anterior el gobernador sonorense había inaugurado el servicio diario de trenes entre Hermosillo y Guaymas. Más tarde, y debido a que no se cumplió con lo pactado, se canceló el ramal Hermosillo-Paso del Norte.
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