Una empresa constructora se comunicó con cada uno de los propietarios de los campos ubicados en una zona de la ciudad de Lublin, en Polonia, para ofrecerles comprar sus terrenos y llevar adelante un enorme desarrollo inmobiliario. Michal Myslowski fue el único que rechazó cada una de las jugosas ofertas. Él estaba convencido de que no quería vender su campo y nada ni nadie lo hizo cambiar de opinión. El proyecto avanzó, la zona fue invadida por edificios grises y blancos pero Myslowski está feliz porque mantuvo sus hectáreas. Hoy, él trabajando sus tierras y su cosechadora amarilla son uno de los grandes íconos del lugar. Tanto que se volvieron viral.
El campo se mantiene en marcha y aunque no es fácil todos aprendieron a convivir con la producción agrícola. “Estas fotos y videos que circulan en las redes sociales no me molestan en absoluto. Probablemente yo también las compartiría”, reveló Myslowski tras saltar a la fama. “Es toda una sensación para la gente que vive en la ciudad y no está acostumbrada a ver las máquinas. Genera curiosidad y no es de extrañar”, añadió el hombre que recibe constantemente visitas de los curiosos que quieren comprobar aquello que vieron en un video.Uno de los vecinos del barrio expresó en diálogo con el medio local Dziennik Wschodni: “Como residente, puedo decir que no nos molesta en absoluto. Por el contrario, mejor una vista así fuera de la ventana que estar rodeada de edificios de hormigón”. Otra propietaria de la zona aseguró: “Los chicos esperan este momento todo el año. No nos molesta, nos pone contentos”.
