Tandas del Bienestar falla en apoyar a becarios a autoemplearse



El presidente Andrés Manuel López Obrador informó el 5 de marzo de 2020 que el programa Tandas para el Bienestar se articularía con Jóvenes Construyendo el Futuro para que los egresados tuvieran acceso a un apoyo inicial de 6 mil pesos y emprendieran un negocio. Según se informó en ese momento, al menos el 20% de los becarios egresados querían autoemplearse.
Año y medio del anuncio, no solo se desconoce a cuántos jóvenes se ha apoyado, sino que quienes pagaron puntualmente ese primer crédito, acumulan meses esperando a que se le dé seguimiento al programa y tengan acceso al siguiente préstamo, el de 10 mil pesos, pues lo que recibieron no ha sido suficiente para autoemplearse.
Animal Político solicitó vía transparencia el padrón de beneficiarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro que hubieran recibido las Tandas para el Bienestar en la modalidad Mes 13 —como se nombró específicamente a este apoyo—, sin embargo, tanto la Secretaría de Economía, como las de Trabajo y Bienestar dijeron no contar con esta información. 

La Secretaría del Bienestar no solo refirió que la solicitud tendría que hacerse a la Secretaría de Economía sino que incluso, en un oficio con fecha del 5 de agosto 2021, afirmó que no tienen a su cargo el programa de Tandas del Bienestar, esto, a pesar de que el 12 de enero de 2021 se celebró el Acuerdo de Traspaso de Recursos Financieros y Humanos por el que se transfiere el programa Microcréditos para el Bienestar de la Secretaría de Economía a la Secretaría de Bienestar y que consta en las Reglas de Operación del Programa publicadas el 12 de febrero de 2021 en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
En tanto, la Secretaría de Economía pidió consultar el listado de beneficiarios en la Plataforma Nacional de Transparencia en donde trimestralmente, aseguraron, se actualiza la información. Aunque hay listados de beneficiarios, es imposible saber quiénes y cuántos fueron también becarios de Jóvenes Construyendo el Futuro.
Por su parte, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social informó que no solo no se ubicó la información solicitada, sino que la modalidad Mes 13 no es parte del programa Jóvenes Construyendo el Futuro.

“Los Microcréditos para el Bienestar modalidad Mes 13 no son parte del programa como lo refiere en su solicitud; por lo tanto, no existe la obligación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y de la Unidad del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro de contar con la información relativa”, se lee en la respuesta de información pública, con fecha del 19 de agosto, y que fue firmada por Luis Fernando Tapia Luna, enlace de transparencia de la Unidad del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro.
Cuando se anunció que los egresados del programa Jóvenes Construyendo el Futuro podrían acceder al apoyo de la Tanda para el Bienestar se estimó que en 2020 se les podrían entregar hasta 200 mil créditos, sin embargo, hasta la fecha se desconoce a cuántos jóvenes se benefició y no hay información sobre los alcances de esta política social, es decir, si los beneficiarios efectivamente se autoemplearon y de haberlo hecho si todos sus negocios lograron salir adelante.
Dejan a la deriva a los buenos pagadores
Max Vite fue becario del programa Jóvenes Construyendo el Futuro y se capacitó durante 12 meses en la Secretaría de Cultura federal. Cuenta que de inicio apoyó en la logística de eventos y tiempo después, al advertir que contaba con conocimientos de diseño gráfico, le pedían que ayudara con la realización de algunos carteles de eventos de la dependencia.
Lamentablemente, cuenta, al término de su beca no fue contratado. Animal Político reveló que en tres años de operación, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro ha logrado integrar a un millón 120 mil jóvenes para ser aprendices. De ellos, solo 9 mil 232 fueron contratados en el lugar de la capacitación, lo que significa 0.8%. 
El autoempleo le pareció que era una buena alternativa y al enterarse de que podía acceder al apoyo de la Tanda del Bienestar, hizo formalmente su solicitud.
“Llené todo lo que me pedían y solicité la tanda en mayo del 2020. La terminé de pagar súper rápido, por octubre ya la había pagado. Ese apoyo fue de 6 mil pesos que me depositaron, pero la cosa es que ese es el único apoyo que me han dado, o sea, fue el de 6 mil y hasta la fecha no me han dado otro a pesar de que yo ya la liquidé… ya va para un año”, explica el joven de 27 años.
De acuerdo con las reglas de operación del programa Tandas para el Bienestar, los beneficiarios cuentan con un año para pagar el crédito y el primer pago pueden hacerlo hasta tres meses después de acceder al apoyo. Incentivados por lograr créditos mayores, algunos beneficiarios —como Max—, se apuran a liquidarlo para acceder a otro inmediatamente, lo que finalmente no ha ocurrido para ningún beneficiario, como se publicó en la primera entrega de este reportaje.
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Los 6 mil pesos que el joven recibió le ayudaron a comprar algunas herramientas con miras a poder autoemplearse, aunque no le alcanzó para lo que buscaba.
Por ejemplo, se compró una tableta de diseño que costó alrededor de mil pesos. “No puede comprar una mejor porque esas cuestan 3 mil o 4 mil (pesos)”, comparte.
La computadora que ocupa para hacer sus diseños, aunque es muy básica, le ha servido para hacer algunos trabajos. Sin embargo, subraya, para autoemplearse y dedicarse de lleno al diseño —como es su objetivo—, necesita mejores herramientas.
En entrevista, Max cuenta que ha mandado un sinnúmero de correos electrónicos al mail de ayuda de las Tandas del Bienestar preguntando cuándo recibirá el apoyo de 10 mil pesos, pero no ha tenido ninguna respuesta. En abril pasado se le comunicó que los apoyos se habían suspendido por las elecciones, pero es fecha que no recibe nada. Incluso, acudió a buscar a la representante de la Secretaría de Bienestar de su colonia y la única respuesta que obtuvo fue una explicación de cómo hacer los pagos, información que él conoce porque liquidó en su totalidad el primer préstamo.
Hace más de un año que salió de la Secretaría de Cultura y no ha encontrado empleo. Tampoco ha podido emprender porque los pocos ahorros que tiene no le alcanzan para comprarse una computadora equipada que le permita hacer su labor de diseñador y ahora sí poder autoemplearse.
“Yo les pediría que cumplan con los plazos, o sea, si por ejemplo, ya terminaste de liquidarla que ya puedas acceder al siguiente nivel porque igual hay mucha gente que igual ya terminó de pagarla y no puede acceder al siguiente apoyo, además creo que para las condiciones de muchos (6 mil pesos) no son suficientes, yo creo que tendría que ser mínimo de 10 mil pesos para que tu puedas comprar los materiales que quieres”, consideró el joven.
Hace año y medio que Max concluyó sus 12 meses como becario del programa Jóvenes Construyendo el Futuro y hace casi un año que pagó en su totalidad la Tanda del Bienestar. Aún no consigue empleo, en su casa —y con las pocas herramientas que tiene— avanza en los diseños de su portafolio para salir y mostrarlo con la ilusión de encontrar un empleo.
“No es que no me ayudara, pero tampoco me benefició”
“La mejor forma de definirlo es decir que fue como un parche porque no fue tanto (dinero). A veces escuchas ‘mil pesos’ y sí dices: ‘qué buena lana’ porque nadie te la regala, y sí es cierto, sobre todo cuando estás en dificultades económicas, pero cuando la empiezas a dividir pues termina siendo para pagar lo que no pudiste pagar todo el tiempo que te quedaste sin trabajo… se hace nada. No es que no me ayudara, pero tampoco me benefició”, asegura Laura de 30 años.
Laura, que no es su verdadero nombre pero solicitó cuidar su identidad, también fue becaria del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro en la Secretaría de Cultura federal. Fueron alrededor de 100 jóvenes que apoyaron durante un año en distintas actividades en los recintos culturales de la capital.
Desde que entró al programa, cuenta, tuvo la esperanza de quedarse a trabajar, pero finalmente no ocurrió. En febrero de 2020 concluyó su periodo como becaria de Jóvenes Construyendo el Futuro, justamente cuando el país atravesaba la segunda ola de contagios de COVID-19. Encontrar un trabajo parecía una misión imposible, así que decidió aceptar la Tanda para el Bienestar a la que tenía derecho por haber concluído con sus 12 meses de becaria.
La joven explica que para ese tiempo aunque ella sí necesitaba el apoyo, su mamá y su negocio de ropa lo requerían al doble, más porque meses atrás su mamá había solicitado ingresar al programa Tandas para el Bienestar y no había sido seleccionada.
“No la solicité por mí, sino porque mi mamá la había solicitado y se la rechazaron, entonces nos dijeron que a nosotros de Jóvenes nos daban más oportunidad y dije ‘vamos a hacer el intento para que mi mamá pueda sacar el changarro’”, agrega.
Llenó los formularios y así como la solicitó, se la autorizaron. Para su sorpresa un día se dio cuenta de que tenía un depósito en su cuenta.
“La saqué para apoyar el negocio de mi mamá y la verdad es que no duró mucho. Suenan más o menos bien 6 mil pesos, pero realmente si lo comparamos con lo que me daban en Jóvenes (Construyendo el Futuro) eran dos meses. Terminó ayudándonos a pagar gastos de casa: luz y gas que nunca nos lo dejaron de cobrar, pero para hacer inversión como nos decían, realmente no, no nos alcanza”, dice Laura.
Al paso de los meses la situación económica en la casa de Laura se ha complicado por lo que la joven tuvo que solicitar otro crédito, esta vez en el banco.
“Me funcionó (la tanda) pero no me salvó la vida, de hecho, después tuve que sacar un préstamo en un banco porque sabemos que fue un año muy difícil. Ahorita igual me alivió con ese y como no me han estado cobrando las tandas, esas las dejé al final”.
Laura aún adeuda la mitad de la Tanda del Bienestar y aunque quisiera acceder a un crédito mayor, sabe que no es posible porque no cuenta con un ingreso fijo que garantice que pueda pagar. 
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