colectivas buscan visibilizar logros feministas



Fotografías y videos de mujeres realizando grafitis, cargando palos o forcejeando con policías han sido utilizadas por autoridades para estigmatizar manifestaciones. Pero para arquitectas, restauradoras, historiadoras y colectivas, las mismas imágenes son la muestra de que aún hay exigencias pendientes de resolver y de que, saliendo a las calles, grupos feministas han logrado acceso a la justicia y reconocimiento de derechos.
Es por eso que, en un ejercicio que contrasta con la forma tradicional de concebir la restauración -que reclama por el daño a paredes y monumentos- y la museografía, decidieron integrar un acervo de las imágenes de protestas, de pintas con consignas feministas y de la diversidad de expresiones con las que las mujeres se han manifestado en el país. Y ahora buscan llevarlo a una galería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para su exposición.
“Nosotras empezamos a impulsar la idea de hacer un archivo de preservación de las pintas como patrimonio, como si fuera nuestra herencia. Dejamos de abocarnos a lo de siempre, que es la conservación de monumentos, de piedras”, explica Sofía Riojas, arquitecta integrante de la colectiva Restauradoras con Glitter.

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“Desde hace más de dos años hemos hecho un trabajo muy activo en reformular la manera en la que trabajamos desde nuestras áreas, e incluso en dejar de lado el concepto de patrimonio, por la carga que tiene, y hablar en su lugar de herencias culturales, que pueden ser diversas, contradictorias, tensas, y que no necesariamente abonan a un discurso oficial y hegemónico”, explica.
Ese discurso hegemónico, de acuerdo con la colectiva, limita la presencia de las mujeres en el espacio público. Por ello, remarca Sofía, es importante que el acervo concentre la memoria de los momentos en los que las feministas han salido a romper con las formas tradicionales de ocupar lugares y roles en los que se espera que sean pasivas.

Bajo esta perspectiva de resignificación de los espacios y reconocimiento de la lucha de las mujeres, estudiantes de arquitectura buscan que con esta exposición -curada por las Restauradoras con Glitter- se reinaugure la galería de la facultad, renombrada “María Luisa Dehesa” tras protestas feministas. Pero a falta de presupuesto institucional para ello, actualmente se encuentran buscando fondos que permitan realizar la actividad.

“La deuda histórica de no nombrarnos”
Tras meses de mantener un paro virtual, la colectiva Mujeres Organizadas de la Facultad de Arquitectura (MOFA) consiguió que las autoridades universitarias aceptaran, entre otras exigencias, el renombrar aulas y espacios, ya que todos tenían nombres de hombres, lo que consideran violencia simbólica.
Gracias a las manifestaciones que realizaron, aún cuando la Facultad mantenía clases virtuales por la pandemia, la galería dejó de llevar el nombre de José Luis Benlliure, para llamarse ahora María Luisa Dehesa, y otras aulas cambiaron los nombres de Carlos Lazo y Lino Picaseño por los de la urbanista Estefanía Chávez y la arquitecta Lilia Guzmán.
“Desde hace varios años, en Arquitectura las mujeres somos el 50% de las estudiantes, aunque se asume que es una carrera para hombres. Solo se miran sus logros, es por eso que, en busca de subsanar la deuda histórica de no nombrarnos, exigimos que fueran rebautizados los espacios”, comentan en entrevista con el medio.
“También exigimos que se incluya la perspectiva de género en las clases en la facultad, y que se nombre y se reconozca a las arquitectas, paisajistas, urbanistas y diseñadoras industriales, para que nos sintamos representadas”, agregan.
Es por eso que, para las integrantes de MOFA, reinaugurar la galería María Luisa Dehesa -primera arquitecta titulada de México y América Latina- con la exposición sobre protestas feministas no solo es un homenaje a la lucha de otras colectivas, sino también de la suya. Representa la celebración del triunfo que tuvieron al conseguir que las autoridades cedieran a cumplir sus exigencias.
“Planeamos hacer un evento para reinaugurar cada uno de los espacios renombrados, y siendo el primero una galería, nos pareció buena idea hacerlo con una exposición. Nos parece importante que las niñas y mujeres sepan y vean que sí hay cambios verdaderos, y que estos se han alcanzado luchando, grafiteando, marchando y resistiendo desde hace muchos años”, señalan.
Además de retratar las intervenciones del llamado “bloque negro” -grupo identificado por intervenir el espacio público- las fotografías que conformarán la exposición, tomadas por las fotoperiodistas Andrea Murcia, María Ruíz, Quetzalli Blanco y Sashenka Gutiérrez, buscan mostrar las “otras formas” en las que mujeres también se han manifestado, y que pasan desapercibidas ante las críticas contra las protestas que incluyen pintas y cristales rotos.
“Tenemos un poco más de interés en mostrar las intervenciones del bloque negro, pero también buscamos mostrar otra clase de intervenciones, porque pasa mucho que cuando hay manifestaciones y se pinta dicen “hay otras formas”, y lo sabemos… se han hecho, tenemos algunas retratadas en la exposición, pero queremos que entiendan que se ha llegado a este punto del hartazgo porque eso no funciona”.
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“El feminismo no destruye, construye”
Isela Cruz, maestra en historia del arte, explica que las fotografías elegidas para integrar la exposición no buscan confrontar a los asistentes, sino convocarlos a mirar con empatía las luchas feministas.
“Las fotos son muy poderosas, elegimos las que representan más el contexto nacional y la lucha universitaria. Para nosotras es importante que haya representación de la diversidad de mujeres, y que se entienda que el feminismo no destruye, construye, y es algo que los discursos oficiales han dejado de lado”, comenta.
Invitada a formar parte de la curaduría de la exposición, Isela explica que esta muestra cómo las intervenciones artísticas “pueden ser muy poderosas, y en este caso lo que planteamos es, con imágenes, resaltar los lazos emotivos que se generan alrededor de la protesta, y que toda esa rabia y ese dolor pueden ser transformativos para los derechos de todas”.
La importancia de la exposición, destaca, es que “no busca ser confrontativa, sino conciliadora. Que logre sensibilizar a las y los visitantes sobre lo ocurrido, y que entiendan las manifestaciones feministas no desde la destrucción, sino desde la construcción de lazos de sororidad, de acuerdos y de logros. Que de lo peor del dolor, las mujeres han sacado lo mejor”.
Actualmente, el montaje de la muestra continúa en proceso. Debido a que la iniciativa corre a cargo de las MOFA, las universitarias se encuentran todavía recabando fondos suficientes para la impresión de fotografías, mamparas, viniles y material de proyección.
Para apoyarlas, abrieron una campaña en la plataforma Donadora, en la que ofrecen calendarios feministas y talleres a quienes brinden recursos para la exposición.
 
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