Cómo la pandemia ha afectado la salud física y mental de los chilenos



La pandemia por Covid-19 ha impactado de diversas formas en la salud física y mental de las personas a nivel mundial. Esto se traduce en mayor estrés o ansiedad, pero también en manifestaciones como molestias y dolores, ya sea por un peor estado físico producto del encierro o por postergar consultas y controles médicos.
Por ejemplo, las patologías psiquiátricas de mayor prevalencia que han afectado a los chilenos en este período son los trastornos de ansiedad, el estrés postraumático, los trastornos anímicos asociados a la depresión junto con las adicciones a través del abuso de alcohol y drogas, asegura el doctor Alejandro Cuevas, médico cirujano y psiquiatra de la Universidad de Chile.
“La pandemia ha obligado a realizar cambios en los hábitos de todos, en conductas sociales, laborales, en la interacción o el dejar de interactuar con otros, en estilos de vida y ha traído consecuencias en la salud mental. Esta situación ha puesto de manifiesto muchos problemas emocionales, psicológicos y psiquiátricos que se intuyen, pero generalmente se ignoran porque se confunden con los problemas de la vida y estaban enmascarados por el día a día”, afirma el especialista.
Investigaciones indican que entre 50-60% de los chilenos reconoce que su salud emocional o sicológica se ha deteriorado desde que partió el coronavirus. A ello, se suma que 1 de cada 8 pacientes que han sufrido covid-19 desarrolla complicaciones psiquiátricas o neurológicas hasta 6 meses después del contagio y también, entre 1 y 3 casos de personas que tenían como antecedente un problema de salud mental han sufrido un recrudecimiento de su patología después del covid.
Uno de los problemas más frecuentes es el trastorno de ansiedad, que se ha agudizado en el último tiempo. Además de la incertidumbre en sí por la pandemia y “se sumó la incertidumbre laboral, los contagios de familiares o amistades por lo que caímos en un estado de ansiedad y de tensión muy intenso, muchos lo minimizan porque tienen que seguir adelante, pero el nivel de afectación de las personas es tremendo y se está hiperalerta e hiperreactivo frente a los demás, con una agresividad que se mantiene aún”, comenta Cuevas.
En el caso de un trastorno de ansiedad, las opciones de tratamiento son fármacos antidepresivos y ansiolíticos como el clotiazepam. Consultado si hubo un alza en el consumo de estos fármacos, el especialista señala que “efectivamente ha habido gran aumento de fármacos para tratar las patologías psiquiátricas ansiosas y anímicas y se ha elevado su uso ya sea por indicación médica o automedicación”.
Entre los principios activos más buscados sin receta médica están los más económicos, como Fluoxetina y Sertralina. Otros buscados por recomendación de un conocido son Escitalopram, Alprazolam y Clonazepam.
Pero es riesgoso consumir medicamentos para la depresión o ansiedad sin receta médica ni monitoreo de un especialista. Por tratarse de fármacos que actúan en el sistema nervioso central modificando los niveles de neurotransmisores, pueden generar desde cambios conductuales hasta incluso la muerte al agudizarse una patología.
Por eso ante síntomas de depresión o ansiedad, es aconsejable acudir al médico o psiquiatra quien prescribirá el tratamiento considerando otros problemas de salud del paciente, medicamentos adicionales que consume, en algunos casos realizará un examen de sangre para definir dosis y monitoreará la evolución y los efectos positivos o adversos del tratamiento.
Lesiones y manejo del dolor
La falta de movilidad producto de la pandemia también ha tenido efectos en el estado físico de las personas. La falta de movimiento y el teletrabajo puede llevar a un dolor cervical, el que se puede producir entre músculos, nervios, huesos, articulaciones y vértebras.
Esta molestia puede ser notoria cuando limita la movilidad del cuello, presenta hormigueo, cefaleas, mareos, entumecimiento y debilidad en las extremidades superiores. Es un dolor que suele ser común en todas las personas, pero cuando es constante y fuerte, se recomienda acudir a un médico especialista.
Hay medicamentos antiinflamatorios que pueden aliviar los malestares, como Celecoxib, además de cambios en la rutina y hacer pausas y estiramientos.
Estos fármacos también pueden ayudar a quienes buscan retomar las actividades deportivas y ejercicio, quienes deben hacerlo paulatinamente para evitar lesiones.
Un problema que también se ha acentuado con la pandemia es el dolor crónico, que tiene una alta prevalencia en Chile, afectando a uno de cada tres chilenos. De acuerdo con una investigación de la Asociación Chilena del Estudio del Dolor y Cuidados Paliativos (Ached-CP), un 32% de la población del país padece dolor crónico no oncológico, un 60% presenta dolores moderados y, en el caso de cuadros severos, un 20% mantiene este tipo de dolencia.
Por otro lado, el 44% de las personas que padecen de la enfermedad presentan cuadros de dolor por más de un año 1.
Carolina Rivera, fisiatra y presidenta de la Sociedad Chilena de Medicina Física y de Rehabilitación, SOCHIMFYR, plantea que el dolor puede ser una barrera al momento de establecer rutinas de ejercicios, por ejemplo, para la rehabilitación.
Al respecto, la doctora señala que para disminuir el dolor los pacientes pueden incluso llegar a la automedicación, “para aliviar
instantáneamente el malestar”.
Uno de los medicamentos más usados es el Tramadol (Doloten), analgésico de tipo opioide que actúa sobre el sistema nervioso central y que está indicado para aliviar el dolor actuando sobre las células nerviosas específicas de la médula espinal y el cerebro. En este sentido, se utiliza para el tratamiento del dolor moderado a intenso.
Efectivamente, la invisibilidad y desconocimiento y la falta de acceso (no patología GES) han atentado contra la posibilidad de que las personas puedan acceder a eficaces y oportunos tratamientos disponibles para paliar y controlar el dolor crónico, recurriendo en muchos casos a prácticas riesgosas como la automedicación.
De acuerdo a la publicación “Propuesta de política pública para el manejo del Dolor Crónico Musculoesquelético (DCME) en Chile”, elaborado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, el 32% de la población, es decir, uno de cada tres chilenos, sufre de dolor crónico no oncológico asociado a seis patologías identificadas por la Asociación Chilena del Dolor (ACHED) como las de principal prevalencia en el país: lumbago, osteoartrosis de rodilla, dolor de hombro, osteoartritis de cadera, fibromialgia y dolor miofascial.
La llegada del Covid también ha impulsado la prevalencia del dolor crónico en pacientes que, si bien lograron superar la enfermedad y salir de la UCI, han presentado dolores neuropáticos, de articulaciones o vinculados a molestias en articulaciones, además, secuelas cognitivas y psicológicas, debido al prolongado tiempo que debieron pasar sin movimiento en dicha unidad.



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