Es cantante, líder de Babasónicos, compositor y productor: Adrián Dárgelos es el invitado de esta semana de Caja Negra. Creció en Lanús, provincia de Buenos Aires, y es uno de los máximos referentes de la música en nuestro país.Adrián Dárgelos hace música para mejorar el mundo: “Tenés que encontrarle sentido a lo que hacés para no ser un elemento de la máquina alienante que es el sentido de la vida moderna capitalista. No es que la música cambia el mundo directamente, pero sí empieza a modificar como si fuese un virus en las pequeñas cosmovisiones individuales de la relación que tiene el oyente como individuo con su entorno. Y eso a la larga cambia. Va cambiando las interrelaciones que tiene este individuo con el mundo”.
Sobre el vínculo entre la composición y la juventud, explicó: “Resumiría juventud como inconsciencia y hambre. Inconsciencia en cuanto a la falta de especulación. Y hambre. Lo que pasa es que no tuve la suficiente hambre como para ir a trabajar al principio. Yo renuncié al mundo formal y a las expectativas de mis padres, muy joven. Y de última, me impulsó un resentimiento de clase y una enorme ansia a defraudar las expectativas, digo defraudar lo que se había depositado como herencia en mí, como querer que fuese, no sé, un profesional que los ponga orgullosos a ellos”.”Hay algo todavía mágico de los shows. Babasónicos sostiene y piensa que el show es un espectáculo. Pero más allá, porque nosotros, al intervenir en la escena musical en la década de los 90 era lo que había que aportar después de la escena de los 80 de la música. Que lo que vos veías decias ‘que bueno, qué bueno que llegaron arriba del escenario’. Era muy pobre la infraestructura que los rodeaba, porque la tecnología no había llegado. En los 90, nosotros lo que queríamos diferenciarnos de lo que todo lo que habíamos visto en la época de los 80. Queríamos traer con nosotros ese cambio generacional… el criterio de que el planteamiento no es simplemente una lista de canciones pensadas al azar arbitrariamente, sino que el show es un guión de un espectáculo que tiende a la sorpresa, que quiere acaparar tu atención para manipularla. Controlar este flujo de atención, lograr la catarsis y entregarte una noche única, un momento formidable”, reflexionó sobre los shows.
Después de hacer un análisis sobre cómo vive su vida y que no “funciona en la normalidad del día a día”, sostuvo que seguramente hay filósofos que lo investigaron pero que no quiere nombrar autores: “Detesto el esnobismo cultural. La estetización es un proceso que surge a través de tu condición de finitud y tu miedo o aceptación con la muerte”.Si vamos a la caja negra de su vida, ¿cuál es el momento que encuentra?: “Crecí hasta la adolescencia sin saber que iba a ser músico. Pensaba que no tenía lugar en la sociedad. Yo cuando les explicaba a mis padres que componía música, me dijeron que cualquier chico podía hacer eso. Nunca supe que iba a ser músico. Me parecía imposible, quizás. Yo sentí que cuando firmamos el contrato con Sony, el primero, que éramos unos embaucadores. Teníamos que entregar un disco en tres meses, armar una banda, generar todo eso. Ahí debe haber nacido Dárgelos. Yo ya lo usaba como seudónimo para escribir poesía”.
