Cuenta regresiva para el carnaval más riesgoso de la historia



Pagana por antonomasia, “la fiesta de la carnalidad”, previa a la Cuaresma, da lugar a los placeres pero también a una serie infinita de tentaciones, pecados… y peligros.Raro, muy raro, ha sido el caso de un carnaval con saldo blanco. Entre los tumultos y el consumo de alcohol, los demonios se desatan hasta traspasar todo límite. Ya vendrá el Miércoles de Ceniza (el 3 de marzo) para arrepentirnos e iniciar los 40 días en que el credo católico prohíbe los pecados de la carne y, así, honrar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo; la Semana Santa, del 5 al 11 de abril.Pasado mañana comienzan las fiestas de carnaval para culminar el próximo martes 1 de marzo. Son fechas marcadas a nivel global aunque, como ayer declaró a los medios el alcalde Luis Guillermo Benítez, la mayoría de los carnavales del mundo han sido cancelados (incluso el más famoso del orbe, el de Río de Janeiro, y todos los de Brasil), por lo que, según su cálculo, el turismo que gusta de estos festejos se dejará venir, desde los más diversos países, a Mazatlán en los próximos días.Ayer el secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, en la conferencia semanera (el gobernador Rubén Rocha Moya viajó a CDMX para reprogramar la gira presidencial a la presa Santa María), anunció no uno, sino dos fuertes operativos de seguridad para el carnaval: el policiaco y el sanitario.Cierto es que el júbilo define, por encima de todo, a esta festividad en Mazatlán, dado el carácter bullanguero de los marismeños. Hace décadas cambiaron al Rey Feo por el Rey de la Alegría, bajo un innegable precepto: “En Mazatlán no hay gente fea”.Nadie puede negar, espero, que el intenso movimiento carnavalesco brinde lugar para la comisión de actos ilícitos, incluidos los más graves, como son los homicidios.En un carnaval de Mazatlán, el líder campesino conocido como el Gitano asesinó en 1944 al entonces gobernador Rodolfo T. Loaiza. Fue en pleno baile de gala de estos festejos que, por cierto, mucho le deben a Loaiza, quien sentó las bases para su despegue internacional. A don Rodolfo le encantaban los carnavales, era “farandulero”, como dice ahora la plebada para referirse a los fiesteros.Un domingo de carnaval, el de 2002, en plena Zona Dorada de Mazatlán, elementos de la Policía Ministerial abrieron fuego contra el capo más poderoso de aquellos tiempos, Ramón Arellano Félix, hasta acabar con su vida al filo de una banqueta. El hecho significó el principio del fin del dominio criminal de los hermanos Arellano. El mayor de ellos, Francisco, hizo antes su aporte legendario al “robarse” a la reina del Carnaval en 1990, Rocío del Carmen, quien era novia de un joven de apellido Coppel y acababa de ser coronada.La violencia ha acompañado al Carnaval de Mazatlán en muchos sentidos a la largo de la historia.A su edición 2022 se agrega, por si hiciera falta, el riesgo sanitario, en medio de la cuarta ola de covid-19.El secretario de Salud, Héctor Melesio Cuen Ojeda, llamó a quien decida acudir al carnaval, a hacerlo con responsabilidad y riguroso acatamiento a las medidas sanitarias.Más radical fue el director del Hospital General de Mazatlán, doctor Carlos Leonel Verdugo, quien el 18 de enero declaró que su recomendación a la población es una sola: no asistir.Ayer, la presidenta de la Comisión de Salud del Congreso, diputada Viridiana Camacho, exhortó tanto al gobierno como a la sociedad a dar su máximo esfuerzo para que no haya consecuencias que lamentar.Personalmente, nos quedamos con lo declarado a EL DEBATE el domingo por el obispo de la diócesis de Mazatlán, monseñor Mario Espinosa Contreras:“Solo nos queda pedir a Dios que todo salga bien”. Así sea.



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