Filo.explica│A 30 años del atentado a la Embajada de Israel


El 17 de marzo de 1992, a las 14.50, una camioneta Ford F-100 cargada con explosivos impactó contra el frente del edificio de la Embajada de Israel, ubicado en Arroyo 910 y 916 de la ciudad de Buenos Aires.Apenas ocurrió el atentado, los ojos de la opinión pública se posaron sobre el entonces presidente Carlos Menem, que pocos meses antes había tomado partido en la Guerra del Golfo con el envío de naves de apoyo al gobierno estadounidense. ¿Fue por ese gesto que se produjo el atentado? Durante el gobierno de Menem, la investigación sobre el atentado estuvo a cargo de la Corte Suprema de Justicia, con la colaboración de las fuerzas de seguridad y de agentes de inteligencia. ¿Qué avances se hicieron? NINGUNO. Nunca hubo ni un detenido ni un sospechoso ni nada. No se pudo determinar de dónde salieron los explosivos ni quién compró la camioneta. Nada. El único imputado, contra quien jamás se encontró ninguna prueba, fue el jefe de operaciones militares del grupo terrorista Hezbollah, Imad Mughniyeh, que murió en 2008 en Siria. La pobre investigación fue grave no solo por la impunidad que significa de por sí, sino porque, de alguna manera, dejó la puerta abierta para el ataque contra la sede de la AMIA, que ocurrió dos años después. La modalidad fue muy parecida. Se compró una camioneta con documento falso, se armó el vehículo en un lugar desconocido, se lo dejó en estacionamientos cercanos al objetivo y finalmente alguien retiró los vehículos unos minutos antes de los atentados. Mientras en la AMIA quedó claro que hubo un chofer suicida, en el caso de la Embajada… no se sabe.Entre las víctimas fatales del atentado a la Embajada de Israel había tres albañiles, dos plomeros, un taxista que circulaba por la calle Arroyo, tres peatones, nueve empleados y funcionarios de la embajada, un sacerdote y tres personas que se alojaban en el Hogar para ancianos San Francisco de Asís. Además, el atentado dejó cientos de sobrevivientes, y de historias. Durante estas tres décadas, cada año, familiares de las víctimas y sobrevivientes realizan un acto para mantener viva la memoria. Se cumplen treinta años del primer atentado terrorista de la historia argentina. Esa tarde perdieron la vida 22 personas. Hoy, tres décadas después, sus familiares siguen reclamando justicia. 
 



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