crónica de una infamia en Culiacán

Sinaloa.- El colgajo de piel se observa a contraluz en un cuerpo que se retuerce. El suyo es un rostro sin facciones que clama y pide ayuda. El muñón en carne viva expone el colgajo que bailotea al aire.“Aaay, amá… amá, ayúdame…”, se escucha. Quien se queja y clama ayuda es la Chepina. El joven al que amputaron una mano y lo marcaron como animal de ganadería la madrugada del domingo en la colonia Miguel de la Madrid, en Culiacán. La historia Dos días después la sangre de la Chepina continúa afuera de la tienda de conveniencia en el fraccionamiento La Providencia. Seco el fluido pero fresca la imagen. El joven retorciéndose y clamando ayuda. Acuclillado frente al estacionamiento en la orfandad de su desgracia.“La verdad sí es un abuso lo que le hicieron”, expresa una empleada de uno de los tantos negocios que pueblan el sector.Leer más: ¡Por poco! Joven queda al borde del abismo tras chocar con su auto en Culiacán, SinaloaLa Chepina. Así se le conoce. No hay un nombre. Solo un apócope para designar a quien se gana el taco acomidiéndose entre los vendedores. “Él no le hace daño a nadie… y robando, menos”, comenta la dependiente.El sol de primavera cae en fuego líquido y en la acera se observa la sangre renegrida. Los trazos a brocha gorda de un lamento escrito con un muñón sangrante en el piso de la tienda.“La Chepina es una persona que se dedica a barrer aquí, en el mercado de abastos, la birriería…”, agrega.A un kilómetro y medio de distancia su rastro se pierde entre los escombros de la calle Guasave. Junto a una barda perimetral, su sangre ya no es más que grumos de la tierra.La Guasave es una calle que desemboca en la calzada Heroico Colegio Militar al sur de Culiacán, donde el escombro y la basura ocultan los rastros de la muerte. En ese espacio donde los cenotafios sugieren un lugar sin ley, la Chepina vio su suerte.Las imágenes que circulan en la red describen lo que ahí vivió. En uno de los tantos lugares olvidados de Culiacán le cercenaron una mano y lo marcaron a hierro vivo. Y lo abandonaron con el colgajo de piel en el muñón a carne viva y el mensaje equívoco tatuado a hierro candente en el rostro de su orfandad.“No creo que haya robado porque quien sea le da sus 20 pesos, su coca, su comida…”, continúa la muchacha.La Chepina es conocido en La Providencia y el mercado de abastos. Ahí se granjea el taco. Se comide con la escoba o con el lavado de carros en los negocios de aquel sector. Los que lo conocen dicen que es de trato inofensivo.Sufre algún problema de índole psicológico pero aun así es de una mansedumbre que no le alcanza para cometer algún delito que lo haga merecedor del castigo al que fue sometido.“No es una persona que traiga pistola. No trae cuchillo, no trae nada de eso como para decir que anda robando”, dice la joven.Las sangre de la Chepina renegrida a la intemperie en la acera de la tienda, revive las imágenes reproducidas hasta la saciedad en las redes.La esencia de la Chepina se difumina en los trazos a brocha gorda con su sangre en la acera de la tienda y en los grumos que forman el barrial de la calle Guasave, donde lo mutilaron.Leer más: Arden durmientes férreos a un costado del Eje Federalismo, en CuliacánLa joven guarda silencio. Respira honda y clava la vista al lugar donde fue encontrado. “Se pasaron de lanza, la verdad. Eso no se hace…” VIDEO: Ballena casi aplasta lancha de turistas en Bahía de Banderas



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