La inflación en tiempos del cólera



Con la pandemia y la inflación, estamos viviendo el peor de los mundos. Chile cerró el 2021 con una inflación que alcanzó el 7,2%, la más alta en 14 años. Sin embargo, el sueldo mínimo es de 350 mil pesos, y para trabajar hay que desplazarse, para lo cual el desembolso puede llegar a 1.500 pesos diarios o más.
La mayoría de la población en Chile se encuentra con una ola de angustia al comprar en los supermercados, ir a echar bencina o al desembolsar dinero para un kilo de pan. Para muchos ya es un lujo un bistec, lavar la ropa o incluso una simple comida vegetariana, ni hablar de darse un gusto con la familia.
Antes, cuando subía el kilo de pan, era noticia a nivel nacional; hoy, su precio ya está sobre $1.650 y nadie se sorprende, la bencina en $1.105 y el transporte está en las nubes, recordemos que uno de los motivos inmediatos del estallido social del 2019, fue el aumento en $30 del metro. Gran porcentaje del sueldo se va en este ítem, tomando en cuenta que vivir en la periferia de Santiago o en las grandes ciudades de Chile significa largos desplazamientos.
Desgraciadamente, esta realidad parece lejana para ciertas autoridades –las antiguas y las nuevas–. Revuelo causó en 2019, cuando el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, llamó a “madrugar” para ahorrar en el metro. O cuando un noticiero de televisión encuestó a diputados sobre si sabían cuánto costaba el pasaje del metro; ninguno acertó.
Esta lastimosa percepción de quienes ostentan la autoridad para fijar precios, armar una canasta familiar o evitar monopolios, como del confort o de los pollos, habla no solo de una desconexión, sino también del olvido de para quién se gobierna o para qué son las políticas públicas.
Cuando ya van más de 50 mil muertes por el coronavirus y un descalabro en la generación de empleo, es importante saber cuánto vale un huevo. Nuestras nuevas autoridades tienen la palabra, gobernar es conocer…

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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