La trinchera chilena que resguarda la biodiversidad



Si bien el concepto de trinchera es frecuentemente para los conflictos bélicos, y se entiende como un surco que los soldados realizan en la tierra con el objetivo de protegerse de los ataques enemigos, es también un punto de defensa que delimita el frente de batalla, es decir, detrás de ella sigue siendo territorio seguro.
Y es en ese ámbito que quiero referirme en esta columna al concepto de trinchera. Nuestro querido sur es la trinchera natural en el país en el combate contra el cambio climático, dado que gran parte del territorio ha sido reconocido como zona vulnerable (Hotspot), en materia de conservación de la biodiversidad, debido a los cambios medioambientales. Estos, se refieren a zonas con gran cantidad de plantas y vertebrados endémicos en las cuales el hábitat natural (vegetación primaria) puede ser fuertemente impactado por el fenómeno global.
En Chile están presentes dos de un total de 34 hotspots de biodiversidad a nivel mundial: uno de ellos se encuentra en zonas de clima mediterráneo y templado (bosques chilenos de lluvias de invierno-valdiviano) y el otro corresponde a una porción del hotspot de los Andes Tropicales. Según datos del Ministerio del Medio Ambiente en 2020, al menos el 17% de las zonas terrestres y de aguas continentales y el 10% de las zonas marinas y costeras del país, especialmente aquellas de particular importancia para la diversidad biológica y ecosistemas, se conservan por medio de sistemas de áreas protegidas, administradas de manera eficaz y equitativa, que están integradas en los paisajes terrestres y marinos más amplios.
Los avances son insuficientes y el desafío que nos hemos impuesto desde la Ruta Lagos y Volcanes (RLV) es trabajar de manera articulada, entre entidades públicas y privadas, para potenciar el turismo a través de buenas prácticas, como el turismo sustentable, preservación del medioambiente, desarrollo de innovaciones sustentables, entre otras cosas.
Una de estas iniciativas que se ha impulsado desde la RLV en el último tiempo, es el Índice de Saturación de Destinos, una herramienta que está llamada a transformarse en política pública, que mide el nivel de saturación en zonas turísticas, donde puede peligrar el cuidado del medioambiente y la calidad de vida local producto del aumento de turistas. La iniciativa ya se está ejecutando la Región de Los Ríos (Siete Lagos) y dada la consistencia de sus resultados y la aceptación de la comunidad, se está trabajando en aplicar este mismo índice en Los Lagos (Lago Llanquihue) y La Araucanía (Araucanía Lacustre), donde ya se generó una mesa de trabajo entre los municipios y servicios públicos relacionados.
El llamado es a cuidar nuestro ecosistema y defenderlo en todo momento. Por nuestro lado, estaremos dentro de la trinchera buscando impulsar políticas y proyectos que preserven el sur de Chile.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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