Plinto: cuando la ciudad nos ofrece una oportunidad creativa para encontrarnos



El proceso constituyente en Chile no ha terminado, todavía nos encontramos en la búsqueda de nuestro relato común. En general, los debates colectivos de este tipo gestan inusitadas preguntas sobre los retratos culturales de las comunidades políticas, las que implican a su vez ensayar diversas posibilidades de respuesta, buscar cauces por donde responder y reparar los sentidos agrietados.   
A tres años del estallido social, el cisma más importante de nuestra historia reciente, las respuestas son múltiples, se han ensayado caminos rechazados, han emergido otros buscando el consenso común, el debate sigue abierto, nadie todavía tiene la última palabra. Y enhorabuena, profundizar la conversación democrática debería ser el principal aliciente en el actual momento histórico del país. No cerrar debates sino que abrir la democracia. 
Precisamente, en esta trama histórica de tensiones y debates, un lugar que ha sido escenario y contexto del desarrollo cotidiano de estos vaivenes ha sido Plaza Baquedano/Italia/Dignidad, y más específicamente el monumento y el plinto emplazado en medio de esta rotonda, que es crucial entre los hitos urbanos de la ciudad y el país.  
Un elemento que ha estado permanentemente lleno y saturado en los últimos tres años, hoy se encuentra vacío, disponible en lo material pero también en lo discursivo. Esa condición vacante es la manifestación espacial de un debate abierto y en construcción. Ahora bien, para que esos diálogos encuentren caminos comunes es fundamental darle coherencia y sistematicidad a la operación. Un plinto vacío puede ser prueba de una grieta irresuelta, que solo otorga tensiones, si no se actúa bajo procedimientos que reúnan a múltiples actores, incluida la ciudadanía, pero que a la vez sean de algún modo institucionalizados.
En otros lugares del mundo los plintos vacíos han sido una oportunidad. Por ejemplo, en Bristol, luego de derribarse la estatua del esclavista Edward Colston en el contexto del movimiento Black Lives Matters, la municipalidad no solo hizo una consulta pública sobre el futuro de la estatua derribada, sino que además creó una comisión denominada Bristol History Commission, cuyo objetivo es proponer y recomendar iniciativas sobre memoria pública e historia en la ciudad. Otro ejemplo de Gran Bretaña es el de la Royal Society of Arts que diseñó, en 1998, un proyecto artístico y urbanístico denominado The Fourth Plint, cuyo objetivo es utilizar uno de los plintos de la icónica Trafalgar Square a través de la exposición transitoria de esculturas y monumentos de artistas contemporáneos, generando un debate vivo donde la ciudadanía londinense puede conocer y preguntarse por su historia y su devenir. Y recientemente en Chicago, Estados Unidos, producto del debate en torno a la desmonumentalización, se ha creado un comité compuesto por ciudadanos y diferentes actores para catastrar los monumentos y proponer remociones y/o acciones de arte público mediante la iniciativa del Chicago Monuments Project.   
Así, creemos que es factible pensar nuestro plinto mediante modalidades creativas que en su transitoriedad permitan el debate público, diseñar programaciones determinadas bajo altos estándares y con participación ciudadana. Hacer del plinto vacío un espacio de encuentro y discusión democrática mediante el arte, la historia, el urbanismo y la arquitectura.    
Es apremiante construir una iniciativa ciudadana que convoque a múltiples actores, que abra el debate y los consensos, pero principalmente los quehaceres y las propuestas sobre el futuro de este hito urbano. Sabemos que hay proyectos diseñados para este espacio, que podrían rescatarse como instancias para retomar el diálogo y promover que las instituciones públicas asuman un rol fundamental en facilitar procesos creativos y participativos con diversas comunidades, académicos, museos, artistas y otras instancias ciudadanas. 

A tres años del estallido social, hay muchos relatos que aún están abiertos, cuestionamientos, proyectos rechazados, otros tensionados, pero también muchos encuentros fértiles de creación y discusión que se han sostenido en el tiempo. El plinto de Baquedano es en algún sentido representante de esos vaivenes. Abramos este plinto para convocarnos y encontrarnos en la ciudad, un plinto que reciba transitoriamente esculturas, monumentos y otras operaciones para conversar sobre la historia y el futuro de nuestro país. 
Magdalena Novoa, Monumentos Incómodos y Académica Universidad de Illinois.
Ivette Quezada, Monumentos Incómodos y Fundación Aldea.
Daniela Morales, Monumentos Incómodos. Doctoranda en Planificación Territorial, Universidad de Illinois.
Soledad Díaz, Monumentos Incómodos y Fundación Aldea.
Cristóbal Bianchi, Monumentos Incómodos y Académico Universidad de Chile.
Claudio Alvarado Lincopi, Monumentos Incómodos y Doctor (c) Arquitectura y Estudios Urbanos, PUC.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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