La innovación de las metodologías académicas en la formación de profesionales, debiera ser el horizonte de las universidades, institutos de educación superior y centros de desarrollo profesional para el mejor desempeño profesional de las y los estudiantes de nuestras escuelas.
Para ello debemos desarrollar un modelo de formación con iniciativas pedagógicas innovadoras, vinculadas con las comunidades, que cambie el formato vertical y obsoleto por relaciones horizontales dónde se valora y fortalece el diálogo y el encuentro de saberes como herramientas relevantes del aprendizaje.
Creemos fundamental el conocimiento y vínculo temprano de las y los estudiantes con los territorios, barrios y sus comunidades, que serán con quienes interactúan durante varios años de su formación profesional, en el marco del Programa de Intervención Comunitaria que ya cumplió 10 años.
Gracias a esta labor, el encuentro entre las funciones de Docencia y de Vinculación con el Medio reporta beneficios al desarrollo local y regional, en la medida que esta se realiza de manera orgánica, sistemática, permanente y resguardando que sea de mutuo interés, para la academia y para el desarrollo de las comunidades, es decir bidireccional.
La academia debe y puede apuntar a que las y los estudiantes se vinculen con la realidad social y su contexto para que desarrollen capacidades profesionales orientadas a articular aprendizajes, dialogar y construir nuevos saberes en conjunto.
El desafío es aprender a trabajar para incidir en la realidad y co-construir junto a las comunidades las oportunidades de mejorar las condiciones de vida de las personas, junto con desarrollar en las y los estudiantes, la capacidad de trabajo profesional e integral. Así la sociedad avanzará en la formación de profesionales comprometidos con la realidad, dialogantes, respetuosos de los saberes, para el progreso del país.
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